Una ‘lego-guardería’ en Boo de Piélagos

Para cualquier testigo ocasional de cómo iba tomando forma la nueva guardería pública de Boo de Piélagos, junto a la urbanización Ría del Pas, observar su montaje habrá sido una experiencia evocadora de sus propios juegos infantiles. Porque la colocación de los módulos multicolores que la componen, es, a gran escala, lo que hacen los niños con las piezas de ‘lego’. A eso se parece el original diseño de esta nueva guardería: a una estructura que recuerda los coloridos montajes que permite ese conocido juego. Pero lo que en los niños es espontaneidad y capricho, en el caso de este llamativo inmueble se ha obtenido siguiendo un riguroso plan para que la combinación de formas y colores imitase, paradójicamente, lo que un niño puede crear de manera arbitraria con unas piezas de lego. El resultado ha sido un edificio con una estética desenfadada, que resume a la perfección la función para la que ha sido construido.
La guardería de Boo no es la única iniciativa que ha tomado el Ayuntamiento de Piélagos en este sentido. También en la capital del municipio, Renedo, se ha construido otro centro para dar respuesta a las necesidades crecientes de este municipio, que se ha convertido en el segundo más joven de Cantabria. Pero el diseño elegido para el de Renedo muestra que se pueden cumplir los mismos objetivos por otros caminos arquitectónicos.
Un proyecto limitado por el entorno

En Renedo, el equipo que dirigió la obra –el mismo que ha diseñado la guardería de Boo– se encontró con un proyecto ya hecho y el reto de sacarle el máximo partido al lugar donde iba a ser construido.
La estrechez de la parcela, un solar de 1.425 m2 situado en el barrio de Sorribero Alto, en un entorno de urbanizaciones y flanqueada por las vías del tren, planteaba varios retos. Había que aprovechar muy bien la superficie disponible para, sin alterar la volumetría original, lograr espacios diáfanos en los que los niños pudieran moverse con libertad. Se ha buscado también la homogeneidad estética del nuevo inmueble con los edificios que lo rodean, utilizando la misma tonalidad (blanca y negra) en los materiales pétreos que revisten la fachada, hasta el punto de que viviendas y guardería parecen formar parte de un mismo complejo urbanístico.
La intensa utilización del vidrio es otra de las características del nuevo inmueble y le aporta una gran luminosidad, aumentando la sensación de amplitud en los espacios interiores.
El ahorro de costes en la construcción para revertirlo en aspectos funcionales del edificio ha sido otra prioridad de la dirección de obra. De hecho, el uso de soluciones constructivas más baratas en la cimentación y en la estructura ha permitido instalar un ascensor que no se contemplaba en el proyecto inicial. También se ha eliminado el muro que vallaba la parte posterior del edificio y que reforzaba la sensación de aislamiento. De esta manera, la guardería se integra de manera natural en un entorno residencial. Y todo ello sin salirse del presupuesto inicial, 918.000 euros financiados por la Administración Central a través del Plan E, que ha contribuido a impulsar la calidad de vida en muchas ciudades y pueblos.
La construcción del centro ha corrido a cargo de El Corte Inglés y la UTE Edinain. El edificio, de 860 metros cuadrados se distribuye en dos plantas, con tres aulas en cada una de ellas. En la inferior hay una gran sala polivalente y dos amplias zonas de juegos al aire libre, una de ellas a ras de calle, separada de la zona de acceso de los padres por una mampara de cristal, y otra más pequeña situada en la terraza de la planta superior.
La guardería tiene capacidad para unos 160 niños entre cero y tres años. Una población infantil en la antesala de una escolarización que en muchos casos se realizará en un lugar muy cercano, dado que existe un colegio al otro lado de las vías del tren. Para más adelante queda el proyecto de comunicar la guardería con esas instalaciones escolares mediante una pasarela que salve la vía férrea.

Libertad creativa

Frente a la propuesta funcional y aséptica del proyecto construido en Renedo, en el diseño de la guardería de Boo la imaginación ha volado a mucha más altura, y continente y contenido se funden en una misma evocación de espacio lúdico. “Allí se buscaba un edificio tranquilo, que hablase con lo que tiene alrededor” –señala el arquitecto Daniel Páez–. “En Boo teníamos espacio y mucha más libertad y hemos optado por lo contrario, por un edificio rompedor, que llame la atención”, añade.
Al no existir condicionantes urbanísticos previos, los arquitectos, Daniel Páez y Beatriz Domingo, han optado por una original estructura de una sola planta, revestida con paneles fenólicos en los que se combinan hasta siete colores, aunque predomina el rojo. Colores rotundos que remiten a esa memoria de juegos infantiles como los que va a albergar.
El interior del edificio, cuya construcción corrió a cargo de Goes, es un gran espacio diáfano en el que sólo las mamparas de cristal separan las aulas y zonas de recreo. Para dar una sensación más recogida a las reparticiones se han utilizado unos grandes vinilos con dibujos estilizados y coloristas de naturaleza, edificios y motivos marinos, diseñados por los propios arquitectos. Adheridos a las paredes, crearán un entorno estimulante para los niños.
La luminosidad que aporta el uso del cristal para el reparto interior de espacios se refuerza con los grandes lucernarios de la cubierta, que se accionan electrónicamente para ventilar el edificio.
La capacidad de esta guardería es la misma que la de Renedo, unos 160 alumnos, pero a diferencia de aquella, el mayor tamaño de la parcela ha permitido la creación de una zona de juegos exterior más amplia y un gran porche bajo techado para que los niños puedan salir al aire libre los días de lluvia.
La mayor dotación presupuestaria de este centro (1,13 millones de euros), ha permitido incluir un circuito cerrado de televisión para poder seguir lo que ocurre en las aulas y de cámaras de videovigilancia en el exterior.

Un municipio en crecimiento

La vía de financiación para la guardería de Boo ha sido la misma que ha tenido la de Renedo, el Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad local, más conocido como Plan E. Para anticiparse a la llegada de esos fondos, el Ayuntamiento de Piélagos había adquirido en 2009 suelo donde ubicar las guarderías y redactado los anteproyectos. Buscaba, de esta forma, agilizar al máximo la entrada en funcionamiento de ambos centros para dar respuesta a la necesidad de plazas de guardería que se ha multiplicado tras el asentamiento de numerosas familias en las urbanizaciones construidas en la zona.
Piélagos ha conocido un notable incremento de población en los últimos años, hasta el punto de haberse convertido, con sus 22.346 vecinos empadronados, en el quinto municipio de Cantabria con mayor número de habitantes, tras Santander, Torrelavega, Camargo y Castro Urdiales. Buena parte de ese incremento de población está formado por parejas jóvenes, con hijos de corta edad, necesitadas de guarderías infantiles. Una demanda que quedará casi cubierta con las dos guarderías que Piélagos va a estrenar cuando adjudique su explotación a empresas especializadas.

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