Alto Campoo estrena un edificio comercial y de gestión

La afición al esquí no deja de crecer en España y con ella la competencia entre las estaciones invernales por atraer a un público que ya no duda en realizar largos desplazamientos si eso le garantiza mejores servicios.
La mejora de las comunicaciones y la espectacularidad de los paisajes también conduce hacia las estaciones de montaña a visitantes que sólo buscan aproximarse por unas horas a un ambiente inusual y de una gran belleza.
Conscientes de este hecho, se han multiplicado las ofertas de ocio, tanto para esquiadores como para visitantes ocasionales. Alto Campoo, que se había quedado notablemente retrasada en este aspecto, tendrá a partir de esta temporada el aliciente añadido de un edificio a pie de pista con todo tipo de servicios.

Un complejo en dos fases

La primera fase, que se inaugura en enero, ha sido diseñada para albergar establecimientos de hostelería, tiendas y espacios educativos. También acoge el corazón administrativo de la estación de esquí. Cuando culmine la construcción de todo el complejo, en la temporada 2005-2006, tendrá una superficie útil de 3.000 m2 y, con seguridad, se convertirá en el centro neurálgico de la estación, dado que concentrará los servicios que hasta ahora se encontraban dispersos.
En su aspecto exterior, la construcción diseñada por el arquitecto Mario Lostal combina la funcionalidad con soluciones técnicas para hacer frente a condiciones climáticas muy rigurosas. Las dos plantas superiores, a modo de cubos, tienen una estética moderna y están revestidas de muro-cortina. En la planta baja y la primera se encuentran los espacios comerciales, educativos y de ocio. Esta zona, de inminente apertura al público, dispondrá de un área de restauración con un self-service capaz de atender a 200 comensales simultáneamente, que podrán disfrutar de una excelente panorámica del paisaje que rodea la estación. El área de hostelería se completa con dos cafeterías, situadas en la parte inferior del edificio y una amplia zona de recepción, pensada como lugar de descanso cuando el mal tiempo impida el uso de las pistas.
Esta primera fase del complejo dispone también de seis locales comerciales para el alquiler o venta de equipo deportivo, ropa y souvenirs, así como de una oficina para información y atención a los usuarios.
En la tercera planta, en forma de torre, hay un espacio para la divulgación y la enseñanza, pensado para los escolares que llegan a la estación aprovechando las vacaciones de la llamada ‘Semana Blanca’. En un aula dotada de medios audiovisuales se podrán completar las enseñanzas prácticas de las escuelas de esquí. Cantur la utilizará también para dar a conocer a los visitantes no habituales de la estación cómo es el medio natural de la zona: “Hoy en día el mundo del esquí ha crecido mucho debido a las comunicaciones –explica el director de la Estación de Alto Campoo, José María Fernández–, y queremos que todo este nuevo público que llega a la montaña se familiarice con este medio” .
En una segunda fase, se abordará la construcción de la otra mitad del complejo, destinado a albergar las oficinas de Cantur, la venta de billetes para los remontes y el botiquín de primeros auxilios. Las dos zonas estarán unidas por una pérgola de 34 metros de longitud que permitirá el paso de una a otra sin padecer las inclemencias del tiempo.
La inversión que el Gobierno cántabro va a realizar en la edificación de este complejo multiusos, construido por Ascan, es de 2,7 millones de euros. Aunque el atractivo de una estación de esquí depende, lógicamente, de la mayor o menor existencia de nieve, y esa es una circunstancia que no se puede controlar, el nuevo edificio potenciará la capacidad de Alto Campoo para atraer más visitantes a sus instalaciones.
La mayor afluencia tuvo lugar en la temporada 1999-2000, cuando 225.000 personas acudieron a Brañavieja, pero lo habitual es que cada temporada lleguen entre 150.000 y 200.000. Si hasta hace unos años, Alto Campoo era la estación con más tirón popular de la Cordillera Cantábrica, este puesto lo ha perdido como consecuencia del rápido crecimiento de la estación de San Isidro, impulsada por la Diputación de León que, a pesar de llegar más tarde, ha realizado inversiones muy importantes, sobre todo, en la ampliación de las pistas.

