El resurgir del Coliseum

Cuatro años después de que se apagasen definitivamente sus proyectores y de que la piqueta echase abajo sus viejas paredes, el edificio del Cine Coliseum vuelve a ocupar su histórica ubicación en la plaza de Los Remedios, pero convertido esta vez en un moderno hotel de cuatro estrellas que devuelve ennoblecida la vieja imagen de su fachada.
La Cadena Silken ha elegido ese rincón de la geografía urbana de Santander para levantar un hotel bautizado con el mismo nombre de la desaparecida sala de cine, y con el que pretende mantener viva la memoria de un edificio que ha sido una referencia para los santanderinos desde su construcción en 1933.
El nuevo Coliseum es uno de los nueve establecimientos hoteleros de cuatro estrellas que se construyen actualmente en Cantabria, y que vendrán a sumarse a los 18 que ya existen en la Comunidad. Un dato que viene a ilustrar la efervescencia que vive el sector hotelero en la comunidad autónoma y su apuesta por una oferta de calidad.
La capacidad de alojamiento del nuevo hotel es de 170 plazas, distribuidas en 92 habitaciones y cinco suites. Todas las habitaciones están dotadas de TV interactiva y conexión a Internet. Una de las cinco plantas del Hotel está destinada a los no fumadores.
El área de restauración está integrada por una cafetería, a la que se puede acceder directamente desde el exterior, y un restaurante con capacidad para 60 comensales, que aspira a formar parte de la mejor oferta gastronómica de Santander.
El hotel cuenta también con cerca de 400 metros cuadrados de salones equipados para usos sociales. Un sistema de paneles permite jugar con la geometría de la salas, modulando su capacidad para albergar reuniones de empresa, convenciones, banquetes de bodas o cualquier otro tipo de celebraciones. La versatilidad de este espacio permite acoger grupos que oscilan entre las 30 y las 200 personas.
Repartidas entre los dos sótanos del edificio que albergan el parking, se encuentran treinta plazas de garaje propiedad del establecimiento hotelero. Otra parte del inmueble, construido por Norcasa, ha sido destinado a la edificación de nueve viviendas de lujo, a las que se accederá desde la calle Francisco de Quevedo, y a locales comerciales situados en los bajos del edificio. De los 6.248 metros cuadrados edificados, 4.800 corresponden al hotel y el resto a usos residenciales o comerciales.
La inversión realizada por la cadena Silken para poner en pie el nuevo Coliseum ha sido de cinco millones de euros, de los que el Gobierno cántabro ha subvencionado el 15%.
Cuando el hotel se encuentre a pleno rendimiento su plantilla alcanzará los 45 puestos de trabajo, que vendrán a sumarse a las más de 1.100 personas que trabajan actualmente para Silken en diferentes puntos de España.

Un diseño con sabor cinematográfico

En la decoración del hotel, realizada por profesionales de la propia cadena, se ha optado por mantener la evocación de lo que fue en su día el Coliseum. El hotel mantiene reminiscencias, tanto en su diseño interior como en el nombre dado a algunas dependencias, de la antigua función del edificio, como cine y teatro. Así, sus cuatro salones sociales ostentan nombres de míticas películas de la historia del cine: Casablanca, Ben-Hur, ET y Candilejas.
En la recuperación del valor simbólico del Coliseum juega un papel clave el respeto a la antigua fachada, sujeta a protección ambiental en el Plan de Ordenación Urbana de Santander. Esta exigencia ha sido también un reto para los constructores, obligados a adaptar una estructura pensada para teatro a su nueva función como hotel. “Con respecto a la fachada –señala el gerente de Norcasa, Enrique Silgo–, lo que hemos hecho ha sido respetar íntegramente su geometría pero añadiendo unos materiales de primerísima calidad que otorgan mayor nobleza y categoría al edificio.” “La nueva imagen del Coliseum –continúa Silgo– contribuye a dignificar un rincón del centro de la ciudad que hasta hace bien poco era un lugar oscuro y, desde el cierre de los minicines, algo abandonado”.
La utilización de granito negro pulido y placas de piedra de bateig apomazada, unida al muro cortina que conforman las ventanas de las habitaciones y a la iluminación de la fachada, subrayan la renovada estética del edificio.

