El nuevo acceso al Puerto de Santander

Ha costado más de 25 millones y cinco años de tramitación y obras

La autovía S-10 sirve de acceso a la ciudad de Santander para todas las poblaciones del arco de la bahía y es el acceso Este de la capital. Un flujo de tráfico que en algunos puntos adquiere una gran intensidad, como ocurre a la altura de Nueva Montaña, donde la S-10 se encuentra con la A-67 y se juntan los accesos al Puerto, al aeropuerto, a varios centros comerciales, dos polígonos industriales y la Ciudad del Transporte. En este nudo se ha construido una gigantesca rotonda elevada para la conexión directa con el Puerto, que ha costado más de 25 millones de euros a las arcas estatales y va a mejorar la fluidez de todo el tráfico de la zona.


El nuevo acceso directo al Puerto de Santander ya ha entrado en servicio, tras una inversión de más de 25 millones de euros. Sin embargo, la apertura aún es parcial, porque aún no han concluido los trabajos de renovación de la mediana del tronco principal de la autovía, lo que está forzando a cortar algunos tramos de las carreteras que se han utilizado hasta. La apertura definitiva, no obstante, llegará pronto.

La gigantesca glorieta elevada que se ha creado frente a la Ciudad del Transporte es probablemente la estructura visualmente más llamativa de cuantas se han construido en Cantabria, y servirá tanto para el tránsito de mercancías que entran o salen por el puerto como para los vehículos que pasan por la Ciudad del Transporte o los particulares que usan a diario la A-67.

A través de esta rotonda de cien metros de diámetro se canalizan las entradas y salidas al Puerto, con un acceso independiente, con lo que se reduce el tráfico que pasa por los enlaces de Nueva Montaña y Raos, el punto de más intensidad de tráfico de la Red de Carreteras del Estado en Cantabria. Este flujo será aún mayor en el momento en que entre en funcionamiento la terminal de contenedores que está levantando Boluda. Se calcula que a medio plazo moverá unas 100.000 unidades al año, lo que puede requerir otros tantos viajes adicionales de camión, unos 300 diarios.

La espectacular glorieta, mientras aún estaba en obras, vista desde abajo. La solución elevada adoptada por los proyectistas ha permitido que discurran por debajo varios viales. FOTO: MARÍA CASUSO

La finalización de esta obra coincide con el 150 aniversario del puerto, que se encuentra inmerso en media docena de obras y proyectos de gran envergadura, como el silo de automóviles, la citada terminal de contenedores, la nueva terminal de pasajeros, la estación de aprovisionamiento de GNL para buques o la terminal de fertilizantes.

Características técnicas

El diseño elevado de la rotonda ha permitido preservar el máximo espacio diáfano posible debajo, con el fin de facilitar la circulación de los vehículos pesados en los viales internos de la Ciudad del Transporte, donde también se han reurbanizado algunos espacios para ganar plazas de aparcamiento.

Incluso se han tenido en cuenta las necesidades de transportes especiales, incluyendo los que mueven palas de aerogeneradores de última generación, cada vez más frecuentes en el puerto.

Debido a las características del terreno en el que se ha desarrollado la obra –las marismas de Nueva Montaña–, las constructoras se han visto obligadas a consolidar el terreno de apoyo de los terraplenes de acceso, para poder asentar los muros de escamas y hormigón en los accesos y salidas de la glorieta.

La actuación se completa con la reurbanización de los terrenos afectados dentro la actual Ciudad del Transporte y con el alumbrado, pretiles de defensa, barreras y cartelería.

Asimismo, se ha reordenado la señalización en el entorno de la obra, de manera que se facilite a los conductores la toma de decisiones en condiciones de seguridad y comodidad.

Una obra esperada

El Ministerio de Fomento aprobó este nuevo acceso al Puerto a finales de 2017, con Íñigo de la Serna al frente de la cartera, y un presupuesto de 31 millones de euros.

En septiembre de 2018, ya con el Gobierno de Pedro Sánchez, se adjudicó el contrato a la Unión Temporal de Empresas (UTE) integrada por Dragados, Ascan y Geocisa.

Imagen aérea del proceso de construcción y asfaltado del nuevo vial.

La obra se planteó con un plazo de ejecución de 24 meses y, en su propuesta, las adjudicatarias rebajaron el coste a 17,2 millones de euros. Aunque la primera piedra se colocó ese mismo mes, las máquinas no llegaron hasta mayo de 2019, momento en el que empezaron oficialmente los movimientos de tierras.

Desde que entraron las máquinas hasta la finalización de las obras han transcurrido, por tanto, 42 meses, prácticamente el doble de lo previsto. En este tiempo se han sucedido tres ministros en esta responsabilidad (Íñigo de la Serna, José Luis Ábalos y Raquel Sánchez) y el Ministerio de Fomento ha pasado a denominarse Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.

Entre los motivos de esta tardanza destacan dos, las dificultades que supuso encontrar una ubicación provisional al estacionamiento de camiones de la Ciudad del Transporte, y una modificación del proyecto inicial que encareció el presupuesto de la obra, que finalmente ha costado 25 millones de euros.

María Quintana

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