Edificios
blindados

El calor que produce la calefacción siempre tiende a escaparse al exterior. Un aislamiento deficiente de los inmuebles puede llegar a desperdiciar entre el 20 y el 70% del calor que genera un sistema calefactor. Una pérdida muy gravosa para el bolsillo y para el medio ambiente.
En el mercado aparecen cada vez más sistemas y productos para impermeabilizar y aislar los edificios del frío, el calor y los ruidos. Una de ellos son las placas de yeso laminado en las paredes interiores. Unos paneles de quince milímetros de espesor atornillados a una estructura metálica forman una cámara por la cual discurren todas las tuberías y cables de agua, luz, etc. de la vivienda. Un sistema similar al de los dobles cristales con un acabado perfecto que evitan el frío, el calor y los ruidos y su flexibilidad impide el riesgo de fisuras.
Este sistema nació en Estados Unidos y se introdujo en España hace aproximadamente treinta años. Sus propiedades aislantes lo han convertido en el método idóneo para los cines, donde se multiplica el grosor del tabique mediante placas superpuestas para reforzar el aislamiento acústico de cada sala. Los multicines de El Corte Inglés y de la superficie comercial de Carrefour incorporan este sistema que también se ha instalado en El Casino de Santander tras la reforma. Los tabiques del Museo Reina Sofía y del Guggenheim, todas las paredes blancas del interior del edificio incluyendo las curvadas, también llevan en su interior las placas aislantes de yeso laminado.
Panel de fibra de vidrio

Otro sistema afianzado en el mercado cántabro de la construcción son los paneles de fibra de vidrio de alta densidad colocados en las cámaras de aire del edificio. Este método consigue tres efectos: aísla eficazmente del frío, del calor y del ruido.
La mayor parte de los problemas de aislamiento de una casa provienen, en cualquier caso, de las ventanas y puertas. La calidad, los materiales, la resistencia, el aislamiento térmico y acústico, la durabilidad y como no, el mantenimiento, son los factores que determinan la eficacia. La inversión en una ventana acaba siendo tan importante como el gasto que se hace en un sistema de calefacción. Un edificio con fuerte inercia térmica, que atraiga y acumule el calor, protegido por un buen aislante en su revestimiento exterior, será poco sensible a las variaciones de las temperaturas y asegurará confort y un ahorro de energía durante todo el año.
En general, el PVC y la madera son buenos aislantes térmicos por su conductibilidad térmica extremadamente baja. Pero, lógicamente, el tipo de vidrio montado en la ventana tiene mucha importancia. Un acristalamiento aislante adecuado puede ahorrar hasta un 75% de la energía de calefacción, en comparación con las ventanas antiguas de vidrio sencillo. Del mismo modo, en verano también contribuye a ahorrar en sistema de refrigeración. Todo se debe a la existencia de una cámara de aire que actúa como barrera térmica y al hecho de que las juntas de las ventanas antiguas dejan penetrar el ruido y salir el calor frente a los sistemas y materiales modernos que permiten unos ajustes mucho más eficaces y con ello evitan estas fugas.

La calidad del cristal

Para hacerse una idea de las pérdidas de energía basta señalar que mientras una habitación con ventana de vidrio sencillo requiere 60 litros de fuel oil en la temporada de invierno para mantener la estancia caliente, con vidrio aislante necesitaría sólo la mitad. El consumo se reduce hasta los 14 litros si la estructura está dotada con un vidrio aislante especial. La calidad del cristal determina el grado de condensación de la humedad del aire de la habitación. En las ventanas con vidrios sencillos se suele acumular vapor de agua y escarcha cuando el cristal está demasiado frío, algo que puede evitarse con un perfil de ventana adecuado y un vidrio aislante.
El cristal ideal es aquel que permite bajas pérdidas de calorías en invierno y que a la vez en verano sea una pantalla contra el exceso de radiación solar, sin olvidar la iluminación natural y sin renunciar a las grandes superficies acristaladas.
Los cristales aislantes se componen de dos o más vidrios transparentes entre los que se encuentra una cámara de aire estanca, rellena de un absorbente de humedad en los modelos de más calidad. Una estructura que garantiza la existencia de aire seco entre los dos vidrios. Cuando la calidad del sistema es mediocre, pasados unos meses desde su instalación se produce una condensación en su interior que no se puede eliminar y que aminora el efecto aislante.
En el mercado existen además dobles acristalamientos especiales que permiten que la temperatura de los recintos interiores sea más uniforme. En ellos, la temperatura de la cara interna del cristal es más elevada con lo que se reduce el efecto de pared fría y se minimiza, por tanto, el riesgo de aparición de las condensaciones que con frecuencia empañan ciertos vidrios.
Otros productos más avanzados mejoran aún más la función térmica del cristal al reflejar el calor emitido por la calefacción impidiendo su fuga.

Materiales para ventanas

El plástico y el PVC se han convertido en los materiales por excelencia de las ventanas. Hoy en día las materias plásticas pueden ser más duras y resistentes que el acero con la ventaja de que se pueden fabricar a medida según la aplicación y la forma prevista.
Una pequeña modificación en la constitución molecular de la materia puede provocar grandes cambios en sus propiedades. Por este motivo, los perfiles de PVC de las ventanas no son nunca iguales a los de otro PVC. Mediante estas modificaciones se pueden determinar factores como la resistencia al golpe, el grado de elasticidad e, incluso, la temperatura de reblandecimiento. El plástico de fibra reforzada, por ejemplo, tiene la misma resistencia que el acero pero es cinco veces más ligero.
El PVC o cloruro de polivinilo, material del que hoy en día se construyen la mayoría de las ventanas, sin despreciar el uso de dos materiales nobles como la madera o el aluminio, es una materia termoplástica producida a partir de materias primas naturales, sal y petróleo. Presenta una resistencia muy elevada y es una de las materias más adaptables y económicas. Se utiliza en tuberías, canalones, revestimientos exteriores, tejados, muros cortina, tabiques interiores, ventanas, persianas y contraventanas. Las masa de PVC tiene dos niveles de resistencia al impacto, normal y alto. Cualquiera de ellas, aplicadas a una ventana, permanecen estancas al aire y el agua hasta en las peores tormentas.
De cualquier modo, para el rendimiento óptimo de una ventana de PVC se precisa un montaje adecuado y una correcta unión sin fisuras de ningún tipo a la construcción.

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