Un turismo no estacional

La ubicación del hotel, en pleno centro de la ciudad, no sólo ayudará a revitalizar la zona urbana, sino que define el tipo de clientela hacia la que está enfocado el Coliseum, que busca los asistentes a congresos y los clientes de negocios, como subraya el director del Hotel, Francisco Gutiérrez: “Al contrario que en otras ciudades, en las que o hay turismo de temporada o clientes de trabajo, en Santander hay dos tipos de clientela: la de negocios, que va a utilizar el hotel de lunes a viernes y el turismo de fin de semana, puentes y temporada alta de verano, que cada vez va a más”.
El turismo de congresos es una de las grandes bazas con las que cuenta el director del Coliseum para lograr ese 80% de ocupación media que marca el rendimiento óptimo de un establecimiento hotelero. El hotel cuenta ya con reservas de cara a los próximos congresos que se van a celebrar en la capital cántabra, que este año acogerá cerca de 40 convenciones.
El peso de esta actividad congresual en el sector turístico tiene su reflejo en los 43 millones de euros facturados el pasado año, con una estancia media de tres días y unos gastos por asistente de 723 euros, incluyendo los extrahoteleros.

Una cadena joven

La cadena de Hoteles Silken nació en 1995 fruto de un proyecto empresarial de las compañías Escampa y Grupo Hotelero Urvasco.
En su origen contaba con cuatro establecimientos de cuatro estrellas: El Gran Hotel Havana de Barcelona, el Indautxu de Bilbao, el Ronda Dalba de Salamanca y el Ciudad de Vitoria, situado en la capital alavesa.
En 1997 abrieron las puertas el hotel Silken Reino de Aragón de Zaragoza y dos años después se incorporaron a la cadena cuatro más: el Puerta Castilla, de Madrid; el Juan de Austria, de Valladolid; el Hotel Sant Gervasi, de Barcelona, y el Luis de León, en la ciudad leonesa.
El éxito animó a los responsables de la cadena a continuar su plan de expansión. Así, en el 2001 se amplió la oferta con otros seis hoteles y en el pasado año incorporó dos establecimientos más: el Gran Hotel Domine Bilbao –el primer cinco estrellas de la cadena– y el Puerta Madrid, en la capital española. En la actualidad, el grupo gestiona 21 establecimientos –en enero se incorporó el Coronas de Murcia– y tiene prevista la apertura de otros cuatro en los próximos dos años.

Apuesta por el diseño

Silken ha buscado la colaboración de arquitectos y diseñadores de prestigio para dotar a sus establecimientos de personalidad propia. Cada hotel tiene una imagen singular en la que predomina el diseño, como en el Hotel Indautxu en Bilbao, que combina una arquitectura tradicional con una moderna fachada de cristal o el Hotel Havana, de Barcelona, situado en una casa construida en 1872, en la que se ha restaurado su fachada recuperando su esplendor, con un diseño vanguardista y un luminoso atrio de cristal. En el Hotel Al-Andalus, de Sevilla, construido en 1992, la cadena ha procedido a una completa renovación y ha pedido la colaboración de los diseñadores Vittorio & Luchino para diseñar la planta ático, mientras que el espectacular Gran Hotel Domine de Bilbao, situado frente al Museo Guggenheim, ha sido diseñado íntegramente por Javier Mariscal.
La restauración es uno de los aspectos más cuidados por la cadena y representa el 28% del total de los ingresos frente al 65% que aportan las habitaciones. Conscientes de la importancia de este servicio, Hoteles Silken creó desde sus inicios un departamento de Food and Beverage, dirigido por José Ramón Berriozábal, que vela por la calidad gastronómica y busca nuevas formas de expresión en la cocina, aunque adaptadas siempre a las particularidades de la comunidad autónoma donde se asienta el hotel.

Cuatro nuevos hoteles

En la actualidad, Silken cuenta con una oferta de 3.096 habitaciones y 6.120 camas y alcanzará las 3.950 habitaciones y 7.900 camas cuando la cadena incorpore los cuatro nuevos hoteles que tiene en construcción en Madrid, Barcelona y Valencia; entre ellos, un hotel de cinco estrellas, el madrileño Silken Puerta América.
En el pasado ejercicio Silken alcanzó una facturación de 72 millones de euros (cerca de 12.000 millones de pesetas). La cadena ha mantenido en sus ocho años de actividad una tasa anual media de crecimiento de los ingresos del 19% y las previsiones para el próximo ejercicio confían en lograr el 27%. Unos ratios que son producto de la permanente ampliación del número de camas, como consecuencia de la apertura de nuevos establecimientos, y también de las altas tasas de ocupación que ha conseguido. Su media anual de ocupación es una de las más elevadas del sector, con un porcentaje que en Barcelona llega a alcanzar el 90%.
Las expectativas de los responsables de la cadena son especialmente optimistas para las grandes ciudades, como Barcelona y Madrid, destinos consolidados de negocios, congresos e incentivos. Esta valoración se extiende también al prometedor futuro que aguarda a los hoteles de ciudad, impulsados por el crecimiento del desarrollo del turismo urbano y cultural de fin de semana. Un turismo que, desde el pasado mes, cuenta con una nueva oferta hotelera en Santander.

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