El Museo Marítimo renueva su última planta

La obra incluye un medusario y un laboratorio de cría

Cualquiera que desee conocer la biología marina del Cantábrico y su etnografía pesquera tiene que hacer una parada en el Museo Marítimo del Cantábrico, situado en la ensenada santanderina de San Martín. Sus acuarios cuentan con una superficie de más de 3.000 metros cuadrados y en las distintas plantas se puede conocer la biología marina pero también cómo ha sido la relación de los habitantes de la zona con el mar a lo largo del tiempo.

Las instalaciones, pese a ser un referente turístico de primera categoría, sufrían desde hace tiempo las filtraciones de la cubierta y otros problemas producidos por el ambiente marino y el uso que no podían esperar para ser resueltos.

Una terraza superior que aún está a medio habilitar, y a la derecha, la parte de la terraza que ya está disponible para los usuarios.

El Gobierno de Cantabria, de la mano del Ayuntamiento de Santander, puso en marcha una actuación para mejorar la cubierta y la tercera planta y, tras una inversión de 1,3 millones de euros, prácticamente se han completado las obras, realizadas por la constructora Rotedama.

La reforma ha dado una sensación más panorámica al espacio de hostelería de la planta superior, donde los visitantes pueden disfrutar de una vista privilegiada a la Bahía de Santander. Tiene capacidad para 300 comensales y, tras esta reforma, ha pasado a ser atendida por Bodi Mataleñas, que va a gestionar a las instalaciones hosteleras de la Sociedad de Cultura y Deporte del Gobierno, lo que incluye la del Palacio de Festivales. Además, se ha construido un medusario, un laboratorio de cría y un cultivo experimental de la zostera marina, cuyo valor gastrónómico ha reivindicado el chef Ángel León.

Uno de los nuevos tanques de medusas.

El medusario ha supuesto una inversión de 35.000 euros y contará con dos tanques. Uno tiene una capacidad de 2.000 litros y el otro, de 1.440 en los que se podrán contemplar especies de medusa luna, luminiscente y aguamala. Un espectáculo hipnótico que incrementará el interés para los visitantes.

El laboratorio está justificado por el aumento de proyectos de investigación y de las colaboraciones del Museo con otros acuarios e instituciones científicas.

Cuando se acometió el actual edificio del museo, junto a Instituto de Oceanografía, el proyecto tenía tres fases, aunque solo se ejecutaron dos. La tercera incluía una estructura a modo de vela, sujeta por mástiles metálicos que iba a coronar el edificio. En esta reforma, el objetivo no era hacer añadidos sino respetar los elementos arquitectónicos construidos y mejorar el aprovechamiento de la espectacular terraza a la bahía de la última planta, un trabajo que aún no está del todo concluido.

David Pérez

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