La ciencia al día
La contaminación de la Zona Cero
Expertos de la Universidad de California afirman que los restos humeantes de las Torres Gemelas se convirtieron en una enorme fábrica química que exhaló contaminantes en formas particularmente peligrosas para los trabajadores que intervinieron en el desescombro y para los habitantes de las zonas próximas. Un estudio previo había detectado partículas metálicas muy finas (aerosoles) y en una concentración extraordinariamente alta en la zona afectada. Comprender bien cuál fue su naturaleza será crucial para tratar los problemas de salud que sin duda se producirán, de forma creciente, durante los próximos años.
La toma de muestras detectó cuatro clases de sustancias peligrosas: metales de transición finos o muy finos, que pueden interferir con la química pulmonar; ácidos que atacan directamente a las células del pulmón; partículas muy finas de cristal, insolubles, que viajan a través de los pulmones hasta el torrente sanguíneo y el corazón; y materia orgánica a alta temperatura, con muchos componentes carcinógenos.
En las cuatro clases de contaminantes, se registraron los niveles más altos jamás medidos en todo el mundo por el grupo de científicos. Una vez se apagó el fuego, los niveles bajaron.
Reloj atómico de bolsillo
Nadie necesita en casa un reloj tan preciso que sólo pierde un segundo cada 10.000 años, pero hay aplicaciones de navegación o guiado de misiles que sí lo requieren.
La Office of Naval Research norteamericana pondrá pronto en servicio un nuevo reloj atómico de rubidio del tamaño de una caja de cerillas y que apenas gasta 1 vatio de energía. No será el reloj atómico más preciso que existe, pero sus dimensiones lo hacen ideal para muy diversas aplicaciones.
Ya existen en el mercado relojes atómicos comerciales, pero aún son demasiado grandes y pesados. Un reloj atómico de cesio, por ejemplo, ocupa unos 4.800 centímetros cúbicos (la mitad de una mochila grande) y consume unos 50 vatios de energía.
El nuevo reloj es totalmente óptico. Utiliza una fuente de luz láser derivada de un avance tecnológico llamado Vertical Cavity Surface Emitting Laser (VCSEL), desarrollado para las necesidades de la industria de las comunicaciones por fibra óptica, que requiere láseres extremadamente compactos.
Unos ratones muy humanos
Al paso que va la ciencia casi no hay un día en el que no perdamos puntos en la clasificación del reino animal que nosotros mismos hemos hecho y en la que, obviamente, nos hemos adjudicado el primer puesto.
Uno que acaba de ganar ahora un montón de puntos, en cambio, es el ratón de bosque, que se ha mostrado tan listo como cualquier humano cuando se trata de encontrar el camino de vuelta a casa, y en algunos casos, bastante más.
Según dos científicos del departamento de zoología de la Universidad de Oxford, este ratón es capaz de usar las cáscaras de las semillas u hojas como señales portátiles durante sus viajes de exploración, cuando no hay otras referencias fijas.
Hasta ahora se creía que solo los humanos éramos capaces de crear y actualizar las referencias espaciales de la forma que hizo clásica Pulgarcito, pero en la investigación se observó que los ratones se valían de objetos para orientarse y marcar determinados puntos de interés y volvían a ellos cada vez que un predador interrumpía su ruta.
Mezcla genética explosiva
El SARS o síndrome respiratorio agudo severo es uno de esos casos que, una vez desaparecido de las primeras páginas de los periódicos, parece un mal sueño, pero que sigue representando una amenaza mundial.
En Holanda un grupo de científicos ha desarrollado un experimento que nos puede llevar a conocer el origen de este coronavirus, con una capacidad insólita para reorganizar los genes e infectar. Lo más probable es que se confirme una teoría muy preocupante que consiste en suponer que el SARS sea el resultado de un contacto entre virus de origen humano y virus animales que ha dado lugar a un intercambio de genes.
Para comprobar los efectos de estas mezclas genéticas los científicos holandeses han demostrado que un virus letal para los gatos puede infectar también a los ratones, después de un cambio genético. Y esto es más o menos lo que pasaría con el SARS, aunque para comprobarlo habrá que esperar a desvelar la secuencia genética del SARS.