El Gobierno nacional secunda a Cantabria en la TDT por satélite

Las fases de implantación de la TDT se van cumpliendo a rajatabla lo que, sin embargo, no despeja las incertidumbres. El despliegue ha puesto en evidencia algunos problemas, como la mala calidad de la señal en muchos lugares, en parte como consecuencia de las emisiones de televisiones ilegales, que perturban el espacio radioeléctrico y no acaban de ser erradicadas. El otro problema es que no existe la seguridad de llegar a dar cobertura al pequeño porcentaje de poblaciones al que aún no ha llegado la TDT.
El objetivo parece sencillo pero no lo es: En abril de 2010, cuando desaparezcan las emisiones analógicas, las televisiones privadas deberán alcanzar al 96% de la población y las públicas al 98%, la misma cobertura que tiene la tecnología analógica, para que nadie de los que ahora ven la tele se quede sin señal, pero para alcanzar estos últimos objetivos, cubriendo las zonas de sombra que aún restan en una miriada de pequeños valles rurales, se necesita un despliegue de repetidores desproporcionado para la población que se servirá de ellos.
El problema ha resultado evidente con la digitalización de Soria. El Gobierno ya daba por descontado que en unas 80 viviendas donde nunca se ha llegado a ver la televisión analógica tampoco vería la digital, porque evitarlo en algunos casos obligaría a la sinrazón de tener que instalar un repetidor por hogar. Lo que no contaba es con que 110 de los hogares que anteriormente veían la televisión se han quedado en blanco al producirse el apagón analógico. Ni captan la nueva señal, ni tienen la posibilidad de conectar con la anterior, ya desaparecida. Y, mientras que quienes nunca han podido ver la televisión no plantean mayores conflictos, los que la veían y ahora tienen en su salón un cajón electrónico inservible han dejado patente su enorme enfado.
El Gobierno parece perfectamente consciente de que por pequeños que sean los colectivos afectados, no se puede permitir un malestar semejante en cada una de las provincias del país y ha buscado alternativas, implicando en ello a Abertis. La compañía ha encontrado una solución de urgencia, con la conexión de los vecinos afectados directamente al satélite Hispasat, para lo cual les ha regalado una antena parabólica y un decodificador adaptado a una señal que está preparada para enlazar con los reemisores y no con los receptores domésticos.
Cantabria, una de las regiones con más núcleos diseminados, fue consciente muy pronto del problema que se podía plantear al dejar a muchas familias sin televisión y decidió complementar el despliegue terrestre con la contratación de un sistema por satélite, que le costará cuatro millones de euros y será enlazado por la empresa concesionaria desde una gran antena parabólica que se instalará en el Parque Empresarial Besaya, de Reocín. Una vez repetida la señal desde el satélite, los vecinos de las zonas rurales más inaccesibles de la región podrán captar la TDT enfocando una pequeña parabólica al satélite Astra. Con este procedimiento se acelera y unifica la recepción y, sobre todo, se llega a pequeños valles que, con la tecnología terrestre elegida por el Gobierno central, quedarían excluidos tanto de la nueva tecnología como de la anterior y que en Cantabria suman el 8% de la población, más de 30.000 personas.

Red propia

Cantabria en estos momentos –y antes de la entrada en servicio del sistema por satélite– ha alcanzado una cobertura del 90%, por lo que se encuentra por encima de los objetivos del Plan Técnico Nacional de la TDT que exigía este objetivo para el 31 de diciembre. Eso se ha conseguido por la acción conjunta de la empresa que distribuye la señal de televisión en régimen práctico de monopolio, Abertis Telecom, y, en parte gracias a la red parelela de reemisores que ha creado el propio Gobierno regional, adecuando alguno de los existentes y construyendo otros, en lo que ha empleado 2,2 millones de euros. Pronto dispondrá de doce repetidores propios, ubicados en Valle de Villaverde, Las Presillas (Puente Viesgo), Mirones, La Cavada, Mioño, Comillas, Herrerías, Bejes, Rioturbio, Allende, Cerdigo y Villaescusa, que han colaborado en reducir las zonas de sombra.

Posible conflicto

El hecho de que el Gobierno nacional recurra al servicio del satélite para completar la cobertura dará argumentos a Cantabria para pedir que le sean sufragados parte de los costes que le va a suponer esta doble vía de acceso por ondas terrestres y satelitales. También las televisiones esperan que el Gobierno asuma el sobrecoste que tendrá la doble emisión.
Curiosamente, casi todos estos gastos acabarán en el mismo bolsillo, el de la empresa Abertis, la antigua Retevisión, dado que no solo monopoliza las emisiones terrestres sino que también participa accionarialmente en dos de los tres satélites que por estar orientados hacia nuestro país pueden ser utilizados, el Hispasat y el Eutelsat. Y el encaje de los nuevos planes del Gobierno nacional y los del regional puede que no resulte sencillo, dado que la Administración cántabra adjudicó las emisiones por satélite a otra compañía, SES Astra, lo que ya provocó un desencuentro con Abertis y puede provocar otros más en un futuro inmediato.

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