Cuna de empresas tecnológicas
Tecnologías con gran proyección en el mercado y profesionales que conjugan formación académica y experiencia. Ambos requisitos han cumplido este año los vencedores del III Concurso de Empresas de Base Tecnológica organizado por Sodercan. Muestra de ello es el proyecto ganador, I-Sensor, obra de tres doctores en Ciencias que trabajan en el Instituto de Física de la Universidad de Cantabria, donde desde hace casi una década participan en un sistema de alineamiento para un detector de partículas del CERN, el famoso centro de investigación de Ginebra.
Al intentar vencer un obstáculo que planteaba su investigación, la radiación que alteraba el detector, se dieron cuenta de que los sensores que existían en el mercado no servían para sus intereses y contactaron con el departamento de electrónica de la Universidad de Stuttgart para desarrollar otros nuevos. Los germanos aportarían los laboratorios y ellos podrían utilizarlos para su estudio y, por qué no, para alineamientos de grandes estructuras como los aceleradores de partículas usados en la investigación básica o los procesos de ensamblaje de los fuselajes de aviones. Además, en combinación con el láser, estos sensores podrían servir para medir desplazamientos, vibraciones o la curvatura de puentes y túneles en obras civiles.
Cuatro años después de decidir que esta tecnología no podía quedarse encerrada en el laboratorio, este grupo de la Universidad de Cantabria ha constituido una empresa para hacerla llegar a industrias y centros investigadores de todo el mundo.
Los sensores, que esperan tener listos este mismo año, están fabricados con silicio amorfo en lugar de cristalino y sus ventajas más evidentes son la precisión, un tamaño mayor que permite cubrir distancias más largas y la resistencia al campo magnético y a la radiación, lo que hace posible su uso en la industria nuclear y en la aerospacial.
Procesado de vídeo
Vista Silicon es otro de los proyectos ganadores. Con este descriptivo nombre, Gilberto Rodríguez, Francisco Alcalá y Marc Castell han bautizado una nueva empresa que utiliza la microelectrónica más avanzada para la compresión, almacenaje y transmisión de video. Todo ello a partir de un algoritmo existente que reduce el tamaño de la secuencia de video hasta cincuenta veces, la misma tecnología en la que se basará la futura televisión a través del móvil y de Internet.
En principio,van a diseñar productos para el mercado de la videovigilancia y, si esta línea de trabajo da resultado, buscarán su oportunidad en otros mercados emergentes que están surgiendo en torno al vídeo, incluido el del entretenimiento, al que pueden ofrecer tecnología de transcodificación, dirigida a homogeneizar los distintos estándares de compresión de vídeo para que interactúen como si fueran uno solo.
Su fortaleza reside en contar con un tecnología propia para el procesado del vídeo, asentada sobre un hardware diseñado por ellos mismos. Otras empresas tienen que hacerlo pero sobre plataformas ya existentes.
El mercado internacional les espera y ya han visitado a posibles clientes de varios países. Haber trabajado durante más de una década en empresas europeas y disponer de una agenda de contactos en el extranjero les va a ayudar a vender sus productos, que estarán preparados a finales de año. Antes, esperan recibir una inyección económica superior a medio millón de euros procedente de varios programas nacionales como Cenit, que subvenciona investigaciones en nanotecnología, y Neotec, complementado con financiación de Sodercan.
A sus promotores, el destino les cruzó primero en Bélgica y, después, en una empresa británica llamada Ensilica, donde trabajaron juntos en el desarrollo de tecnologías similares. Sin embargo, han decidido establecerse en Santander, la ciudad donde Gilberto Rodríguez se crió y estudió la carrera.
Plataformas de sensores para estudiar el agua
Tan importante como innovar es desarrollar una tecnología que ya existe en otros países más avanzados sin tener que salir de Cantabria. Ese es el reto que se ha propuesto Aquasenso, iniciativa surgida de la colaboración entre la consultora cántabra Ecohydros y el Instituto de Física de Cantabria, para fabricar equipos de monitorización y estudio de los ecosistemas acuáticos que ya se usan en Estados Unidos, Australia o Japón.
Adquirir en España uno de estos aparatos resulta caro y su servicio técnico es insuficiente, de modo que fabricarlos aquí permitirá abaratar costes y diseñarlos en función de las necesidades del usuario.
Estos equipos se basan en la integración de sensores y dispositivos, con lo que se consigue la medición permanente y la monitorización de parámetros ambientales en el agua tales como la temperatura, el Ph o la presencia de algas. Con ello se facilita la toma de decisiones por parte de los organismos públicos o de las empresas encargadas de controlar el agua de embalses, ríos o de la propia costa, que serán sus principales usuarios.
Durante este primer trimestre del año, los promotores de la iniciativa constituirán la empresa y se han dado un plazo de medio año para comenzar a operar. Ese será su punto de partida, pero no descartan poner en marcha otras tecnologías.
A pesar de ser biólogos, físicos electrónicos e ingenieros en telecomunicaciones, a los integrantes de Aquasenso, Agustín Monteoliva, Álex Monnà y Jesús Marco de Lucas, no les falta olfato empresarial al afirmar que están ante un sector estratégico, puesto que la calidad del agua es un asunto que cada vez preocupa más.
Teletrabajo
La tecnología puede servir para los más diversos fines, incluso para conciliar familia y trabajo. Intentar que éste no les absorbiera en exceso ha llevado a otros cuatro jóvenes cántabros, dos ingenieros de telecomunicaciones y dos técnicos de sistemas, a idear una solución de teletrabajo.
Primero, investigaron qué herramientas podían ser útiles para lograrlo y, ahora que ya las tienen, sólo les falta convencer a los empresarios de la posibilidad de trabajar desde casa, sin perder productividad ni control sobre sus empleados.
El proceso se inicia con un análisis del tipo de trabajo que realiza la empresa y de los puestos que podrían aplicar un sistema de teletrabajo para después traducirlo en tecnologías de datos, voz e imagen.
El objetivo es que el trabajador pueda disponer en su ordenador, en la PDA o en cualquier otro equipo externo, de todas las conexiones de la empresa, ya sean archivos en red, imágenes procedentes de cámaras de vigilancia o incluso la propia extensión telefónica que utiliza en la oficina, una vez convertida a versión IP (el protocolo de Internet).
Así, el trabajador puede utilizar desde su casa y con un solo equipo todas las tecnologías necesarias para estar informado, comunicarse y hacer gestiones –servidor de datos, centralita, sistema de gestión de clientes, etc.– con toda seguridad. A su vez, la empresa mantiene el control, ya que puede saber incluso las horas a las que su empleado se conecta a Internet.
Las tecnologías de conexión remota no constituyen ninguna novedad pero, hasta ahora, ninguna compañía se había dedicado en exclusiva a apoyar a las empresas en la implantación de una plataforma hecha sobre software libre a medida de sus necesidades.
En mayo del año pasado constituyeron la empresa Arcanos Intercom y, a punto de obtener resultados, buscan ahora aplicaciones concretas a estas herramientas de teletrabajo en la incorporación laboral de mujeres embarazadas o de personas con discapacidades físicas. Y es que están convencidos de que no resta mucho tiempo para que la separación entre el puesto de trabajo y su ubicación física sea un hecho.