Quesos Río Corvera: ‘En la quesería no vendo 30 kg de queso en un día ni por asomo’

FERIAS: El escaparate de los productos artesanales

Marta Roiz ha encontrado en las ferias de alimentación la herramienta que necesitaba para difundir la calidad de los productos que salen de Quesos Río Corvera, el obrador artesanal que regenta junto a su marido, Jaime, en Bejes.

Fundó la compañía en 2014 pero, por motivos burocráticos tuvo que esperar cuatro años para empezar a producir. Por ello, Roiz reconoce que su empresa no está afianzada en el mercado y que ese es el motivo principal por el que el volumen de ventas varía mucho de una exposición gastronómica a otra. “Nosotros podemos vender 300 o 400 euros en una feria buenísima pero en alguna ocasión también hemos vuelto a casa con 20 euros”.

Sola o en compañía de su marido, Roiz acude a las ferias siempre que puede porque las ventas que realizan en ellas son imprescindibles para mantener su proyecto. “En la quesería no vendo 30 kilos de queso en un día ni por asomo”, compara.

El interior de la cueva Nozaluca donde Marta y Jaime dejan madurar su queso picón durante tres meses.

Según Marta, las exposiciones gastronómicas promueven una filosofía de alimentación sana y sostenible con el medio ambiente, ya que con la comercialización de estos productos se evita que los alimentos tengan que recorrer largas distancias para llegar al domicilio del cliente y se impulsa la actividad de los productores más pequeños. “Estamos hablando todos del kilómetro cero, pero más kilómetro cero que con los productos locales no hay”, dice.

Considera que las ferias permiten a los expositores hacer una imprescindible labor de divulgación: “La gente se tiene que acostumbrar a que cuando compre un queso artesanal, un vino artesanal o una cerveza artesanal, el precio tiene que ser acorde al producto”.

La vocación que Marta comparte con su marido no es fruto de la casualidad. Su abuelo, maestro quesero, elaboró queso picón durante mucho tiempo en su casa, pero las exigencias de la normativa europea le obligaban a profesionalizar su actividad y, al no disponer del dinero suficiente para hacer más inversiones, dejó a su nieta su legado más valioso, sus conocimientos sobre el queso, los mismos que Marta y su marido Jaime predican en cada feria de alimentación.

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