Ingram Micro Cloud, la gran multinacional tecnológica que no para de crecer en Santander

Estrena oficinas en Cazoña donde puede llegar a los 350 empleados

En los cuatro años que la multinacional tecnológica Ingram Micro lleva en Santander ha pasado de 18 trabajadores a 158 y la cifra sigue aumentando. Este crecimiento exponencial ha hecho necesario trasladar su sede desde el Parque Tecnológico a unas nuevas oficinas, en el edificio de Liberbank en Cazoña, donde dispone de más de 2.200 m2. Eso no parece suficiente para sus expectativas y ya tiene pactado el alquiler de otra planta más, de 1.500 m2, lo que les permitirá alcanzar los 350 empleados, a la altura de las grandes fábricas de la región.


El concepto de cloud (nube, en inglés) hace referencia al suministro de recursos informáticos a demanda a través de Internet. Precisamente a esto se dedica la división Cloud de Ingram Micro, repartida en varias ciudades del mundo, entre ellas Santander.

Si esta gran multinacional norteamericana eligió la capital cántabra para establecer una de sus oficinas fue gracias al trabajo previo que Softec había desarrollado con un proyecto de cloud computing llamado SofCloudit. La estadounidense Ingram, interesada en este trabajo, adquirió Softec, con 18 trabajadores, en enero de 2015 y sobre esa base se ha ido estructurando la actual Ingram Micro Cloud de Santander.

Los trabajadores de las oficinas de Santander de Ingram Micro durante la inauguración, acompañados del CEO de Ingram Micro, Alain Monié; el vicepresidente ejecutivo de la división Cloud, Nimesh Davé; el CTO de Ingram Micro Cloud, David Wippich, y el director global de Marketing, Adam Christensen. FOTO: INGRAM MICRO

José Luis Sánchez es el director de la división Cloud en España desde que Softec pasó a Ingram Micro. Sánchez ha desarrollado la mayor parte de su vida profesional en Estados Unidos, donde ha trabajado desde 1986 hasta 2002 en empresas de la talla de Intel, HP y Sun Microsystems.

Al volver a España, trabajó como consultor en Madrid y, posteriormente, ayudó al fundador de Softec –Roberto Fernández– a negociar con Ingram, lo que le dio la oportunidad de formar parte del proyecto.

Ingram Micro Cloud

Ingram Micro es el mayor distribuidor mundial de soluciones tecnológicas del mundo. Cuenta con más de 33.000 empleados, que prestan sus servicios en 160 países. En 2018 facturó 50.000 millones de dólares.

Hace unos años, la actividad de la empresa se diversificó y empezó a vender también por Internet, para lo que creó la división Cloud, cuya misión es generar los market places o tiendas online. Todo el proceso está automatizado, lo que permite reducir mucho los costes y multiplicar las ventas.

Esta división no solo tiene centros de trabajo en España, sino también en Rusia e India, y se coordina desde Canadá. Las diferentes ubicaciones se justifican por ser los lugares donde estaban las empresas de software que el gigante americano adquirió para formar esta división (Softcom, en Canadá; Odin Automation Platform, en Rusia, y Ensim Automation Suite, en India).

Los fabricantes con los que trabajan en sus market places son grandes compañías, como Microsoft, IBM, Dropbox, Salesforce, Azure o Google.

En las nuevas oficinas de Ingram Micro Cloud en Santander, también ha alojado una unidad de otra división de software independiente denominada CloudBlue, que fue presentada hace un año. Una alianza estratégica con Microsoft que da nombre a la plataforma de comercio que administra más de 30 millones de suscripciones de cloud empresarial y 200 vendedores independientes de software (ISV) de todo el mundo.

Crecimiento exponencial

En Ingram Micro trabajan en grandes salas diáfanas, para fomentar la comunicación, la colaboración y el trabajo en equipo.

De los 18 trabajadores con los que Ingram comenzó a trabajar en Santander ha pasado a los 158 actuales y el crecimiento continúa. En menos de un mes se incorporarán nueve o diez nuevos empleados y otros 12 se trasladarán desde las oficinas de Ingram Micro Cloud de Moscú (Rusia), por lo que rondarán los 180 empleados. Esto supone que en tan solo cuatro años y medio la plantilla de Santander se habrá incrementado en un 1.000%.

