Cantabria se mantiene en el nivel medio-bajo de competitividad regional, aunque adelanta a Galicia

El Colegio de Economistas presenta el informe correspondiente a 2020 en la Cámara de Comercio de Cantabria

Santander, 24 de enero de 2022.- El último Índice de Competitividad de Regional (ICREG) de Cantabria, referido al año 2020, no experimentó cambios significativos respecto a 2019. No obstante y aun manteniendo el nivel competitivo “Medio-Bajo”, escaló una posición (a la novena), en detrimento de Galicia, cuyo ICREG cayó.

Las caídas en el índice cántabro referidas a: entorno económico (eje 1), mercado de trabajo (eje 2) y eficiencia empresarial (eje 6), se compensaron con las mejoras en capital humano (eje 3), entorno institucional (eje 4) e innovación (eje 7).

Estos son los principales resultados referidos a nuestra comunidad autónomas que recoge el denominado Informe de la Competitividad Regional en España 2020: Una aproximación a la incidencia del COVID-19 en la competitividad regional, elaborado por el Consejo General de Economistas de España y que en su quinta edición recoge un análisis exhaustivo del Índice de Competitividad Regional (ICREG).

 

https://economistas.es/Contenido/Consejo/Estudios%20y%20trabajos/Informe%20CGE.%20Competitividad%20Regional%20en%20Espa%C3%B1a%202020%20%281%29.pdf?_t=1607601720

El informe fue presentado hoy en conferencia de prensa por el decano-presidente del Colegio de Economistas de Cantabria, Fernando García Andrés, acompañado por el presidente de la Cámara de Comercio de Cantabria, Modesto Piñeiro.
Otros datos referidos a Cantabria en dicho informe son que la contribución positiva más significativa se obtuvo en las variables: tasa de ahorro (eje 1), abandono escolar temprano (eje 3), delitos y déficit (eje 4), empresas de más de 250 trabajadores (eje 6) e investigadores, gasto en I+D, comercio electrónico y empleados que usan ordenador (eje 7). Por el contrario, las variables con evolución más negativa fueron: variación PIB real (eje 1), tasa de paro y tasa de paro juvenil (eje 2), formación por ocupado (eje 3), esfuerzo fiscal (eje 4), tráfico aéreo (eje 5), variación CLU y variación productividad (eje 6) y patentes (eje 7).

 

La quinta edición del Informe de Competitividad Regional en España es un análisis exhaustivo del Índice de Competitividad Regional 2020 (ICREG) -referido por tanto al año en que se declaró la pandemia- que recoge los principales indicadores socioeconómicos utilizados para conocer el nivel de competitividad, crecimiento económico y bienestar de los ciudadanos por comunidades autónomas.
“Dado el difícil contexto en el que en esta ocasión se ha elaborado el informe, hemos considerado oportuno complementar el análisis de sensibilidad, realizado en la edición anterior, con una aproximación a los riesgos potenciales que amenazan la recuperación, a medio y largo plazo, de las Comunidades Autónomas españolas”, explicó el decano-presidente de los Economistas cántabros. “En esta crisis, la respuesta inicial ofrecida por los gobiernos regionales, nacional y europeo, ha sido la implantación de políticas económicas de corto plazo orientadas a frenar el deterioro en el empleo y fomentar la actividad económica y las condiciones de vida”, continuó García Andrés. “Posteriormente, la Unión Europea acordó poner en marcha los fondos europeos Next Generation (NGEU), como mecanismo de recuperación basado en la transformación del espacio europeo mediante transiciones hacia economías más sostenibles, digitales e inclusivas. Esto nos sitúa ante una oportunidad histórica para transformar las bases de la economía que permitan afrontar con solvencia los múltiples retos existentes”, afirmó García Andrés. “Evidentemente, uno de esos retos es el de la recuperación, la cual, más que previsiblemente, será desigual en duración e intensidad y dependerá de las fortalezas iniciales de cada territorio; un aspecto que, sin duda, pondrá de manifiesto los déficits estructurales de las economías regionales”, concluyó.
El ICREG se obtiene a partir de 53 variables/indicadores que se agrupan en 7 ejes competitivos: Entorno económico, su dinamismo y el tamaño de mercado (1), Funcionamiento del mercado de trabajo (2), Capital humano (3), Entorno institucional y social (4), Infraestructuras básicas como uno de los factores clave en la competitividad de un territorio (5), Indicadores relativos al tejido empresarial, internacionalización, etc. (6) y Eficiencia empresarial e innovación tecnológica (7).

