Cierra Coyman, fabricante de máquinas cableadoras

Cambiar de propietario no le ha sentado nada bien a la empresa Coyman, una firma de Gajano especializada en la construcción de máquinas para la fabricación de cables que, tan sólo dos años después de ser adquirida por la empresa alemana Queins, se ha visto abocada al cierre, un desenlace en el que también ha jugado un papel importante tanto la competencia de los países del Este como la falta de acierto en la estrategia empresarial seguida por la empresa cántabra.

Un origen cooperativista

Coyman fue creada en 1982 por ocho trabajadores de los talleres Barea, de Maliaño, que tras el cierre de su empresa decidieron formar una sociedad anónima laboral para continuar la misma actividad que realizaban en su antiguo centro de trabajo: la construcción de maquinaria para la fabricación de cables. Para dar salida a su producción, los cooperativistas entraron en contacto con la firma alemana Queins, dedicada a la distribución de máquinas cableadoras, tanto nuevas como reacondicionadas. Las máquinas construidas en Gajano eran llevadas a las instalaciones de Queins en la localidad alemana de Monschau, desde donde se distribuían a diversos mercados internacionales.
La actividad de la cooperativa se complementó a finales de los ochenta con trabajos de mantenimiento industrial para las empresas locales, y la plantilla aumentó hasta los quince trabajadores. La comercialización de sus productos también se había diversificado y la empresa de Gajano llegó a contar con otro distribuidor belga. En 1991 Coyman abandonaba el formato cooperativo para transformarse en sociedad limitada.
El boom económico de los países asiáticos, donde Queins supo aprovechar la ocasión para abrir nuevos mercados, se tradujo en una época de bonanza para Coyman, a la vez que acentuaba su dependencia de la empresa alemana, para la que terminó trabajando en exclusiva. A finales de los años noventa, la plantilla alcanzaba ya los treinta trabajadores, con una facturación que se elevó en el año 2000 a 600 millones de pesetas.
La crisis del mercado asiático obligó a Queins a replegarse hacia mercados maduros como el europeo, que demandaba muchas menos máquinas. Además, la firma alemana había comenzado también a abastecerse de cableadoras en algunos países del Este de Europa. La consecuencia para Coyman fue una caída de ventas que, ante el oscuro panorama, impulsó a los socios fundadores a ofrecer a Queins que se hiciera cargo de la empresa. En 2001, se produjo la venta de la factoría de Gajano a la firma alemana, reservándose los socios primitivos una pequeña presencia en el accionariado.

La competencia de países del Este

El cambio de gerencia no bastó para evitar el progresivo declive de Coyman, incapaz de competir en costes con la emergente industria de países como Polonia, Hungría o Chequia, donde los bajos salarios permiten construir las mismas máquinas por un precio hasta tres veces menor.
La caída de ventas en los últimos meses había provocado un progresivo endeudamiento de la empresa cántabra y la propuesta de Queins para hacer una aportación de capital como medida alternativa al cierre no fue secundada por los socios minoritarios españoles. Ni la reducción de jornada ni los despidos de parte de la plantilla consiguieron cambiar la deriva de la empresa, que ha culminado con su cierre a finales de septiembre.
La razón esgrimida por la dirección del grupo para justificar esta decisión ha sido la drástica caída del mercado internacional causada por la guerra de Irak, una situación de inestabilidad que habría afectado particularmente a firmas como la de Gajano, que exportaba la práctica totalidad de su producción.
Aunque la estructura de costes y la situación financiera de Coyman hacían al parecer inviable su continuidad, la cualificación y el conocimiento técnico de su plantilla son muy valoradas por Queins que, al anunciar el cierre a los trabajadores, les ha animado a constituirse de nuevo en cooperativa para continuar construyendo las mismas máquinas que venían fabricando hasta ahora, y para las que sin embargo, la firma alemana no ha sabido encontrar acomodo en el mercado.
Con esta vuelta a los orígenes, los operarios se verían obligados a reducir sustancialmente sus remuneraciones con respecto a la situación actual, y la firma alemana da a entender que volvería a utilizar a la empresa cántabra como proveedor, eso sí, con unos costes por máquina mucho más baratos que los que tenía mientras ha sido empresa del grupo.
La propuesta no es probable que prospere, ya que los trabajadores cualificados de Coyman tienen una fácil inserción en otras empresas, donde son muy valorados. Por su parte, Queins se resarcirá de la pérdida de su inversión gracias al extenso archivo técnico que se lleva, acumulado en más de dos décadas de trabajo. Planos de las máquinas cableadoras desarrolladas en la oficina técnica de Gajano, que seguramente serán utilizados en alguna de las fábricas de la Europa del Este que han sustituido a Coyman como abastecedoras de la firma germana.

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