Sánchez justifica este crecimiento por la confluencia de varios factores, entre los que destaca uno: contar con una buena base humana. “La gente que teníamos en Softec es maravillosa: comprometida y con mucha experiencia. Unos fuera de serie”. Sobre esa plantilla inicial, la empresa ha ido creciendo y su trabajo se ha ido diversificando. Se empezó con dos áreas de negocio, desarrollo y operaciones, y, poco a poco, se han ido creando el departamento de marketing, ventas, IT (tecnología informática), product management, project management…

La suerte también ha colaborado –”siempre viene bien”, dice Sánchez–, así como “intentar inculcar una cultura de empresa donde la gente esté a gusto, porque así será más productiva” y formar al personal, ya que la tecnología que emplean requiere un periodo de adaptación bastante amplio.

Pero nada de eso hubiese sido suficiente sin “mostrar a Ingram Micro que Santander es un buen lugar para crecer”, añade. Uno de los aspectos que más juega a su favor es la baja rotación de personal que hay en la sede de Santander. “En otras oficinas de Ingram, es un problema importante, ya que la renovación anual de la plantilla llega a superar el 30%. Aquí, la gente que trabaja con nosotros se queda”, explica Sánchez.


Abel Gómez, program manager

‘Si querías trabajar en una multinacional te tenías que ir’

Abel Gómez es de los veteranos de la compañía en la región. Comenzó a trabajar en Softec en 2012, posteriormente SoftCloud IT, y el 1 de enero de 2015 fue uno de los 18 que dio lugar a Ingram Micro. “Pasar de una empresa de ese tamaño a la actual Ingram Micro no tiene nada que ver. Ni en cuanto a los códigos de conducta o las preocupaciones ni respecto a la forma de actuar con los compañeros”

El cántabro es program manager; es decir, se encarga de la definición e implementación de nuevos programas enmarcados en la línea de negocio de la plataforma. Su jefe directo está en EE UU. “Colaboro más con él que con personas que trabajan en esta misma oficina. Eso te permite tener una visión más global de lo que es una gran empresa”, explica.

Sobre esta forma de trabajar también añade que rápidamente “aprendes que en un correo electrónico no se entiende la ironía, o que la cultura de nuestros compañeros de Rusia o India no es la misma que la nuestra”.

Si echa la vista atrás, reconoce que no se imaginaba poder trabajar en una multinacional como Ingram en la región. “En el sector IT había dos o tres empresas grandes en Cantabria, y hablamos de 200 o 300 empleados, pero lo más habitual es que sean de 10 a 50 trabajadores. Si querías trabajar en una multinacional te tenías que ir a una gran ciudad, como Madrid, Barcelona o Bilbao”.


Atracción de talento

Las compañías tecnológicas suelen tener plantillas muy jóvenes e Ingram Micro no es diferente. La edad media en la sede de Santander es de 31 años. Aproximadamente el 37% de los trabajadores son mujeres y, caso raro, ellas también suponen cerca del 40% del equipo directivo.

La gran mayoría de los empleados tienen un perfil técnico (ingenieros de telecomunicaciones, ingenieros informáticos, personas con titulaciones de FP técnicas, especialistas en cloud o en tecnologías punteras…) Sin embargo, en el último año, el abanico de los perfiles se ha abierto, al tener que atender varios departamentos nuevos, como el financiero, el de ventas o el de marketing.

Los propios trabajadores actúan como cazatalentos

Un factor básico para trabajar en la empresa es hablar inglés. “Aquí, empiezas a trabajar hoy y mañana ya tienes reuniones [a través de videoconferencia] con Australia, Canadá o India”, señala Sánchez, que añade que lo más complicado es encontrar gente que hable inglés técnico, porque no es fácil.

Por eso, aunque el proceso de selección se inicia con una entrevista con varios trabajadores de las oficinas de Santander, continúa con entrevistas telemáticas con personas del extranjero, con las que el incorporado va a trabajar habitualmente.

La segunda planta es la más informal. En ella hay máquina de café, una zona de cocina, videojuegos y mucho espacio para socializar.

