El antiguo Kuo se convierte en 28 viviendas, despachos y un supermercado

El Grupo Sardinero ha invertido 2,5 millones

El Edificio Q.O de Santander (antiguo Kuo) ha sufrido varias reencarnaciones. Desde su construcción en los años 40 por iniciativa de Jaime Ribalaygua, ha tenido tantos nombres como usos, y ahora, tras dos años de obras, se acaba de convertir en un bloque de apartamentos. Su propietario, el Grupo Sardinero, que pertenece al holding Armando Álvarez, consiguió hace dos años la licencia para transformar este inmueble que llevaba años prácticamente sin uso, en viviendas, oficinas y espacios comerciales.

Las obras comenzaron en mayo de 2021 y, desde entonces, el tránsito por la céntrica calle Miguel Artigas, donde se encuentra, ha estado encajonado, ya que las vallas y andamiajes reducían la anchura útil de la vía a la mitad, sin contar con que la otra mitad estaba prácticamente ocupada por la actividad hostelera de las terrazas.

Interior de una de las oficinas del edifico Q.O.

Una vez finalizada la reforma, que ha costado 2,5 millones de euros, el edificio tiene un aspecto totalmente renovado, ya que se ha intervenido en toda su superficie, más de 4.200 metros cuadrados construidos. Lo único que resta para rematar su transformación es la puesta en marcha de un supermercado que ocupará la planta baja y la mitad de la primera. La fecha de apertura, en este caso, depende del propietario del establecimiento. En esa misma altura también se encuentran cuatro despachos de oficinas destinados a alquiler.

El promotor ha proyectado para el resto de alturas 28 pisos y apartamentos de alquiler de entre uno y cuatro dormitorios, desde dúplex hasta pisos con terraza-balcón. “Se han reorganizado las plantas y la distribución de las viviendas y los despachos es distinta a la que había antes”, explica Luis Belmonte, jefe de Obra de SIEC, la empresa que ha realizado las reformas.

Esta no es la primera vez que parte del edificio se destina a viviendas. Cuando se promovió en 1942, ocupaba dos portales y el propietario dedicó uno de ellos a ese fin y el situado más al oeste a la venta-exposición de muebles.

Uno de los aspectos que más se han tenido en cuenta en esta última reforma ha sido el refuerzo estructural de todo el edificio. Belmonte reconoce que, sin esos trabajos previos, no podrían haberse iniciado las obras, “porque la estructura no estaba en las mejores condiciones”.

Una de las plantas del edificio Q.O. A la derecha, la cocina de una vivienda y uno de los pasillos en las plantas superiores.

La fachada también ha sufrido cambios. Aunque se han respetado los balcones y salientes del edificio original, los huecos de las ventanas –que han sido fabricadas por Alufasa– son ahora mucho más grandes y el interior goza de más luz natural. Eso le aporta al edificio un aire más actualizado.

Antes de que el Grupo Armando Álvarez encargase un informe para analizar las condiciones del inmueble y solicitase la licencia para reformarlo, el edificio estaba prácticamente vacío. La única actividad era la que aportaba una cafetería en la planta baja y una oficina del Grupo Vocento. El interior estaba prácticamente hueco y sin mobiliario.


Conexión interior

El Edificio Q.O combina en un mismo inmueble tres zonas: la residencial, la comercial y la empresarial. Todas ellas están interconectadas gracias a un ascensor Schindler 1000 de última generación con una capacidad de carga de 450 kilos y siete paradas, lo que garantiza la fluidez en el desplazamiento y la accesibilidad de todos los usuarios. El ascensor está diseñado para operar específicamente en edificios residenciales y concebido para ser sostenible. Dispone de tecnología de tracción regenerativa, iluminación LED y un modo ‘stand-by’ durante los periodos de inactividad. El diseño propicia un mantenimiento sencillo y una alta disponibilidad, al reducir al mínimo el tiempo fuera de servicio.


Nadie hubiese podido imaginar ese resultado en julio de 1988, cuando se inauguró la penúltima transformación del inmueble para crear el llamado Kuo Center. Entonces se invirtieron casi 600 millones de pesetas para convertir el edificio en un centro comercial destinado a acoger más de 70 tiendas y establecimientos hosteleros.

Los primeros años fueron de éxito. De hecho, en la década de los 90, las dos primeras plantas eran conocidas como la ‘Calle de la moda’. El centro comercial, en su intento de reproducir en Santander el modelo norteamericano, ofrecía en el corazón de la ciudad lo que otros habían desplazado al extrarradio, pero no tenía el apoyo de una gran superficie de alimentación y pagó la ausencia de esa ‘locomotora’, ya que el Mercado de la Esperanza, aunque está muy próximo, nunca cumplió ese papel previsto.

En cada planta había rincones comerciales con encanto, siempre en formatos de pequeña tienda, y la sexta era muy frecuentada por adolescentes. Allí había una cafetería y un restaurante italiano que venían a ser sucesores de la zona de hostelería que tuvo, muy cerca, en su última planta, el Edificio Ribalaygua, del mismo propietario, hasta que fue transformado en oficinas y locales comerciales.


El MAS estará listo en julio

El Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander.

Del interior del antiguo Museo de Bellas Artes, en la calle Rubio de Santander, poco queda ya. En mitad de una obra de rehabilitación, un incendio se llevó por delante gran parte de las instalaciones en noviembre de 2017, lo que paralizó los trabajos durante mucho tiempo y obligó a un completo replanteamiento de las obras, con una reforma mucho más a fondo que va a costar más de tres millones de euros.

En estos momentos, el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria (MAS) encara la última fase de esta recuperación, que se dará por concluida en julio, después de varias demoras.

Tras completar los trabajos de refuerzo, se ha reconstruido la escalera del norte, que anteriormente fue una escalinata de evacuación, se han reforzado los muros y resuelto los problemas de humedades. También se han reparado las cerchas de hormigón de la bajocubierta, donde faltó poco para perder los lucernarios. Se ha conseguido mantenerlos y la cubierta ya está aislada e impermeabilizada.

Biblioteca Menéndez Pelayo

La contigua Biblioteca Menéndez Pelayo es una de las joyas culturales de la ciudad, aunque poco conocida por los santanderinos. Sobre este edificio también se han acometido trabajos de rehabilitación. En un inicio estaban presupuestados en 1,1 millón de euros, pero un modificado de proyecto ha terminado encareciendo la reforma, que finalizará este año.

Se está procediendo a una renovación completa en algunas zonas más deterioradas, se han sustituido las estanterías metálicas por unas de acero inoxidable lacadas y se han barnizado todos los elementos de madera del interior de la Biblioteca. Asimismo, se ha instalado iluminación LED, se han cambiado los vidrios y carpinterías de las ventanas y se han saneado los muros interiores afectados por la humedad que habían provocado grandes problemas en los libros.


El otro atractivo de Kuo eran unos ascensores panorámicos que supusieron toda una innovación para el Santander de la época.

Algunas generaciones de santanderinos seguramente recordarán también la escultura con el emblema del centro comercial emplazada en mitad de la calle Miguel Artigas y la cascada artificial que podían encontrarse en la entrada del Kuo.

El éxito se fue apagando hasta provocar la suspensión de pagos del promotor, pero aún tuvo una pequeña reinvención en la que ni siquiera cambiaba la fonética, al pasar a denominarse Edificio Q.O, el nombre que mantiene a día de hoy. Durante algunos años se han ofrecido los locales y oficinas en alquiler, pero su estructura interior no era muy adecuada.

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