El tercer Valdecilla ya está a punto
La filosofía de Valdecilla se mantiene desde los tiempos de su fundador, pero el Hospital ha ido creciendo, reformándose, demoliendo edificios y levantando otros sobre sus cimientos, adaptándose a la evolución de la ciencia. La vieja Casa de Salud fue un hospital revolucionario para su época cuando la asistencia que se prestaba estaba prácticamente centrada en combatir las infecciones, que causaban estragos en la población.
Los pabellones se construyeron con la idea de que fueran edificios bien ventilados, con mucha luz y sol para contribuir a la curación de los enfermos, aquejados mayoritariamente de tuberculosis. El primer año de funcionamiento, ingresaron en la Casa de Salud 3.029 enfermos y se registraron 102.271 estancias. Hoy pasan por el Hospital cinco millones de personas al año, entre pacientes y acompañantes. Las infecciones, aunque siguen existiendo, han dejado paso a patologías más complejas que requieren técnicas de diagnóstico y de tratamiento cada vez más sofisticadas.
Historia de un hospital
Desde que se gestó la idea de levantar la Casa de Salud Valdecilla en sustitución del viejo Hospital de San Rafael, construido en 1791, hasta que se inauguró el centro, en el año 1929, pasaron once años, dos proyectos arquitectónicos e importantes problemas económicos hasta que el Marqués puso al frente su iniciativa y, lo que fue más importante y decisivo, su dinero.
El proyecto inicial contemplaba la construcción de once pabellones con 600 camas y un presupuesto de 6,5 millones de las antiguas pesetas. Sólo fue posible realizar el movimiento de tierras y la cimentación porque no había dinero para mas.
Cinco años después, el presidente de la Diputación provincial de Santander recurría al Marqués de Valdecilla para poder acabar el hospital. Ramón Pelayo aportó inicialmente dos millones de pesetas a los que luego seguirían otros tres, y el arquitecto de la Diputación, Gonzalo Bringas recibió el encargo de llevar a cabo la obra después de visitar los hospitales europeos más modernos de la época para tomar ideas.
Al año siguiente de reiniciarse las obras, cuya duración se estimó en dos años, el Marqués decidió cambiar el proyecto de 1919 por un modelo hospitalario innovador en el que se pudiera atender a enfermos de todas las clases sociales y que, además, fuera una auténtica escuela de medicina y cirugía.
El nuevo proyecto, presupuestado en 14 millones de pesetas de la época, tendría 700 camas. Esta vez las cosas no se quedaron a medias y en 1929 se inauguraba, por fin, la Casa de Salud. Tenía 26 pabellones de tres plantas cada uno, unidos por un sistema de galerías. Era el hospital más moderno de España y uno de los más avanzados de Europa, con una plantilla de médicos diseñada por el mismísimo Gregorio Marañón.
Hoy, el nuevo Valdecilla no ha tenido que recurrir a la iniciativa privada para su renovación, ya que el Gobierno Central ha aportado 205 millones de euros, algo más de 34.000 millones de pesetas, para la ejecución de las cuatro fases en que se dividió el proyecto y dotarlo de mobiliario y tecnología. El equipamiento ha supuesto una inversión de 30 millones de euros, unos 5.000 millones de pesetas. Pero como ocurrió antaño, las obras se están prolongando más tiempo del deseado y para cuando finalice la última fase, ya adjudicada, habrán pasado otros once años desde su inicio, curiosamente los mismos que entonces.
El segundo Valdecilla
Esta es la segunda vez, por tanto, que el Gobierno central construye un nuevo Valdecilla. Pero hubo una tercera. En los años 60, de la decadencia de la Casa de Salud resurgió un nuevo Hospital. El Instituto Nacional de Previsión construyó en sólo siete meses la Residencia Cantabria y un año después, la Diputación Provincial de Santander decidía demoler los pabellones que ocupaban la parte anterior del recinto hospitalario para levantar un bloque médico quirúrgico, el edificio de la Residencia General que ahora va a ser demolido. La Dirección General de Sanidad aportó el 50% del coste de la obra y el resto corrió por cuenta de la Diputación Provincial.
