Búnkeres tecnológicos

Cada año se diagnostican en España 160.000 cánceres de los que, al menos, 100.000 van a precisar tratamiento de radioterapia. Los procesos oncológicos constituyen, por otra parte, casi el 90% de la actividad en un servicio de Medicina Nuclear. De ahí la importancia de que los hospitales incorporen los últimos avances en Medicina Nuclear y Radioterapia, dos ámbitos donde han aparecido nuevos y más precisos equipos de diagnóstico y tratamiento. La instalación de la última tecnología disponible en ambos casos es el motivo de las obras que ahora están en ejecución en Valdecilla. Unos equipos que este mismo mes podrían empezar a ser utilizados con los pacientes
Un ejército de profesionales ultima la puesta a punto de estas máquinas que convertirán Valdecilla en el Hospital más moderno en tecnologías de diagnóstico y tratamiento del cáncer. Las nuevas instalaciones han tenido que pasar los preceptivos controles de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear, el organismo encargado de autorizarlas y vigilar su puesta en marcha. Un ejemplo de las dificultades que plantea es que, sólo para el calibrado de los equipos, los radiofísicos han empleado 350 horas de trabajo.
La tecnología adquirida, en algunos casos no tiene equivalente en Europa, como ocurre con el TAC, un aparato que permite planificar los tratamientos de radioterapia. La Tomografía por Emisión de Positrones (PET), destinada a Medicina Nuclear, incorpora un ciclotrón, con lo que también permitirá la fabricación de radiofármacos, unos testigos necesarios para las exploraciones. En España, hasta ahora únicamente existían dos equipos semejantes, que abastecen de radiofármacos al resto de hospitales donde la PET ha empezado a generalizarse en los últimos años. Ahora Valdecilla no sólo podrá producir los que necesita, sino que podrá vender a terceros.

Plan Director

Los nuevos servicios de Medicina Nuclear y de Radioterapia están incluidos en la Fase I del Plan Director de Obras del Hospital Valdecilla y constituyen, con toda seguridad, la parte más costosa en recursos económicos y en ejecución, por sus especiales características. El enorme peso de estas nuevas máquinas, que se han instalado en la planta baja y sótano de los reconstruidos Pabellones 19 y 20, y las grandes medidas de seguridad que requiere el control de las emisiones radiactivas que producen, han exigido una compleja obra civil.
Además de la demolición y reconstrucción de los antiguos pabellones, han sido necesarias cientos de toneladas de hormigón para construir los cuatro búnkeres que albergan los tres aceleradores lineales y el PET-CT.

Medicina Nuclear

El Servicio de Medicina Nuclear ocupa una superficie cercana a los 2.000 metros cuadrados y alberga, además del PET-CT, tres ganmacámaras –dos de ellas de nueva adquisición– así como un sistema informático de tecnología avanzada que permite conectar todo el servicio en red.
Para aislar estos equipos ha sido necesario construir muros de dos metros de espesor de hormigón armado, y blindar el techo de la misma forma. La sala donde está instalada la PET-CT, una auténtica cámara acorazada capaz de resistir cualquier contingencia catastrófica, se cierra con una puerta automática de hormigón recubierto de acero que pesa 50 toneladas. Ni siquiera el hecho de que esté dotada de sensores y un complejo sistema de seguridad de apertura y cierre la hace menos intimidatoria.
El búnker tiene apenas 16 metros cuadrados en el interior –cuatro veces más por el exterior, si se tiene en cuenta el espesor de los muros– y pesa 300 toneladas. Sólo su montaje ha supuesto una inversión de 80 millones de las pesetas. El PET-CT, que está valorado en unos 800 millones de pesetas, es una donación de la Fundación Marcelino Botín.
Este nuevo aparato tiene una aplicación básicamente oncológica, aunque también se emplea en exploraciones cardiacas. Es complementario a la Resonancia Magnética, más popularizada, y su función consiste en analizar la actividad metabólica de las lesiones que previamente han sido vistas con la resonancia y en la Tomografía Axial Computerizada (TAC). Por tanto, permite conocer cómo funciona el metabolismo del tumor.
Para realizar estas exploraciones es necesario inyectar al paciente un radiofármaco de contraste, generalmente FDG (flúor 18), que se fabricará en el ciclotrón que, en este caso, incluye.
La instalación del ciclotrón también ha requerido unas medidas especiales, ya que el complejo sistema de conductos plásticos por donde pasa el producto debe ser recubierto de plomo. El flúor radiactivo es envasado en unidosis y recogido en una especie de torno.
Parecidas cautelas ha habido que adoptar con el sistema de salida, almacenaje y tratamiento de residuos.
El equipamiento se completa con las ganmacámaras que, además de usarse para diagnósticos oncológicos, se emplean en procesos benignos y trasplantes.

Radioterapia

Junto a Medicina Nuclear se encuentra el servicio de Radioterapia, que ocupa una superficie de 2.300 m2 y también ha exigido una espectacular obra civil para la instalación de los tres aceleradores lineales. Cada uno de ellos tiene un peso de 10 toneladas y a su alrededor ha sido necesario construir muros de hormigón baritado (de alta densidad) para aislar las radiaciones que emiten.
Dos de los aceleradores son de nueva adquisición. El tercero también es de tecnología reciente, ya que se instaló hace solo año y medio de forma provisional y ahora será trasladado a su emplazamiento definitivo.
Para evitar la instalación de puertas acorazadas, que según la experiencia del equipo de arquitectos que ha proyectado y dirige la obra, son susceptibles de frecuentes averías, y resultan intimidatorias para quienes han de permanecer en el interior, en esta zona se han prolongado los accesos mediante un sistema de laberintos que consiguen la misma eficacia al preservar la emisión de radiaciones al exterior.
Los aceleradores lineales se utilizan para tratar no sólo procesos oncológicos, sino también algunas enfermedades benignas. Emiten dos tipos de radiación: electrones y fotones. Dos de los aceleradores instalados en Valdecilla son de los denominados de alta tasa, capaces de emitir dos tipos de fotones y una amplia gama de energías de electrones. El tercero, de baja tasa, emite una sola energía de fotones y varias de electrones.
La oncología radioterápica, dedicada a la terapia del paciente con cáncer, basa su efectividad en que las dosis de radiación sea adecuada y actúe sobre las células enfermas, causando el menor daño posible a las sanas. Los equipos de que dispondrá Valdecilla a partir de ahora permitirán dos variedades de radioterapia. La externa, con los aceleradores lineales, cuya alta precisión permite concentrar el haz de radiación sobre la zona a tratar, y la interna, o braquiterapia, una forma novedosa de radioterapia que permite la colocación de material radiactivo dentro del cuerpo del paciente, ya que se introduce durante durante la intervención quirúrgica en la zona a tratar. Por este motivo, en el nuevo servicio de Radioterapia se ha instalado también un quirófano para este tipo de tratamientos.
La dotación de Radioterapia se completa con un TAC simulador de última generación, el primero que se instala en Europa y de los que sólo existen tres en Estados Unidos. Dotado de un complejo procesador, permite planificar los tratamientos y realizar las técnicas más actuales de radioterapia.
Estas obras han sido proyectadas y dirigidas por un equipo de once arquitectos, cinco ingenieros y seis aparejadores, encabezados por Fernando Cruz, que poseen una amplía experiencia en el diseño de hospitales y que son requeridos habitualmente por los fabricantes de aparatos para su instalación. La complejidad ha requerido que tres de estos arquitectos hayan estado dedicados en cuerpo y alma al Hospital Valdecilla durante los últimos meses.

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