Una Estación Marítima que ya tiene vistas a la bahía

La rehabilitación de este edificio singular irá seguida de la reforma de los Muelles de Maliaño para reubicar los ferries

La rehabilitación de la Estación Marítima, un edificio proyectado por el arquitecto Ricardo Lorenzo, ha deparado un interior más luminoso y abierto a la bahía. Así se ha dado un paso más en la renovación del frente portuario en el casco urbano, que continuará con la construcción de la nueva estación de Brittany Ferries en los Muelles de Maliaño. En ese lugar se emplazará también el tanque de Gas Natural Licuado, que suministrará el combustible a los barcos de última generación. El comienzo de una nueva era para el Puerto de Santander.


Tras un año de obras y una inversión superior al millón de euros, la estación marítima de Santander presenta un renovado interior, destinado a mejorar el servicio que ofrece a los pasajeros y potenciar su posición en el mercado de los cruceros de lujo, sin perder un ápice de la estética original.

El edificio, diseñado por el arquitecto cántabro Ricardo Lorenzo en 1971, es uno de los mejores y escasos ejemplos de arquitectura expresionista y organicista de la ciudad. Cuando se construyó tenía un claro sentido funcional, pero el paso del tiempo dio lugar a nuevas necesidades, y la reorganización interna se ha aprovechado para una reparación e impermeabilización de la cubierta y para abrir ventanales a la bahía, que ahora llenan de luz natural sus espacios interiores.

Al tener que actuar sobre un diseño singular, el arquitecto Alejandro Álvarez Saiz y el arquitecto técnico José Manuel Gómez Illa han buscado en todo momento conservar la estética original. “Hemos tratado de realizar la mínima alteración del carácter del edificio, respetando en la mayor medida posible sus características exteriores y sus espacios”, confirma el arquitecto, autor también de la reforma de la sala de control de la Autoridad Portuaria de Santander (APS) y de varios centros de salud y colegios públicos de la región.

La impermeabilización de las cubiertas ha sido una parte importante de la obra. Para ello, se ha utilizado un poliuretano de Drizoro distribuido por Tenysol que se aplica en caliente y forma una membrana elástica que garantiza una total estanqueidad, incluso en contacto con agua salada.

El interior del edificio se muestra ahora distinto, ya que se han redistribuido los espacios para mejorar su aprovechamiento. Se han reubicado las dependencias de la Policía Nacional, en un lugar más amplio y próximo al área de embarque para facilitar su trabajo y mejorar la gestión de las colas de pasajeros.

A la izquierda, una vista de parte de la fachada del edificio, que se ha mantenido tal y como se plantearon originalmente.

El espacio liberado se ha incorporado al vestíbulo principal, que ahora tiene una superficie de 1.000 metros cuadrados, y ha permitido la aparición de un nuevo área de exposiciones, concebido para el disfrute de todo aquel que se acerque a la estación.

Además, se han renovado la oficina de Turismo, que ahora tiene visibilidad tanto desde el interior como desde el exterior del edificio, y una sala que estará dedicada de manera permanente a la exposición sobre la explosión del ‘Cabo Machichaco’.

Un gran vestíbulo con vistas a la bahía

El cambio más significativo y arriesgado es el nuevo frente acristalado del vestíbulo, que se abre a la bahía de Santander. “Al reubicar las salas, hemos podido liberar este frente, que anteriormente estaba cerrado con una pared de hormigón”, explica el arquitecto. Los nuevos ventanales tienen una longitud de 35 metros y cerca de 3,5 metros de alto, lo que permite la entrada de una iluminación natural excelente y la visión tanto de la bahía como del corredor de embarque y desembarque, algo que antes no era posible, lo que cambia por completo la sensación de los usuarios en el interior.

Las escaleras mecánicas del área de embarque se han sustituido por un nuevo ascensor de gran capacidad (2.500 kilos), que utiliza la energía de forma eficiente, contribuyendo a la reducción de la huella de carbono del edificio, traslada la empresa Schindler. Además, se ha construido una nueva escalera de mayores dimensiones que la anterior.

El vestíbulo principal del edificio ha ganado en espacio y luminosidad.

La reforma, llevada a cabo por la UTE formada por Gicsa y Ceteco, también ha deparado una nueva cafetería, por el momento cerrada, debido a las restricciones impuestas por el Covid-19. “Antes, la cafetería era un espacio cerrado. Nosotros la hemos abierto, con una celosía que permite que, cuando esté en funcionamiento, se integre con el vestíbulo”, explica Álvarez.

