El gran salto de la Carpintería Luis Ortiz
Mudarse a unas grandes instalaciones con exposición es el resultado del empeño de Luis Ortiz, un emprendedor de Solórzano que ha transformado el pequeño taller que su padre –también Luis– tenía bajo su casa, en una empresa de carpintería que da empleo a una treintena de personas. En 1996, dos años después de heredarlo, Ortiz se lo llevó a Gama y allí esperó la oportunidad de dar el salto. Así lo ha hecho ahora, como consecuencia natural del crecimiento de la producción y de la plantilla. Por fin va a poder disponer de una planta de fabricación y de un espacio de exposición amplio y luminoso, para mostrar sus productos.
Elegir la localidad de Anero para instalarse responde a su predilección por esta zona, bien comunicada con Santander y el resto de la provincia por su proximidad con la salida 194 de la autovía hacia Bilbao. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de su clientela procede de Cantabria y del País Vasco.
Las obras comenzaron hace tres años y, aunque las naves tomaron forma muy rápido, aún se ultiman detalles de la infraestructura interna. Hasta el momento, en la construcción se han invertido cerca de 2,4 millones de euros (unos 400 millones de pesetas) sin incluir la maquinaria, que representa al menos 150 millones de pesetas más, ya que Ortiz ha adquirido herramientas tecnológicamente muy avanzadas y un potente sistema de aspiración del polvo y las virutas de madera hasta un silo ubicado en el exterior, desde donde se descarga a los camiones.
La fábrica en un pabellón y la exposición en el otro
Para Luis Ortiz el significado de cambiar de instalaciones es mejorar “en servicio, calidad de los productos, comodidad del personal…”. Si todo marcha bien, la próxima primavera ya estarán instalados en los dos pabellones de más de 2.000 m2 de superficie que ha levantado sobre esta parcela de unos 18.000 m2 en Anero.
La nave delantera albergará el almacén y las dependencias de los empleados, que aumentarán cuando se cuantifiquen las necesidades concretas de las nuevas instalaciones. Para ellos se han diseñado oficinas, vestuarios, salas de reuniones y un dispensario sanitario. Algunos, como los siete administrativos, no sólo ganarán espacio, también mejorarán sus condiciones laborales, alejados de los ruidos del taller. No obstante, la finalidad principal de la primera nave que se divisa desde la carretera es exhibir los productos que fabrican para viviendas particulares o promotoras.
La nave posterior será de fabricación. La maquinaria ocupará la planta baja –con un puente grúa de carga y descarga del material– y un taller de montaje situado en la planta superior. Este área se va a potenciar con más empleados, en realidad, empleadas, ya que la experiencia le ha demostrado a Ortiz que las mujeres son especialmente habilidosas para el ensamblaje manual de las piezas.
Productos acabados
Carpintería Luis Ortiz no sólo va a cambiar los 1.500 m2 de su actual sede de Gama por los 4.500 que le esperan en Anero, también variará su concepto de negocio. El nuevo enfoque pasa por mejorar la atención a profesionales y particulares, auténticos destinatarios de sus ventanas, puertas, tarimas, escaleras o armarios empotrados. Eso no significa que vaya a olvidarse de sus clientes por excelencia, las constructoras, pero sí que se valorará la calidad por encima de cualquier otro aspecto.
La nota distintiva que Luis Ortiz destaca de su negocio es la entrega al cliente del producto totalmente acabado. Esta característica se pone de manifiesto en las ventanas, que se entregan con los vidrios, la cajonera, la persiana, el barnizado y hasta el montaje. El hecho de comercializar también ventanas de aluminio, pvc y poliuretano les permite cubrir una gama muy amplia.
Con más de cincuenta años de historia a sus espaldas, la Carpintería Luis Ortiz ha demostrado que el empeño personal es motor del éxito. Lo fue para lograr las certificaciones de calidad y medio ambiente; también para diversificar los procesos de trabajo y ahora para disponer de los locales que siempre ambicionó.