En cuanto a los resultados generales en España, cabe destacar que Madrid, la Comunidad Foral de Navarra y el País Vasco volvieron a ser -por este orden- las comunidades autónomas más competitivas, manteniendo los primeros lugares del ranking e integrando el grupo de competitividad relativa “Alta”. En el extremo opuesto, Extremadura, Andalucía, Canarias, Islas Baleares, Castilla-La Mancha, la Región de Murcia y la Comunidad Valenciana obtuvieron los menores valores del ICREG, formando el grupo de competitividad relativa “Baja”.

 

En los estratos intermedios, Cataluña y La Rioja, se sitúan en el grupo de competitividad relativa “Media-Alta”, mientras que Aragón, Castilla y León, Cantabria, Galicia y el Principado de Asturias, conforman por ese orden el grupo de comunidades autónomas con nivel competitivo relativo “Medio-Bajo”. No obstante, Cantabria y Asturias han ganado una posición con respecto a 2019.

 

Cantabria, en riesgo bajo de tener una recuperación débil e incompleta

 
Los economistas consideran que, a día de hoy, es difícil conocer cuáles pueden ser las “secuelas persistentes” que la pandemia haya podido dejar en las economías regionales, ni el impacto a corto plazo de los riesgos ligados a la evolución epidemiológica, la escalada de la inflación, los “cuellos de botella” en las cadenas de suministros o el calendario y el efecto multiplicador de los fondos NGEU. A pesar de ello consideran que, ante el desafío de la recuperación, cobra interés analizar las bases de las que parten las comunidades autónomas para afrontar este reto en el medio y largo plazo.
“Parece evidente que aspectos como los bajos niveles de productividad, los déficits de capital humano, la desigualdad social o la insuficiente digitalización, pueden lastrar la recuperación de determinados territorios y dificultar la consecución de los objetivos perseguidos. En otras palabras, la diferente situación de partida de las regiones españolas puede dificultar la consecución de los objetivos perseguidos y entraña riesgos en el proceso de recuperación”, consideró García Andrés.
A partir de los 15 indicadores recabados para las 17 comunidades autónomas, en el informe se ha procedido a comparar cada observación con el valor promedio de España para, posteriormente, establecer una clasificación en 3 niveles, según la exposición al riesgo respecto a la media que presentan en el momento actual, utilizando la siguiente escala: “Alta”, con un valor superior al 115% de la media; “Media”, valor comprendido entre el 75 y el 115% y “Baja”, cuando el valor es inferior al 75% de la media.

Estos índices sitúan -por este orden- a Canarias, Extremadura, Andalucía e Islas Baleares en el grupo de comunidades autónomas que presentan una mayor exposición al riesgo (Exposición Alta) para afrontar la recuperación, así como los retos ligados a ella. En el segundo nivel (Exposición Media) se incluyen la Región de Murcia, la Comunidad Valenciana, Galicia, Castilla y León y Castilla-La Mancha. Finalmente, las regiones que están en mejor disposición para alcanzar una recuperación sólida, inclusiva, verde y digital (Exposición Baja) serían Aragón, el Principado de Asturias, Cantabria, La Rioja, Cataluña, la Comunidad Foral de Navarra, el País Vasco y la Comunidad de Madrid.

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