Flymca, la fábrica de máquinas para hacer cables que exporta toda su producción

La empresa Flymca, situada en el polígono de Guarnizo, lleva más de veinte años dedicada a la fabricación de maquinaria para hacer todo tipo de cables, desde los de energía y fuerza a los de telecomunicaciones.

La empresa que fundó Julio Carrillo ha conseguido alcanzar una facturación de unos doce millones de euros anuales y tiene una plantilla en la actualidad de unas 75 personas.

Desde que inició su andadura internacional, en 2004, prácticamente todas sus ventas las realiza fuera de España. Sus principales clientes están en Europa y en EE UU, sin embargo también tiene proyectos en el norte de África, Oriente Medio, Sudamérica y al Sudeste Asiático.

La empresa cántabra es una asidua de las ferias internacionales del sector, especialmente de las más importantes, que se celebran en Alemania, EE UU, Brasil, China, Turquía y, hasta que comenzó la guerra, en Rusia.

A pesar de sus buenas perspectivas, el gerente de la compañía, Carlos Carrillo, desgrana los problemas que viven los fabricantes de bienes de equipo, como Flymca: “El covid provocó una parada en todos los sectores productivos, lo cual ha bloqueado las cadenas mundiales de suministro, sin estar aún recuperado. El inicio de la guerra de Ucrania acabó por rematar la situación, encareciendo la mayor parte de los suministros industriales (los aceros han subido entre un 25% y un 60%), lo que ha arrastrado al resto de componentes”.

Carrillo subraya que, en paralelo, “la falta de microchips ha provocado una escasez enorme de productos relacionados y ha generado una pelea mundial por hacerse con los pocos que salen al mercado, aumentando drásticamente precios y plazos”.

Incluso con estas circunstancias, la empresa cántabra mira al futuro con optimismo, con varios proyectos relacionados con los cables submarinos, que obligan a la compañía cántabra a diseñar máquinas específicas para cada uno, dado que no existe un modelo estándar que replicar. “Cada desarrollo conlleva una gran carga de horas de ingeniería, además de la construcción de las piezas y el posterior ensamblaje; unos dos años de trabajo por proyecto”, explica Carrillo.

A diferencia de sus competidores (por lo general, ingenierías europeas que subcontratan la fabricación en países con salarios bajos como Turquía, China o Vietnam), Flymca también realiza en sus instalaciones tanto el desarrollo mecánico como el eléctrico y de automatización. “Esto tiene la desventaja de producir con unos costes muy elevados, pero la ventaja de aportar una calidad y una fiabilidad superiores a la competencia”, afirma el gerente.

Actualmente, está finalizando una máquina de cable submarino para Noruega y otra para cables de energía terrestre que irá a EE UU; además, tiene en proceso dos grandes máquinas para una nueva planta de Inglaterra que fabricará cable submarino para conectar las torres eólicas con la costa y otra para cable subterráneo de alto voltaje destinada a Polonia, así como varias cableadoras para una planta que un grupo griego va a abrir en EE UU.

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