El derribo comenzó en febrero de 1970 y el nuevo edificio se inauguró en 1973, los mismos tres años que ahora se han dado para levantar el nuevo bloque de hospitalización.
Fue entonces cuando se creó el Centro Médico Nacional Marqués de Valdecilla, en el que se integraron la Residencia Cantabria y la Casa de Salud, y se construyó el edificio de Traumatología. El Hospital llegó a contar en esa época con más de 2.000 camas.
En la década de los 80, creado ya el Insalud y rebautizado como Hospital Universitario tras la creación en Santander de la Facultad de Medicina, fue necesario reformar los viejos pabellones de la antigua Casa de Salud que todavía quedaban en pie. Gracias a esa reforma han estado en servicio hasta el comienzo de las obras del tercer nuevo Valdecilla.
Desde que se inició en 1999 la reconstrucción del Hospital, los trabajadores y usuarios han tenido que trabajar, sufrir o sanar conviviendo con las obras y han dado muestras de una paciencia infinita.
El esfuerzo se va a ver recompensado con unas modernas instalaciones en las que el diseño, la tecnología de vanguardia y el confort mandan. Pero antes habrá que hacer un último sacrificio. Como ya ocurrió desde el trágico accidente de noviembre de 1999, que sin duda marcó el nuevo proyecto, volverán a producirse los traslados de servicios y enfermos. En unos casos, para ocupar definitivamente los nuevos edificios ya finalizados y, en otros, de manera provisional, para derribar lo único que queda en pie del viejo Valdecilla, la Residencia General, donde se levantarán los nuevos bloques destinados a la hospitalización.
El Hospital del Siglo XXI
El avance que en estos 87 años ha experimentado la medicina y, en especial, la tecnología, ha dado lugar a nuevos modelos de asistencia y a construir un nuevo Valdecilla dotado con la tecnología más avanzada que se puede encontrar en el mundo, orientado a ofrecer una solución a los procesos de la manera más rápida posible y a favorecer la atención ambulatoria, de manera que los pacientes permanezcan en el Hospital el menor tiempo posible.
En el plazo de mes y medio va a entrar en servicio el nuevo edificio de consultas externas, que en el proyecto se denomina Fase II, y todos los servicios centrales con los que se completa la primera fase de este ambicioso proyecto. Las nuevas instalaciones que incluyen quirófanos, rayos, rehabilitación, laboratorios y otros muchos servicios, se extienden bajo la fila de pabellones que han sido derribados y vueltos a reconstruir fielmente, de acuerdo con el proyecto original de 1929.
El exterior de estos edificios es lo único que recordará a la vieja Casa de Salud porque, una vez en el interior, comienza el siglo XXI.
Un larguísimo corredor, en dos niveles, discurre por debajo, desde el Pabellón 12 al 20. A partir de la zona de Urgencias, que ocupa una superficie de casi 5.000 metros cuadrado, con 64 boxes, se ha trazado un nuevo modelo de comunicaciones interiores en aspa que va conectando unos servicios con otros de manera cómoda y accesible, con un código de colores para facilitar la orientación y trazando unas perfectas cuadrículas. En la parte superior se alzan los pabellones, que se han destinado a despachos, dormitorios para los médicos de guardia, aulas para la docencia, despachos sindicales, mantenimiento y zonas administrativas.
Desde Urgencias se accede al área de Radiodiagnóstico, un servicio que ocupa otros 4.000 metros cuadrados y en el que se han concentrado buena parte de los avances tecnológicos, convirtiendo a Valdecilla en el hospital más moderno del país en este campo. Un TAC de 64 cortes, –el segundo de estas características que se ha instalado hasta ahora en Europa–, la nueva Resonancia Magnética de 3 Teslas, las nuevas salas de intervencionismo vascular o el telemando digital de última generación son algunos de los medios con que cuenta este servicio por el que diariamente pasan 1.500 pacientes.
