La sostenibilidad, el gran reto de la industria textil

Industriales y diseñadores abordan el futuro del sector en el simposium 'La Moda Vive' celebrado en Santander

La ONU considera la industria textil como la segunda más contaminante del planeta, pero cada vez más fábricas y creadores tratan de reducir el consumo de agua, fibras, tintes y energía en la producción o impulsan un consumo responsable. Textil Santanderina es un ejemplo significativo. Gran parte de las fibras que utiliza son ya recicladas y su gerente, Juan Parés, es uno de los abanderados internacionales de esta transformación.


Conceptos como slow fashion –un enfoque que tiene en cuenta los procesos necesarios para fabricar la ropa respetando el entorno–, la moda circular –reuti­lización de prendas y de sus materiales– o el upcycling –aprovechamiento de otros residuos como materia prima– son cada vez más habituales en la moda. Una de las industrias que tradicionalmente más ha contaminado está mejorando muy rápido esa mala relación con el medio natural.

Representantes de toda la cadena de valor del sector textil (desde fabricantes a diseñadores o vendedores) han analizado durante dos días en el Hotel Real estos y otros retos en el simposio ‘La Moda Vive’, organizado por la Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios, Comerciantes y Autónomos (APEMECAC) y la Asociación de Creadores de Cantabria.

Slow fashion VS fast fashion

Alcanzar la sostenibilidad continúa siendo el gran reto de la industria de la moda. Si bien el movimiento slow fashion cada vez tiene más defensores, que abogan por la producción de menos prendas, más duraderas y más respetuosas con el medio ambiente, sigue siendo hegemónica la fast fashion, la ropa que se fabrica por lo general en Asia y se vende a bajo precio para que los consumidores puedan comprar otra nueva frecuentemente. Un buen ejemplo es el éxito del gigante textil chino Shein, que en 2021 facturó alrededor de 16.000 millones de dólares.

No obstante, Juan Parés, CEO de Textil Santanderina y vicepresidente de la Federación Internacional de Fabricación de Textiles, destacó en el encuentro cómo están cambiando las reglas del juego, ya que tanto España como la Unión Europea se han propuesto que este sector sea más sostenible y lo están impulsando de una manera decidida.

Dos de los vestidos pintados a mano por José Manuel Ciria, en colaboración con el diseñador Jose It-Spain, expuestos durante el simposio.

El Gobierno de España ha incluido en la Ley de Residuos una normativa que obligará al reciclaje de los productos no vendidos en tienda, a través de la creación de un sistema de depósito, devolución y retorno de las prendas, y la separación de los residuos textiles en los hogares a partir de 2024.

La Estrategia de la UE sobre los Productos Textiles también establece objetivos y medidas concretas para conseguir que, de aquí al año 2030, sean de larga duración y reciclables y estén fabricados con al menos un 15% de fibras recicladas, además de estar producidos respetando los derechos sociales de los trabajadores y el medioambiente.

Son retos complejos para el sector europeo pero también es una forma de frenar la importación masiva de productos chinos a bajo precio, puesto que no tendría sentido imponer a los fabricantes locales unas altas exigencias de sostenibilidad y admitir productos importados fabricados en otras condiciones muy distintas.

La cántabra Textil Santanderina, con once centros de producción en España, no solo lleva recorrido ya un buen trecho de ese camino hacia la sostenibilidad sino que se ha convertido en una abanderada internacional del cambio. Siempre ha trabajado con el algodón, una fibra natural aparentemente inocua para el medio ambiente, pero cuya producción exige grandes recursos. Ahora mismo apenas supone un 5% de la materia prima que emplea la fábrica, y ese algodón que utiliza es orgánico, no tratado con pesticidas, insecticidas o herbicidas. El resto lo ha sustituido por otras fibras naturales, como el tencel, o por fibras recicladas.

La fábrica de Cabezón de la Sal ha hecho un gran esfuerzo en I+D+i para conseguirlo, pero se muestra convencida de que es la única alternativa viable para sobrevivir. “No estoy de acuerdo con la frase adaptarse o morir, más bien creo que hay que adelantarse o morir”, aseguró Parés durante su intervención en este simposio.

De hecho, Textil Santanderina es una de las empresas impulsoras de la iniciativa Seaqual, que recoge plástico del mar y, tras lavarlo y tratarlo, lo funde y lo reconvierte en hilo de poliéster para fabricar nuevas prendas.

El emblema de la iniciativa Seaqual que impulsa la compañía cántabra con la colaboración de los pescadores en la recogida de los plásticos que contaminan el mar.

Hasta el momento esta iniciativa ha servido para recoger 200 toneladas de plástico del fondo marino que, además de hacer un servicio impagable al medio natural, proporciona nueva materia prima y permite unos ingresos añadidos a los pescadores que lo recogen.

