La realidad se niega a ajustarse a las previsiones

El mundo está lleno de agoreros a los que la realidad desmiente cada día, pero nadie se inmuta, ni los que quedan en evidencia ni aquellos que les creen a pies juntillas. Repasemos algunas de las supuestas certezas de las últimas semanas: con la guerra de Israel contra Hamas iban a subir de nuevo los combustibles; la realidad es que han bajado. La deuda vuelve a ahogar a las familias y a la empresas; pues, por el momento, ocurre lo contrario: si a finales de 2020, con la pandemia, el endeudamiento de las empresas españolas subió al 86,7% del PIB, según Funcas, ahora está en el 66,6% y la de las familias ha caído del 62,7% al 49,9%. La investidura de Sánchez y el peaje que se cobrarán por ello los independentistas catalanes creaba una enorme inquietud entre los empresarios y los inversores pero, sorprendentemente, en esa semana la Bolsa española subió un 4%, más que ninguna otra del mundo y en todo el mes de noviembre un 10%, lo que indica que quienes compran o venden están pensando en otras cosas. La victoria de Macri, el Loco, en Argentina, tampoco asustó tanto como permite aventurar su apodo, porque también fue acogida con subidas, aunque bastante inferiores a las españolas. Y qué decir de las supuestas reticencias de la CEOE con la ministra de Trabajo, si al día siguiente de tomar posesión ya le ofrecían un inesperado alza del salario mínimo bastante por encima de la que se va a aplicar a los funcionarios, que cada año marca la tendencia general.

La experiencia demuestra que no merece la pena obsesionarse con lo que puede ocurrir y sufrir a crédito, porque la mayoría de las veces no ocurre y, en cambio, suceden otras cosas negativas que nunca imaginamos. No somos capaces de asimilar que tenemos cada vez menos control sobre lo que sucede, para bien y para mal, por mucho que los conspiracionistas den por seguro que alguien maneja nuestras vidas. Hasta el fundador de Open AI, que se supone que nos va a dejar a todos sin trabajo en unos años, fue despedido sin contemplaciones y después de cinco días de crisis total en la fundación que controla esa sociedad –porque con él se autodespidieron casi 600 empleados– ha sido readmitido y quienes han tenido que irse a casa han sido los miembros del consejo de administración que le echaron.

Cada día se publican miles de datos y previsiones pero lo que realmente mueve el mundo nos coge por sorpresa

Si el padre del chabox de IA más famoso del mundo hubiese tenido tanto poder, no hubiese sido lanzado a la calle sin miramientos. Si los todopoderosos fuesen los miembros del consejo, los que ponen el dinero, tampoco se hubiesen tenido que ir ellos. Pero los que han desequilibrado la balanza en favor del antiguo presidente han sido los trabajadores, lo que no parece muy conspirativo. Y también ellos, por incomodidad ante un consejo que les limitaba las posibilidades de crecimiento. Open AI no es una empresa sino una fundación sin ánimo de lucro, y no puede repartir beneficios, solo puede aplicarlos a inversiones. Su fundador, visto en éxito, pretende emplear ese dinero en acelerar el desarrollo de la inteligencia artificial que ha desarrollado, mientras que sus consejeros pretendían tomarse un tiempo para analizar las implicaciones éticas que tienen sus desarrollos, y los trabajadores se han decantado por la tesis del repuesto presidente de ser lo más ambiciosos posible e ir rentabilizando ese éxito, como una empresa convencional.

Como cada año, diciembre es un mes de augurios y volveremos a ver publicadas las previsiones de conocidos institutos de análisis económico y los medios de comunicación haremos los consabidos recopilatorios de lo que se espera para 2024, pero no estaría de más añadir alguna autocrítica sobre las predicciones anteriores que no se cumplieron.

Curiosamente, a pesar de tener más datos que nunca, nos dejamos llevar más que nunca por las opiniones. En la prensa diaria, sobre todo en los periódicos nativos de internet, las columnas de opinión han pasado a los lugares preferentes que siempre estuvieron reservados para las noticias. Y no se trata de interpretar lo que el lector ya sabe por otros medios, se trata de darle la razón, en función de su orientación ideológica, porque conoce lo que encontrará en su medio favorito. Así puede entenderse que con docenas de sesudos opinadores supuestamente muy informados, ni un solo pudiese intuir siquiera la sustitución de Urkullu al frente del PNV y del candidato de Bildu, dos hechos que abren un nuevo escenario en el País Vasco de cara a las ya próximas elecciones.

El auténtico progreso está en la previsibilidad. El ser humano, que durante miles de generaciones ha vivido angustiado huyendo de sus enemigos naturales, ya sean otros animales u otros humanos, por fin había conseguido vivir con cierta tranquilidad, lo que también le garantizaba más años de existencia, pero el siglo XXI está demostrando que todo está menos controlado de lo que imaginábamos: guerras en Europa; multiplicación de partidos radicales que están conquistando los gobiernos y una gran incertidumbre ante el previsible liderazgo chino en unas décadas y las dificultades de muchos humanos para encontrar un hueco laboral en un mundo donde las máquinas no solo van a hacer lo mismo que cualquiera de nosotros mejor y más barato sino que van a crear sus propias máquinas.

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Botón volver arriba
Escucha ahora