La obra más compleja

Los 11,8 kilómetros que van a sustituir el tramo más quebrado de la N-611 en las Hoces de Bárcena van a costar 162 millones de euros (unos 29.000 millones de pesetas) y no sólo son los más caros; también son los más complejos que se hayan acometido nunca en Cantabria, a pesar de que hay una larga experiencia en retos orográficos. En este caso se unía otro problema ecológico, la salvaguarda de uno de los bosques autóctonos de más valor de la región, el de Montabliz, que ha obligado a apoyar los viaductos en pilas únicas, en lugar de una por cada sentido de circulación, como es habitual, y separarlas todo lo posible, para dar a la carretera elevada un aspecto mucho más diáfano y menos perturbador para el paisaje.
A este reto se unió la necesidad de salvar una altura extraordinaria. La pila central del viaducto de Montabliz es un coloso de hormigón de 140 metros, que va a incluir este puente entre los seis más elevados de Europa.
La obra no ha podido cumplir los plazos, a pesar de lo benigno del último invierno, porque se enfrentó a un problema inicial insólito. En el proyecto concursado por el anterior Gobierno de la nación se incluyó una vía de acceso para llegar a las obras, ya que este tramo discurre ajeno a la Nacional 611 y por mitad de montes, pero esta variante de Bárcena no estaba incluida en el planeamiento del municipio, por lo que no se pudo hacer.
La adjudicataria del tramo de autovía no podía empezar los trabajos porque no tenía forma de llegar al lugar donde debía hacerlos. Fue necesario hacer un modificado del proyecto para incluir otra carretera de acceso y construirla. Eso consumió mucho tiempo que no se ha podido recuperar más tarde, aunque Fomento no ha dejado de presionar a Ferrovial, la adjudicataria, para conseguirlo.
Los esfuerzos para tratar de cumplir los plazos han llevado a trabajar a tres turnos en algunos puntos del tramo y a concentrar el mayor número de máquinas que técnicamente es posible. El proyecto inicial estipulaba para el viaducto de Montabliz la utilización de dos parejas de carros, unos entramados metálicos que van recreciendo la plataforma de la carretera en el aire desde cada pila hasta enlazar con la siguiente, pero en la práctica han sido el doble. En cada uno de los cuatro pilares que sostienen el puente han trabajado simultáneamente dos carros, lo que no ha sido suficiente, no obstante, para poder acabarlo antes de las elecciones. El resto de la obra está prácticamente concluida, incluyendo los túneles de Somaconcha, que también para evitar mayores daños al paisaje, se han excavado a partir de la boca sur, en lugar de empezar por ambos lados, para avanzar más rápido.
El viaducto de Montabliz estará acabado para el verano y entonces podrá entrar en servicio todo el tramo Molledo-Pesquera, que no sólo va a ser el más costoso, sino también el más esperado. En ese momento quedará definitivamente salvado el acceso a la Meseta desde la costa, superando los enormes contrafuertes formados por la Cordillera Cantábrica. Es cierto que aún quedarán varios tramos en Palencia para completar la Autovía, pero la sensación histórica de aislamiento que ha tenido Cantabria ya se habrá disipado para siempre.

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