Nada es como parece
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Puede que 2020 haya sido el peor año conocido por las generaciones que conviven en España y por las de muchos otros países, pero una encuesta de Gallup International sostiene que somos el país más feliz de Europa, incluso del mundo, ya que un 65% se describen a sí mismos como felices o muy felices (en la UE solo el 50%), porcentaje que no se da en todo el planeta y al que únicamente se acercan los indios (64%). Europa es el continente que se enfrenta con más pesimismo a 2021 (los optimistas han caído al 35%), pero España también da la nota en esto, puesto que el 46% piensa que será mejor que 2020, algo que tampoco es tan difícil.
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La Administración Trump ha incluido en su lista negra de empresas a China Three Gorges, la mayor hidroeléctrica del mundo y propietaria de las gigantescas centrales de las Tres Gargantas. Quizá parezca algo muy lejano, pero la multinacional china es la primera accionista de EDP, que ha adquirido la mayor parte de los activos de Viesgo, y prepara inversiones millonarias en el sector español de energías renovables. La decisión no va a tener efectos en nuestro país, pero sí impedirá la colaboración de inversores y empresas americanas con la compañía china, a menos que Biden, que tomará posesión en unos días, decida lo contrario.
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Puede parecer contradictorio o poco creíble pero la mayoría de las clínicas de cirugía estética han notado un aumento de la demanda desde que se inició la pandemia. Lo achacan, en parte, al teletrabajo: la gente ha tenido mucho más tiempo para verse en el espejo y, sobre todo, ha sacado la conclusión de que mientras trabaja en casa es mucho más fácil enmascarar las hinchazones y otros efectos temporales de una operación en el rostro. Sea por una razón o por otra, son muchas las cadenas de centros de belleza que han abierto nuevas clínicas en estos meses en los que casi todos los demás negocios han ido a menos.
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A los jóvenes cada vez les interesa menos sacarse el carné de conducir y las cifras son muy explícitas. En 2008 se entregaron 850.000 licencias de tipo B en España. Diez años más tarde, la cifra se redujo hasta los 532.000, y en este año de pandemia, los carnés nuevos expedidos hasta el 1 de diciembre no llegan a los 300.000, con lo que se espera que el año se cierre con un descenso de más del 40%. Es cierto que los exámenes estuvieron interrumpidos entre el 12 de marzo y el 23 de mayo en varias comunidades pero eso no justifica, ni con mucho, semejante caída.
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Cuando hace casi dos años la ministra de Industria española aventuró que para el 2040 ya no se podrían vender coches diésel en España le llovieron las críticas y el sector del automóvil lo tomó como una lanzada en el pecho. De hecho, las ventas de diésel se hundieron. En Inglaterra, en cambio, ya no se asustan de nada. En febrero, al ser reelegido, el premier inglés Boris Johnson dijo que esta tecnología se prohibiría en su país a partir de 2035, y ahora acaba de anunciar que después de 2030 en Inglaterra ya no se podrán vender coches ni de diésel ni de gasolina, algo que sí que abre un abismo incierto para la potente industria automovilística británica. Lo llamativo es que no se ha quejado nadie.
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Otro efecto de la pandemia se detecta en las exportaciones. En lo que va de año, nada menos que el 85,7% de los coches que se han producido en España han ido destinados a la exportación, cuando el año pasado fueron el 81,4%. Son casi un millón de vehículos, cuyo principal destino es, tradicionalmente, Alemania. El mercado germano, no obstante, ha flojeado este año y eso ha provocado que las ventas que hacemos Francia se le acerquen cada vez más, a pesar de que también han descendido las exportaciones al país galo.
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Quizá no vuelva a ser todo como antes, pero las vacunas del Covid han abierto esa expectativa. ¿Y qué significa ese retorno a lo habitual? Pues, entre otras cosas, un mayor consumo de petróleo, así que en el mismo momento en que se anunciaron las vacunas, el precio del crudo subió un 12,5%. El consumo de petróleo ha caído este año de una forma muy significativa, por la reducción de viajes y el descenso de la actividad económica en general y los excedentes de producción habían hundido los precios a poco más de 30 dólares el barril.
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Las estrategias de los partidos políticos dan lugar a paradojas insólitas en España. Por ejemplo, que el presupuesto de la Casa Real, con una sensible mejora económica, haya salido adelante gracias a los votos de Podemos, Esquerra Republicana y Bildu (todos ellos republicanos) y, en cambio, haya sido rechazado por Vox y Ciudadanos. Es verdad que sin el voto de Podemos, Bildu y ER a esa sección se hubiese caído todo el proyecto de presupuestos del Estado para 2021 y, por tanto, se veían obligados a hacer de tripas corazón, pero Vox y Cs podían haber adoptado la misma decisión que el PP en esta sección, la de abstenerse, para que esta votación no resultase tan insólita.
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El Ministerio de Economía pretende desmantelar las cerca de 1,5 millones de sociedades zombis que existen en España, que no tienen actividad ni presentan cuentas, pero que acumulan importantes pérdidas que se convertirán en un crédito fiscal si en algún momento se activan. Los trabajos en la reforma de la Ley de Medidas de Prevención del Fraude se orientan hacia dos objetivos: que los registradores mercantiles purguen el listado de sociedades zombis para acabar con ellas y que Hacienda prive a estas empresas del número de identificación fiscal, lo que en la práctica supondrá su muerte civil.
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Los hoteles valencianos han emprendido una ofensiva para que el Gobierno les permita rebajar la potencia eléctrica contratada mientras están cerrados, lo que podría suponerles entre 7.000 y 30.000 euros por establecimiento, según su tamaño. La legislación actual solo permite que una empresa cambie la potencia contratada una vez cada 12 meses y, por ese motivo, los hoteles de temporada vienen soportando, mientras están cerrados, el coste de una potencia eléctrica de la que no hacen uso y que por lo general es muy alta, para poder cubrir las necesidades de climatización y de iluminación de unos edificios tan grandes. Ahora, con una situación económica muy delicada por la pandemia, mantener los costes de potencia o los peajes de acceso puede suponer el cierre definitivo para algunos de ellos.
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