En un futuro próximo, la informática va a permitir que cualquier especialista del Servicio Cántabro de Salud pueda consultar desde su terminal las imágenes e informes de las pruebas radiológicas que solicite para sus pacientes. El nuevo servicio de Radiología se encuentra en los niveles inferiores, entre el Pabellón 15 y el 16, y permite el acceso directo al edificio ‘2 de Noviembre’ dedicado a hospitalización.
En el nivel 0 del Pabellón 15 se ha instalado la zona para que el personal pueda realizar el cambio de uniformes; en la primera planta, los servicios de Medicina Preventiva, Riesgos Laborales y Protección Radiológica y en la segunda y última, la hospedería para pacientes y acompañantes, un servicio pionero que ofrece Valdecilla para alojar a aquellas personas de fuera de Santander que tengan que desplazarse al Hospital para pruebas o tratamientos y que no dispongan de otros medios para hacerlo.
El Pabellón 16 ha sido el gran impedimento para el avance de las obras. Se encuentra justo en el centro de la fila de pabellones y durante toda la obra ha sido un enorme obstáculo, tanto por la calidad del suelo como por estar ubicados allí los servicios de Radioterapia y Medicina Nuclear que no podían trasladarse hasta que finalizase la obra para su nuevo emplazamiento en el Pabellón 20. Ha sido preciso reforzar el terreno con micropilotes y grandes muros de hormigón y desviar un colector general. Ese edificio se va a destinar a la docencia y a su planta superior volverá la Biblioteca Marquesa de Pelayo, uno de los buques insignia del Hospital.
Cuidados Intensivos
Avanzando por las galerías inferiores, desde Rayos se llega, a la altura del Pabellón 17, a la Unidad de Cuidados Intensivos que por su equipamiento también coloca a Valdecilla a la vanguardia de los centros sanitarios españoles.
En el segundo nivel se encuentra la zona de esterilización, una auténtica industria con capacidad suficiente para atender la demanda de todos los hospitales de la comunidad. Es la central de esterilización más avanzada tecnológicamente que se ha construido en Europa y está dotada de autoclaves tanto de óxido de etileno como de plasma.
En la planta 0 del Pabellón 17, ya en la superficie, se ha instalado, de manera provisional, la Farmacia hasta que se construya la tercera y última fase del Plan Director donde irá definitivamente ubicada.
En el espacio que discurre del Pabellón 17 al 18 se se ha habilitado una sala de espera para los familiares de los enfermos que permanecen en intensivos, un lugar acogedor y luminoso con acceso directo al exterior y a la cafetería del nuevo edificio de consultas.
Quirófanos inteligentes
Bajo el Pabellón 18 se encuentra el bloque quirúrgico, dotado con 26 quirófanos y más de 60 puestos de reanimación que se extienden hasta el Pabellón 20. Son quirófanos inteligentes y están dotados con cámaras y pantallas de televisión que permiten grabar y retransmitir en directo cualquier intervención. El acceso a esta zona está perfectamente diferenciada para recibir por un lado a los pacientes de Cirugía Mayor Ambulatoria que, tras permanecer unas horas en observación en el Hospital de Día Quirúrgico regresan a su domicilio, y por otro a quienes han de ingresar en planta.
El paciente llegará a esta zona en su cama y, a diferencia de lo que ocurría hasta ahora, un transfer se encargará de recogerlo y depositarlo sobre la mesa de quirófano, ya en zona estéril. Entre las novedades destaca una máquina que permite lavar y esterilizar las mesas de quirófano después de cada intervención.
En otro nivel inferior, bajo los pabellones 19 y 20 funcionan desde hace casi dos años los servicios de Radioterapia y Medicina Nuclear, dos servicios tecnológicamente punteros con máquinas tan poco habituales en los hospitales de todo el mundo como el PET y el ciclotrón que ha donado la Fundación Marcelino Botín.
Este recorrido se completa con los laboratorios de hemoterapia, microbiología y análisis clínicos, que se suceden en las plantas superiores del Pabellón 20 y el servicio de Rehabilitación, con acceso directo desde la calle y cinco espléndidos gimnasios.
En las plantas de los pabellones que tienen 700 metros cuadrados cada una, se han habilitado amplias zonas de despachos y dos hospederías para los médicos de guardia, además de la Cámara Hiperbárica que ocupa el Pabellón 14 y es la única instalación de estas características en un hospital público español.