El director destaca que encontrar jóvenes talentos no es algo fortuito, sino que es producto del gran esfuerzo que realizan en el reclutamiento. Muchos de los currículums que les llegan han pasado por tres o cuatro empresas de selección de personal a nivel nacional e incluso europeo. Eso no impide que la vía por la que reciban más candidatos sea a través de los propios trabajadores de la empresa. Ellos son sus mejores cazatalentos al compartir su experiencia laboral en sus círculos familiares y de amistades. Además, en Ingram existe un bono de referencias, que significa que si es contratado alguien que ha sido recomendado por un trabajador, éste se lleva un dinero extra.

Una máxima de la empresa es “busca talento y tráelo, y luego genera un equipo alrededor”.

Para cubrir ciertos puestos –en general, perfiles técnicos más senior– han traído gente con experiencia de fuera de Cantabria, con la que pretenden seguir creciendo.

Muchos de los nuevos fichajes son cántabros que quieren volver a vivir en la región o de comunidades vecinas, como Asturias o el País Vasco. Otros, explica Sánchez, provienen de oficinas de Ingram Micro en el extranjero. Todos ellos se unen porque el proyecto es interesante y un reto profesional.

Es menos habitual el trasvase de talentos de otras empresas de la región. Sánchez hace hincapié en que “el objetivo de Ingram Micro es crecer y desarrollarse pero sin dañar el tejido local”. Explica que su objetivo no es descapitalizar las empresas pequeñas y medianas de la región y por ello, desde el principio instauró una política de no contratar a más de dos personas al año por cada empresa pequeña. “A nosotros también nos interesa que haya una buena masa crítica de empresas en la región”, añade.


Katya Gordeeva, devops engineer

‘Cuando creces así de rápido necesitas que
todo el mundo esté preparado’

Katya Gordeeva lleva diez años trabajando en Ingram Micro. De ellos, ocho los ha pasado en la oficina de Moscú y los dos últimos, en Santander.

Su puesto es de devOps engineer; es decir, ingeniera de desarrollo y operaciones. Su objetivo es unificar el desarrollo y la operatividad del software, gracias a la automatización y la monitorización.

Sobre su llegada a Cantabria, Katya explica que “cuando esta oficina empezó a crecer –había unas 50 personas– necesitaban a alguien que aportara la experiencia y pudiera guiar y enseñar a los nuevos trabajadores del equipo”. Añade que “decidieron que sería mejor que estuviera aquí físicamente y me pareció bien. Cuando creces así de rápido necesitas que todo el mundo esté preparado y comprenda la cultura empresarial”.

Lo que más valora de la vida en Santander es que es una ciudad pequeña y tranquila, rodeada de naturaleza, con poco tráfico y en la que se puede ir andando a todas partes.

Cuando llegó no sabía español, pero ahora lo habla fluidamente, aunque reconoce que con sus compañeros sigue hablando en inglés, ya que le resulta más sencillo.


Nuevas instalaciones

Cuando Ingram Micro Cloud aterrizó en Santander, lo hizo en las oficinas que anteriormente ocupaba Softec, en el Parque Científico y Tecnológico de Cantabria (PCTCAN). A medida que su plantilla iba aumentando, también lo hacía el número de plantas que ocupaban en ese primer edificio. Hasta que no pudo albergar a más trabajadores. Entonces decidieron mudarse a un nuevo lugar y eligieron el edificio que ocupaban los servicios informáticos y de operaciones de la antigua Caja Cantabria, en la plaza de Manuel Llano, en Cazoña.

Hace unas semanas inauguraron las nuevas instalaciones, en un acto al que acudieron los grandes responsables de la compañía, como el CEO de Ingram Micro, Alain Monié; el vicepresidente ejecutivo de la división Cloud, Nimesh Davé; el CTO de IM Cloud, David Wippich, o el director global de marketing de IMC y CloudBlue, Adam Christensen. Por parte cántabra, estuvieron presentes el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y la alcaldesa de Santander, Gema Igual.


Susana Sarabia, contract administrator

‘Mi calidad de vida ha mejorado mucho’

Esta bilbaína estudió la diplomatura de Secretariado y Dirección en Deusto pero nunca ha ejercido como tal. “Soy la prueba de que da igual lo que hayas estudiado, porque puedes acabar trabajando en algo totalmente distinto”, señala entre risas. En su caso, ha desarrollado su carrera profesional en el mundo IT.

