Maite Rodríguez, Marucho: «Damos el año por perdido, pero no la empresa»

La responsable de los restaurantes Marucho y La Flor de Tetuán en Santander, Maite Rodríguez, prevé abrir sus negocios, en principio, solo cuando no haya limitaciones de aforo

La hostelería es uno de los sectores más afectados por el estado de alarma. Las restricciones impuestas por el Gobierno central para reducir la propagación del coronavirus impidieron a bares y restaurantes continuar con su actividad. De hecho, tuvieron que esperar hasta el 4 de mayo para poner en marcha un servicio de comida para llevar a domicilio sin consumo en el local y hasta el inicio de la fase 1 para la apertura de las terrazas a la mitad de su aforo. El mayor problema al que se enfrentan los empresarios del sector, como la gerente de los restaurantes Marucho y La Flor de Tetuán en Santander, Maite Rodríguez, es el de generar ingresos suficientes para afrontar los gastos. «Los ingresos y los gastos tienen que estar equilibrados para poder hacer frente a los pagos y ahora mismo solo tenemos pérdidas», lamenta Rodríguez.

Maite considera que resulta complicado reiniciar la actividad con uno o dos trabajadores debido a que se vería obligada a pagar la Seguridad Social del resto de empleados -25 personas en total- en función del tipo de ERTE al que se haya acogido. Además, otro inconveniente sería hacer los pagos de la hipoteca y el arrendamiento, ya que no podrían completarse hasta la vuelta a la normalidad de sus establecimientos. «Empresarialmente es inviable», destaca.

La responsable de Marucho ha tomado la determinación de abrir sus locales solo cuando se permita una apertura con el aforo al 100% de su capacidad.  «En principio, no tenemos otra opción que no volver a esa normalidad tan deseada en esta fase», explica. En este sentido, opina que retomar la actividad de sus restaurantes entre julio y agosto será «diferente» a hacerlo entre septiembre y octubre, ya que no habrá la misma afluencia de clientes. «A estas alturas ya damos el año por perdido, pero no la empresa», subraya.

La previsión de Rodríguez es recuperar el negocio paulatinamente y empezar, en caso de que la pandemia evolucione positivamente en lo sanitario, un proceso de estabilización a partir de marzo del año que viene. «Ahí será cuando cojamos la cuesta arriba con los puentes y las fiestas tan deseadas por nuestro sector», comenta.

El objetivo principal de la campurriana afincada en Santander es conseguir que sus clientes confíen en que su salud va a estar a salvo en sus locales. Para ello, está trabajando para poner una nueva carta móvil a disposición de los usuarios y guantes, mascarillas y geles desinfectantes. Para asegurarse de que sus negocios cumplen todas las normativas de seguridad frente a la Covid-19, Maite informa de que seguirá el sistema integral ‘Hostelería Segura’, puesto en funcionamiento por Hostelería de España junto a la Asociación de Hostelería de Cantabria para la preparación de bares y restaurantes. Asimismo, prevé que su personal haga unos cursos de formación ‘postcovid19’ justo antes de la reapertura.

Según Maite, en La Flor de Tetuán están «muy ilusionados» con su nuevo servicio a domicilio, ya que los empleados montan y desmontan las mesas y llevan todo el menaje, como si el restaurante se desplazase a las casas de los propios clientes. Además, Marucho también lleva pedidos a domicilio.

Maite Rodríguez vaticina una recuperación lenta de la pandemia. A su modo de ver, solo se conseguirá desde la unidad. Una de sus propuestas es la de trabajar en planes de desarrollo comercial como la creación de una plataforma virtual donde comercios y locales de una misma localidad puedan interactuar. «El aprendizaje tecnológico personal que al menos yo he tenido en este confinamiento me hace creer que podemos hacerlo más rápido de lo que pensamos», valora.

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