La actividad de Cantabria se reconcentra en torno a Santander

En cinco años ha desaparecido uno de cada cinco comercios santanderinos, según los datos del Anuario Económico de España 2013 que elabora La Caixa. Es un síntoma inequívoco de cómo están las cosas pero puede llegar a ser un consuelo si se compara con lo ocurrido en otras poblaciones de la comunidad autónoma. En Torrelavega ha cerrado uno de cada cuatro y en Reinosa casi uno de cada tres. Si en alguna crisis anterior los afectados pensaron que su salida podía estar en el comercio o en la hostelería está claro que esos sectores ahora no ofrecen ninguna garantía como refugio. Por el contrario, contribuyen en primera línea a la hecatombe general. Baste señalar que en Reinosa han cerrado en los últimos cinco años el 28% de los bares y restaurantes.
Cada vez que se inaugura un establecimiento comercial de grandes dimensiones, el alcalde de turno interviene ufano para congratularse de los puestos de trabajo que eso supone. Se limita a señalar los trabajadores que van a prestar servicio en ese centro como una creación de empleo absoluta. Ninguna referencia a los empleos que se perderán en otros comercios, casi siempre más de los que aporta el recién llegado. Y eso es lo que las estadísticas sectoriales reflejan.
Los grandes almacenes, hipermercados y supermercados se han incrementado en estos años de crisis, aúnque la mayoría haya sufrido un descenso de ventas, mientras que el comercio tradicional se derrumba a un ritmo nunca visto anteriormente. Según el Anuario de La Caixa, en 2007 había en Santander casi 4.500 licencias comerciales de todo tipo, de las que en 2012 sólo quedaban 3.764 (un 19,4% menos).
En este plazo, en Torrelavega han pasado de 2.040 a 1.638 (un 24,6% menos) y en Reinosa de 337 a 263, con una caída del 28,2%. Si se compara con uno de los sectores responsables de la crisis, el financiero, se comprueba la dramática diferencia: En el mismo periodo, Santander sólo perdió una docena de oficinas de bancos y cajas y Torrelavega 4, lo que supone descensos porcentuales del 6,7% y del 10%.
En Torrelavega han desaparecido, además, un 20% de los mayoristas y un 13,6% de las industrias, porcentajes que casi duplican a los de Santander.
La capital de Cantabria está sufriendo la crisis como pocas ciudades españolas. Sin embargo, la situación todavía es peor en otros lugares de la región, incluso en aquellos donde prima la gran industria. Estas diferencias sólo pueden achacarse al gran peso del sector administrativo en Santander, que impide que los índices de desempleo avancen a la misma velocidad que en las zonas que viven casi exclusivamente de la economía privada. Y sólo por el hecho de perder menos se produce un efecto estadístico: la economía se reconcentra cada vez más en la capital, donde en estos momentos se asienta ya, según La Caixa, el 40% de la actividad regional, casi cuatro veces más que en Torrelavega y veinte veces más que en Reinosa.
Si se le añaden los municipios colindantes es posible comprobar que el 60% de la actividad de la comunidad autónoma se concentra es un área de apenas 100 km2, un 2% del territorio y apenas un tercio de lo que ocupa el municipio de Valderredible. Pero lo peor es que el proceso de concentración sigue avanzando muy deprisa.
La demostración más palpable de que en el resto de la región se genera cada vez menos riqueza está en el derrumbe del pequeño comercio, con casos tan dramáticos como el de Villacarriedo (-64% en el periodo).

Poco éxito de las políticas de equilibrio

La creación de una potente red interior de carreteras y de varios polígonos industriales durante la pasada década no ha tenido los efectos previstos a la hora de conseguir un mayor equilibrio de la riqueza en toda la superficie regional. Tampoco la mejora de los servicios municipales ha evitado la progresiva desertización del medio rural. El interior no sólo no ha recuperado protagonismo con respecto a la franja litoral, sino que lo ha perdido, y la comarca costera concentra ya más del 90% de la actividad económica de la región, según los datos del Anuario.
La tendencia no cambiará en el futuro, porque los valles interiores siguen perdiendo residentes y las únicas poblaciones que crecen son las costeras, sobre todo en el perímetro de Santander, de Torrelavega o de Laredo.
La crisis no está incentivado, como se cree, la vuelta al campo, aunque más de uno haya barajado la idea. En realidad, se mantiene la misma tendencia anterior de reasentamientos en los entornos urbanos, aunque el flujo sea más lento, porque las ciudades tampoco pueden ofrecer hoy un medio de vida.

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