La ciencia al día

EL PLOMO DE LAS CAÑERIAS.– No hace falta decir que el agua del grifo debe ser apropiada para beber y, por supuesto, en la fase de recolección el agua es cuidadosamente analizada por las compañías de distribución, que efectúan los tratamientos necesarios para eliminar los gérmenes patógenos. Pero después de esta fase entran en juego otros factores que son más difíciles de seguir y controlar, entre ellos su contenido en plomo. El riesgo llega cuando el agua entra en contacto con las cañerías secundarias que la llevan hasta los grifos de las casas. Debido a su toxicidad, el plomo es una de las sustancias químicas que más cerca se siguen en la nueva directiva de la UE sobre el agua de boca y que se ha traspasado a las legislaciones nacionales hace ahora un año. Sus recomendaciones son de un máximo de diez microgramos por litro. Esto hace necesario un esfuerzo considerable por parte de algunos estados miembros, como Francia, Gran Bretaña, Italia y España, donde hay un gran número de tuberías de plomo. Por ejemplo, en París se calcula que la proporción es de casi el 70%. El problema que ahora se plantea es cómo valorar el contenido en plomo del agua, dado que varía considerablemente según la zona, el edificio, la hora o los hábitos de consumo. En cualquier caso un factor esencial de concentración es el estancamiento del agua. Ahora los estados deben convenir un método común de medida y la Comisión considera el más fiable el que se vale de un depósito en cada edificio en el que se deposita una pequeña cantidad de agua a lo largo de la semana.

AUTOBUSES DE HIDROGENO.– Nueve ciudades europeas, entre las que están Madrid y Barcelona, van a poner a prueba autobuses urbanos que funcionan con hidrógeno a partir del año 2003. Este será el primer proyecto mundial a esta escala. Los autobuses tendrán una célula de combustible a base de hidrógeno y en cada una de las ciudades se habilitarán estaciones para el suministro del hidrógeno en forma gaseosa, aunque se producirá de forma diferente para hacer comparaciones en términos de eficiencia. Los autobuses no se diferenciarán significativamente de los normales de motor diésel y tendrán una capacidad para setenta personas.

LA INDUSTRIA DEL PUNTO.– Apremiada por la necesidad de producir mejor y más rápido, la industria del punto textil ha adoptado la más sofisticada y potente maquinaria CAD/CAM para poder afrontar la demanda. Una compañía búlgara ha diseñado un nuevo método para hacer punto cruzado cincuenta veces más rápido que sus competidores, cuya principal característica es que la velocidad no depende de los parámetros del hilo o del tejido (tipo, resistencia, espesor o elasticidad) sino que el funcionamiento se hace por medio de la conducción o la dirección del hilo en vez de tirar de él, lo cual evita los estiramientos y roturas del tejido. Este dispositivo reduce un 30% los costes de producción, debido al hecho de que el límite de la aguja sólo está restringido por la anchura del espacio de trabajo. Ya que cada aguja es manejada de forma individual, resulta posible tejer dieciséis colores a la vez en sincronía. Al transformar el proceso en serie en un proceso paralelo, el sistema completo CAD/CAM resulta mejorado y se logra mayor exactitud, en donde los únicos límites para la velocidad son los parámetros mecánicos, neumáticos y electromagnéticos de la propia máquina.

BACTERIAS CON VACUNA.– Las vacunas que consiguen más éxito son aquellas que llevan un componente purificado del microorganismo causante de la enfermedad. Sin embargo, no todos los microbios permiten esta posibilidad; hay muchas bacterias que no son detectadas por nuestro sistema inmunológico hasta que han penetrado en las células y tejidos y han provocado una infección. Uno de los mayores desafíos en la investigación de las vacunas es precisamente el desarrollo de una vacuna bacterial viva que actúe sin causar la enfermedad. Actualmente ya es posible producir organismos atenuados causantes de enfermedades como la bacteria salmonella typhimurium y usarla como vector para llevar los componentes de la vacuna, pero todavía no se ha alcanzado la fase de ensayos clínicos debido al temor de que el propio vector cause la enfermedad que se quiere curar. Todo ello ha llevado al Instituto Pasteur a adoptar un nuevo enfoque, y a considerar la opción de vacunas orales a partir de la bacteria del ácido láctico, que se usa ya en la industria de alimentación y es habitante normal de nuestro intestino. La idea ha sido considerada interesante aunque hay escepticismo acerca de su resultado.

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