En total se han construido 53.000 metros cuadrados a los que hay que añadir los 25.000 del edificio ‘2 de Noviembre’ el primero en ser puesto en funcionamiento (Fase 0). Estas dos fases han supuesto una inversión de 75,1 millones de euros, unos 12.500 millones de las antiguas pesetas. Para dar una idea de las dimensiones de esta construcción, desde el punto más extremo de la Residencia General a las instalaciones de Medicina Nuclear, ubicadas en el nivel inferior del último Pabellón, hay un recorrido a pie de 35 minutos. Lógicamente, una vez derribado el edificio y construida la última fase, las conexiones serán más directas y rápidas.
Las plantas inferiores que discurren a lo largo de los pabellones, en sentido Este-Oeste, se han levantado siguiendo el desnivel del terreno, de tal forma que por su cara norte quedan subterráneas, pero por la sur están a nivel de la calle. Aunque por debajo estén construidos, las superficies exteriores entre pabellón y pabellón se han recubierto de zonas ajardinadas por las que se puede pasear, salpicadas de patios ingleses que proporcionan luz natural y ventilación al interior.
Consultas externas
Al tiempo que se ponen en marcha estas nuevas instalaciones entrará en servicio el nuevo edificio destinado a consultas, a las pruebas diagnósticas y a los tres hospitales de día: Médico, Quirúrgico y Psiquiátrico.
Se trata de un bloque rectangular de 38.000 metros cuadrados, ubicado al sur del recinto hospitalario y paralelo a la fila de Pabellones. Debajo habrá un aparcamiento subterráneo de 15.000 metros cuadrados. La obra fue adjudicada en 32 millones de euros, alrededor de 5.400 millones de las antiguas pesetas.
El edificio está recubierto de aluminio y en su interior alberga 236 despachos de consultas, una amplísima zona para extracción de sangre y las destinadas a pruebas diagnósticas o tratamientos como hemodinámica, litotricia y escopias, además de tres salas de rayos X. Los hospitales de día se sitúan en el extremo Este de cada una de las tres plantas y en el ático se ha instalado una cafetería. El interior del edificio, decorado en alegres colores, se completa con una aparcamiento subterráneo con 500 plazas que, de momento, no entrará en servicio en espera de que concluya la instalación de una subestación que Viesgo ha de acometer para garantizar el suministro eléctrico al nuevo Hospital.
Gestión de las consultas
Cuando un usuario entre en este edificio, además de encontrarse con un amplísimo y luminoso vestíbulo, se verá sorprendido por un novedoso sistema de gestión. Para empezar habrá mostradores centrales donde se citarán todas las consultas, independientemente de la especialidad de que se trate. Esto permitirá conocer la disponibilidad de las agendas y coordinar que las pruebas y la consulta se hagan en el mismo día.
Para agilizar las consultas se ha instalado un sistema de localización de pacientes que va a permitir saber en todo momento en qué consulta se encuentran, si están en la sala de espera o si le están realizando alguna prueba. El usuario también podrá consultar en los numerosos monitores instalados a lo largo de los pasillos el tiempo que ha de esperar y el lugar donde va a ser atendido, lo que evitará perderse por semejante entramado.
Con la puesta en servicio de estas nuevas instalaciones se pretende potenciar las consultas en acto único o de alta resolución de manera que el paciente pueda ser visto por el médico y sometido a las pruebas diagnósticas, en el mismo día, siempre que su proceso lo permita, y salir inmediatamente después con un informe para su médico de cabecera.
Cuando comiencen a funcionar estas dos fases, será el momento de desalojar toda la Residencia General que alberga los pacientes encamados, desconectar conductos, tuberías, instalaciones, comprobar qué puede ser utilizado o reciclado y proceder a una demolición controlada del viejo edificio que será reemplazado por tres bloques de cinco alturas destinadas a la hospitalización y a otros servicios como la Farmacia, el Departamento de Anatomía Patológica, Ginecología, Obstetricia y Pediatría. Pero ésta será ya otra historia.