Nieve artificial

Buena parte del éxito de la estación leonesa se debe a las instalaciones de nieve artificial con que cuenta. Los sistemas de innivación forman parte de todas las estaciones de esquí modernas, y son especialmente importantes para las situadas en áreas geográficas que, como en el caso de la Cordillera Cantábrica, no tienen una gran altitud –no pasan de los 2.100 metros– y donde la cercanía a la costa hace que la nieve desaparezca con rapidez.
En el plan de inversiones previsto para impulsar la estación de Alto Campoo se contempla la instalación de un sistema de nieve artificial que podría estar implantado en el plazo de dos o tres años. El proyecto, que supone una inversión superior a los 3,6 millones de euros, se abordará en dos fases y a su término Brañavieja dispondría de cerca de cien cañones de nieve artificial que podrían garantizar el funcionamiento de la estación más de cien días al año. De esta forma, se pretende solucionar la estrechez de muchas temporadas por falta de nieve, el principal problema de Alto Campoo, que crea incertidumbres entre los esquiadores habituales, temerosos siempre de no llegar a rentabilizar el pase que les da derecho a esquiar todo el invierno.
La innivación artificial es la única forma de contar con una estación competitiva y mantener una longitud suficiente de pistas esquiables. No obstante, siempre ha suscitado dudas, después de un sonoro y costoso fracaso. Ya en 1985 hubo un intento fallido por implantar la nieve artificial en la estación cántabra. Un error en la elección de los equipos, al no haber tenido en cuenta las características de humedad y temperatura que se dan en Brañavieja ni las necesidades reales de la estación, hizo fracasar un proyecto en el que se llegaron a invertir cerca de 15 millones de euros entre la compra de los cañones de nieve y el costoso tendido desde Reinosa hasta Alto Campoo de una línea eléctrica que soportase el funcionamiento de los compresores de gran potencia que conllevaba.
El sistema de nieve artificial apenas estuvo en servicio, ya que a comienzos de la década de los noventa se decidió dejar de utilizarlo ante los elevados costes y su escasa eficacia.
Para evitar la repetición de viejos errores, la dirección de Alto Campoo está estudiando con diversos fabricantes el sistema más adecuado para las condiciones de humedad y temperatura de la zona.

Nuevas pistas

Además del edificio multiusos, la estación abre la temporada con más superficie esquiable. La puesta en servicio de dos nuevas pistas ‘azules’ (de dificultad media), eleva a 22 las pistas de Alto Campoo y a 27,5 los kilómetros esquiables.
La calidad de alguna de ellas ha recibido el espaldarazo de la Federación Internacional de Esquí, que ha homologado las pistas Tres Mares y El Castro para competiciones de esquí alpino en las dos modalidades de slalom. Eso va a permitir celebrar en Alto Campoo varios acontecimientos deportivos este año, como el campeonato de España de snowboard y varias carreras puntuables para las competiciones nacionales de esquí.
La apertura de las dos nuevas pistas no agota las posibilidades de expansión de Brañavieja. Cantur estudia la explotación de un nuevo área de la montaña, entre las cotas 1.850 a 2.150 metros, que podría deparar cerca de cuatro kilómetros esquiables, para la que instalaría un telesilla de cuatro plazas. Este proyecto requiere una inversión superior a los 2,4 millones de euros y quizá se acometa el próximo año. “Con esta ampliación –señala José María Fernández–, nos pondríamos por encima de los 30 kilómetros esquiables y de los 15.000 esquiadores a la hora, lo que nos acercaría a las máximas posibilidades de Brañavieja”.

Impulsar el desarrollo de la comarca

Las estaciones de esquí han jugado siempre un papel clave en el desarrollo de las comarcas en que se encuentran enclavadas. Además del importante número de puestos de trabajo que generan en zonas por lo general deprimidas, su capacidad de atracción para el turismo de invierno las convierte en un elemento dinamizador de los servicios hosteleros en su ámbito de influencia. De ahí, el interés que todas las administraciones públicas prestan al mantenimiento de unas instalaciones que, para la iniciativa privada, no son negocio.
En la Estación de Alto Campoo, Cantur tiene empleadas a 75 personas, aunque los puestos de trabajo indirectos que genera la propia estación superan los 120. Los ingresos que recauda por el uso de remontes oscilan cada temporada entre los 1,5 y 1,8 millones de euros (250 a 300 millones de pesetas). A ellos hay que sumar los 270.000 euros (45 millones de pesetas) que la empresa pública percibe por el uso de los establecimientos hosteleros que posee (un hotel, dos albergues y varias cafeterías). Estos ingresos, muy variables en función de una buena o mala temporada de esquí, apenas permiten cubrir los gastos de mantenimiento de la Estación, cuya sostenibilidad económica depende de los presupuestos de la Consejería de Cultura y Turismo.
Las inversiones previstas para Alto Campoo son una apuesta estratégica del Gobierno que coincide en el tiempo con la entrada en servicio de la Autovía de la Meseta. Un buen número de los usuarios de estas instalaciones proviene de Castilla-León y del País Vasco y es en esas comunidades, junto con Madrid, donde más clientela potencial se puede añadir. Por ese motivo, parece evidente que la estación es otra más de las instalaciones turísticas que se van a ver especialmente favorecidas por la terminación de la Autovía.

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