Este espacio cuenta con unas escaleras (también renovadas) para subir al comedor, que se ha situado en una planta superior y tiene salida a una terraza ubicada en la cubierta del edificio. La idea del Puerto es que esta cafetería recupere la vida social que tuvo el pasado, invitando a que  los santanderinos usen la terraza.

La modificación de este espacio ha dejado hueco para la instalación de un ascensor que permita acceder al comedor y a la terraza de personas con movilidad reducida, de forma que el edificio sea totalmente accesible.

Muelle de Maliaño y terminal de ferries

La obra de la Estación Marítima es el primer paso de una transformación más profunda del frente marítimo de Santander. El siguiente requerirá una inversión mucho mayor: la reconstrucción de los Muelles de Maliaño, más cercanos al Barrio Pesquero, para trasladar allí la Estación de Ferry. En las proximidades de la nueva terminal se levantarán, además, las instalaciones de bunkering de Gas Natural Licuado (GNL).

La construcción del nuevo Muelle de Maliaño ya está en proceso de licitación y su inversión alcanzará los 20 millones de euros.

Actualmente, estos cuatro tramos del Muelle de Maliaño, con 390 metros de línea de atraque, disponen de almacenes cubiertos y una rampa ro-ro hidráulica de finales de los años 90 en un estado de conservación aceptable. Sin embargo, el muelle de pilotes, construido entre 1928 y 1932 y con ocho metros de calado, presenta un avanzado deterioro estructural que impide su explotación comercial.

El proyecto de la APS requiere la demolición del muelle actual y la construcción de uno nuevo de 375 metros y ocho metros de calado, con la posibilidad de incrementarlo hasta 9,5 mediante dragado, en caso de que fuera necesario en el futuro.

De esta forma, permitirá el atraque de buques ro-ro cargo y ro-pax (ferries), ganando espacio para tráficos comerciales, aunque ocasionalmente también podrá servir para que atraquen cruceros.

Al concluir esta obra, las líneas regulares de ferries se trasladarán a los cuatro primeros tramos de Maliaño, liberando el muelle de bloques y la Estación Marítima, que podrán destinarse exclusivamente al atraque de grandes cruceros.

Con esta separación de ferries y cruceros, la APS pretende continuar siendo un referente nacional en el tráfico de pasajeros de ferry e ir adecuando sus instalaciones a barcos de mayor tamaño.

El extremo sur del nuevo muelle podrá utilizarse también para el atraque de pequeños buques inactivos. El proyecto incluye el pavimento de la zona de maniobra y un saliente en su extremo norte para instalar una rampa ro-ro flotante, similar a las utilizadas en todos los atraques ro-ro del puerto, muy versátiles al no tener limitación de cargas y poder apoyar sobre ella cualquier rampa del buque sin limitación de manga.

Se estima que estas obras estén terminadas a finales de 2022. En ese momento se procederá a trasladar la terminal de ferries, que tradicionalmente ha estado emplazada en la Estación Marítima, y que  pasará a los primeros tramos de los Muelles de Maliaño.

Parte de los muelles de Maliaño, donde se ubicará la nueva Estación del Ferry.

Este cambio no solo busca facilitar la salida y entrada del tráfico que generan los ferries en la ciudad. También es consecuencia del incremento del tamaño de los buques de Brittany Ferries, como el ya operativo ‘Galicia’ o el ‘Santoña’, que entrará en servicio en 2023

El ‘Santoña’ será uno de los barcos más grandes de la compañía, con 215 metros de eslora, lo que le permitirá llevar un millar de pasajeros y más carga.

Será el tercer barco de clase E-Flexer que tenga la compañía británica, una nueva serie impulsada con gas natural licuado, por lo que es casi indispensable la situación del atraque junto a los depósitos de GNL.

Estos tanques de GNL ocuparán una superficie de suelo de 3.676 metros cuadrados y 154 de subsuelo.

La estación de suministro de GNL será explotada por la petrolera Repsol y supondrá una inversión de 32,8 millones de euros, de los que la Unión Europea cofinanciará seis. Desde ese punto de los muelles de Maliaño se recargarán los depósitos de combustible del buque a través de unas mangueras criogénicas flexibles que permiten mantener el estado líquido de GNL.

Esta estación supondrá una apuesta por el proceso de descarbonización y sostenibilidad que marcará un antes y un después.

Las obras depararán, además, un espacio más amplio para las operaciones de carga y descarga de los ferries, un parking cercano a la nueva estación de la compañía británica que también albergará las oficinas principales.

En resumidas cuentas, con la rehabilitación de la Estación Marítima se ha iniciado un proceso en el que el Puerto de Santander se está preparando para ofrecer las mejores condiciones a los barcos –y pasajeros– que llegan a la región, tanto estética, como logística y medioambiental.

María Quintana

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