Parés dejó claro, no obstante, que la sostenibilidad empieza por la economía de las empresa, porque si no es rentable y se asegura la continuidad, ninguna de estas acciones tendrían sentido, por bienintencionadas que sean.

Santanderina es un gigante que factura 250 millones de euros al año y en su evolución ha ido integrando toda la cadena de valor del producto, desde la fabricación del hilo a partir de las balas de algodón o de reciclados a la tejeduría de la tela, el estampado, los acabados, el diseño y la confección de las prendas.

Ni siquiera acaba aquí su papel, porque desde hace años la compañía cántabra se encarga también de la logística, de forma que entrega el producto final en el punto de venta de sus clientes, que por lo general son las tiendas de las grandes cadenas internacionales de moda: Inditex, Galp, H&M…

Santanderina se defiende en este mercado extraordinariamente competitivo, al que llegan los productos asiáticos a precios imbatibles, apostando por las tiendas de gama media o alta de estas cadenas, como la marca COS, del grupo sueco H&M; o Massimo Dutti y Zara Woman, de Inditex. Parés reconoce que en otros segmentos de precios más populares es muy difícil colocar el producto de una empresa nacional como la suya, pero también se muestra en contra de autoimponerse barreras mentales, de forma que aboga porque los fabricantes europeos rompan tabús y se animen a vender en China, donde cree que hay muchos compradores con capacidad económica suficiente para adquirir sus productos.

Pequeños y grandes productores

Para los pequeños fabricantes del textil, en cualquier caso, es difícil competir con las grandes compañías, sean locales o extranjeras. No cuentan con su músculo financiero, ni las mismas oportunidades para investigar y desarrollar innovaciones, y producen a otro ritmo. Pero, como trasladó la directora ejecutiva de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME), Pepa Bueno, “tienen que buscar diferenciarse de los grandes con el uso de técnicas artesanales”. “Cuando la artesanía se encuentra con el diseño contemporáneo, nace la moda de autor”, agregó.

Dado que la artesanía tiene un fuerte compromiso con el medio ambiente, comprar prendas artesanales convierte al consumidor en un comprador responsable.

Por lo general, usa materias primas naturales, trabaja con productos de proximidad y recupera oficios en riesgo de perderse.

La firma cántabra Savage Culture ha apostado, desde su nacimiento en 1988, por el trabamiento artesanal de sus prendas y por el uso de tejidos naturales (ramio de China, batik de Bali, alpaca de Perú…).

Desde hace casi dos décadas, cuenta con un partner en India, con su propio centro de producción de telas, de las que la se abastece para sus colecciones.

Fermín Rodríguez, gerente del grupo empresarial Chuloo’s y Sauvage Culture, destacó durante su intervención cómo aunque la marca ha ido variando con el paso de los años, ha mantenido la apuesta por lo artesano. De hecho, apuntó que el motivo de que sus telas se confeccionen en India no es el precio de la mano de obra, sino la propia artesanía que utilizan allí para las telas que utilizan.

La directora de esta marca cántabra pionera en apostar por líneas boho-chic, Ainhoa Iza, destacó que, a pesar de que Savage es una pequeña empresa, tiene claro que “el mercado pide sostenibilidad” y destacó su presencia en la comunidad B Corp, que trabaja en la creación de valor social y económico entre todos los integrantes de la cadena (proveedores, trabajadores y clientes). Un ejemplo de que, aunque a distintos ritmos, tanto las empresas grandes como las pequeñas han empezado el camino hacia la sostenibilidad.


Dos jornadas de moda y éxito

El experto en comunicación de Moda y Tendencias y director del evento, José Luis Callejo, durante una de las mesas.

Más de 300 personas han asistido al simposio ‘La Moda Vive’ celebrado en Santander y dirigido por Rosa Pereda, José Luis Callejo y María José Pereda de Castro. La cita también contó con la participación de la creadora y empresaria de la piel Elena Benarroch; el reconocido pintor José Manuel Ciria, que presentó la colección de vestidos pintados a mano realizada en colaboración con el diseñador Jose It-Spain; la diseñadora sostenible finlandesa, Tytti Thusberg o la diseñadora española Agatha Ruiz de la Prada, que no pudo acudir presencialmente y lo hizo por videoconferencia.

También participaron la diseñadora asturiana y presidenta de la Asociación Española de Peletería (SFA) Elisa Álvarez; el poeta y crítico de arte Marcos Barnatán; la creadora; la directora de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME), Pepa Bueno o el director de Cantabria Económica, Alberto Ibáñez.

Durante las dos jornadas que duró esta primera edición de ‘La Moda Vive’, también se trataron temas como las interacciones entre el arte y el diseño; la moda de autor y el handmade; la globalización de la industria; la construcción de una firma; las redes sociales y las plataformas de venta online.


María Quintana

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