El Trastolillo: Una baraja de seres mitológicos de Cantabria

Adriana Diloy de Lucio ha creado un juego de 65 naipes y empezará a comercializarlas en Santander e Internet

La emprendedora cántabra Adriana Diloy de Lucio ha lanzado un proyecto en el que converge su pasión por los juegos de mesa y su interés por la mitología cántabra. Se trata de un juego de cartas dirigido a niños pero también a mayores en el que cobran vida 44 seres mitológicos propios de la región. El juego obliga a ejercitar la memoria y se postula como una alternativa de ocio familiar.


Pasar tiempo en familia y con amigos, sin renunciar a la diversión y con una propuesta singular por bandera: promover que las nuevas generaciones conozcan la cultura cántabra. La joven emprendedora Adriana Diloy de Lucio, aún estudiante de Diseño Gráfico en Cesine, acaba de lanzar El Trastolillo, el primer juego de cartas inspirado en seres mitológicos de Cantabria.

El proyecto surgió a raíz de su trabajo final de grado, en el que debía confeccionar un diccionario creativo. Ella quiso ir un paso más allá y creó un juego de cartas con 65 naipes en el que se da protagonismo a personajes del imaginario popular cántabro tan variopintos como la anjana, el ojáncano, los nuberos, el lantarón, el cuervo o el hombre pez. Tras varios prototipos, perfiló una baraja con 44 seres mitológicos. “Creo que no se me escapa ninguno; aquí están todos los que he encontrado”, dice.

Mientras los jugadores se encuentran inmersos en la partida pueden conocerlos, pues cada carta contiene una breve descripción del ser mitológico que en ella aparece, sus características y las leyendas que se le atribuyen. “Me documenté a partir de varias fuentes, pero sobre todo recurrí a libros, como uno que había en casa de Manuel Llano”.

Adriana Diloy, natural de Soto de la Marina, admite que podía haber escogido cualquier otra temática pero prefirió desmarcarse de otros competidores. “Los juegos de gatos son muy vendibles, pero yo quería algo más original. Luego me enteré de que una chica de Valencia hizo un diccionario creativo a modo de cartas sobre mitología cántabra, pero es distinto”, explica la universitaria.

Modos de juego

La baraja cuesta 18 euros y está pensada para niños y adultos. Además de las 44 cartas de personajes tiene 17 de acción, cinco de guía y unas instrucciones con las normas del juego.

Hay dos modos de juego y en cada uno de ellos pueden participar de dos a cinco jugadores. En el Clásico, se reparte el mazo de cartas de forma equitativa y el objetivo es reunir todas las de una misma familia. Por ejemplo, La Monuca, un animal parecido a la garduña o comadreja, forma familia con el Roblón, un árbol animado con rasgos físicos humanos, el Gallo de la Muerte y el Pájaro de Ojos Amarillos, murciélago y lechuza a partes iguales.

Cuatro de los 65 naipes que conforma la baraja de El Trastolillo y el envase.

“He comprobado que uno de los personajes que más ha gustado a la gente es el Cuervo. No es un ser mitológico como tal, porque acompaña al Ojáncano, pero quise darle más importancia”, relata.

Según la diseñadora gráfica, el juego es bueno para ejercitar la memoria porque el jugador tiene que recordar la respuesta de sus contrincantes cuando son interpelados por otros jugadores para requerirles un miembro de una familia, una información valiosa en el desarrollo de la partida.

El modo Acción es ligeramente más complicado, ya que también intervienen esas cartas específicas, pero el objetivo es el mismo: completar familias y resulta vencedor quien suma más puntos.

Tiendas en Santander

Dispuesta a convertir su iniciativa en un negocio, Adriana lanzó una campaña de micromecenazgo a través de la plataforma Verkami, gracias a la cual aparecieron interesados en participar. “Por lo general, acude a mí gente de Cantabria o cántabros que no viven en la comunidad”, explica.

Su creación se va a comercializar a través de Internet, pero también se conseguirá en algunos establecimientos físicos. “Se podrá comprar en dos tiendas de Santander, una librería y otra especializada en souvenirs de Cantabria”, apunta.

La emprendedora busca que su iniciativa tenga éxito, pero también quiere crecer como diseñadora gráfica, una profesión que, a su juicio, no corre peligro por el auge de la Inteligencia Artificial. “Estoy a favor de usarla como un complemento, para inspirarte en tus creaciones”, señala. No obstante, matiza que lo vería con malos ojos si la intención de quien la utiliza es sustituir el trabajo de un diseñador gráfico.

David Pérez

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