Durante nueve años ha vivido en Irlanda, donde ha trabajado en diversas multinacionales americanas, como IBM, Adobe Software o Magento, pero hacía tiempo que quería volver a España y, a poder ser, al norte. Quería encontrar una empresa internacional y prefería no vivir en grandes ciudades como Madrid o Barcelona.

Ingram Micro fue la respuesta. Aquí, Susana lleva unos meses trabajando en el área de Business Operations (Operaciones de Negocios) como contract administrator, una figura que no negocia los contratos, sino que supervisa la planificación, administración y revisión de los mismos para asegurarse de que se cumplan las necesidades de todas las partes.

“Es el mismo trabajo que hacia en Irlanda, la misma cultura internacional, pero con las ventajas de vivir en una ciudad tranquila como es Santander. Mi calidad de vida ha mejorado mucho”, apunta.


Las obras de acondicionamiento, realizadas por Activa Construcciones y otras empresas locales, para ajustar el nuevo espacio a las necesidades de la empresa han durado unos meses y han servido para modernizar los 2.200 metros cuadrados que ocupa esta nueva sede. Distribuidos en cuatro plantas (de la segunda a la quinta), le permiten albergar un máximo de 198 trabajadores.

La recepción está situada en la quinta planta, donde también se encuentra toda la parte de administración, el departamento financiero, el de ventas, IT, seguridad, sistemas… En la cuarta se sitúa en equipo de operaciones de los market places; y en la tercera, el equipo de desarrollo y product management. La segunda planta es la más informal, un gran espacio donde tomar café, reunirse en mesas y coloridos pufs o salir a tomar el sol en una gran terraza que próximamente estará amueblada.

Los espacios son diáfanos, amplios, modernos y con mucha luz natural, para ayudar a fomentar la comunicación, la colaboración, el trabajo en equipo y el bienestar de los trabajadores. La decoración se basa en el blanco y, por supuesto, en el azul corporativo.

Las pocas paredes existentes son transparentes, para seguir dando esa sensación de apertura y amplitud. Algunas de ellas están decoradas con vinilos de distintos pueblos de Cantabria, que además dan nombre a las salas. La elección de qué pueblos estarían representados se tomó entre todos los empleados.

Debido a que sus planes de crecimiento necesitan aún más espacio, próximamente van a arrendar a Liberbank la primera planta del edificio –de 1.500 m2–, en la que calculan que podrán alojar otras 175 personas más. “A mí me gusta ir con los pies en la tierra, pero el ritmo es así. Nunca he trabajado en una organización tan rápida y con tanto cambio y tenemos que estar preparados para ello”, concluye Sánchez.


Mikhail Pankratov, automation tools developer

‘Ingram ofrece una gran movilidad geográfica’

Mikhail trabaja en Ingram Micro desde hace casi 12 años. Hasta hace cuatro meses, momento en el que se mudó a Santander, había desarrollado su actividad en la división Cloud de Moscú.

Su puesto es automation tools developer, lo que podría traducirse como desarrollador de automatización de pruebas. Su trabajo consiste en diseñar y escribir programas que ejecutan pruebas automáticas en software; es decir, automatiza acciones que antes se hacían de manera manual.

“Es el mismo puesto que hacía en Rusia y trabajo con las mismas personas que cuando estaba en Moscú, pero ahora todos estamos en la misma oficina”, explica.

“Ingram ofrece una gran movilidad geográfica”, destaca Mikhail y añade que el venir a España le pareció una buena oportunidad a nivel personal: conocer otro país, otra cultura, otro idioma…

En la oficina se encuentra muy cómodo, porque se relaciona con sus compañeros en inglés, pero Ingram le proporciona clases de español, imprescindibles para su vida fuera de las paredes de la compañía.

El clima, la comida y la naturaleza de Cantabria, con el mar y las montañas, es lo que más le gusta de su nueva residencia.

Aunque no sabe hasta cuándo estará en Santander, cree que al menos dos años. Después, verá a dónde le lleva su futuro profesional dentro de la compañía.


María Quintana

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