‘Pretendemos que Santander sea reconocida como ciudad de conciertos’

JAVIER PALACIOS, PROMOTOR MUSICAL DE ESCENARIO SANTANDER

La atmósfera que se respira al entrar en Escenario Santander recuerda a la de esos garajes donde unos cuantos colegas se juntan a escuchar música, tocar algún instrumento y pasar un rato divertido. Y es que eso y otras muchas cosas más, como grabar un disco o dar clases de rock, son posibles en esta sala que va camino de convertirse en referencia nacional por su modelo de gestión público-privada y por dotar a Santander de una programación estable de conciertos. Después de atravesar tiempos difíciles por la crisis económica y musical, sueña con abrirse un hueco en el circuito internacional. Detrás del telón y de una nueva forma de entender la música está Javier Palacios y Delfuego Booking.


P.- ¿Desde niño ya era aficionado a la música?
R.- Sí, mi padre trabajaba en Radio Santander y me dejaba allí con Súper Poly, Paco Pis, Carlos Revuelta, Cristina Jimeno… Yo tenía seis o siete años y le fui cogiendo gusto al mundo de la radio. En la SER había una sala donde podías coger discos como si se tratara de una biblioteca y, años más tarde, yo me los llevaba a casa y los grababa en las antiguas cassettes. Mi padre también me traía discos cuando viajaba a Inglaterra, así que escuchaba música que no conocía la gente de mi edad. Algunos eran peores y otros mejores, pero me ayudó a ir formándome un criterio.

P.- ¿Y en el negocio musical también es autodidacta?
R. Como el 70 u 80% de los profesionales que nos dedicamos al mundo de la música, mis conocimientos son producto del paso del tiempo y de la experiencia. Y, por supuesto, depende de los gustos y de la pasión que sienta cada uno. No obstante, el fenómeno de la música en directo y el auge de los festivales es bastante reciente. Sucede cuando el disco se empieza a venir abajo y se perfila como la gran escapatoria al negocio de la música. Y eso que ahora el disco se está recuperando, gracias al vinilo.

P.- ¿Ha estado vinculado al mundo de la música desde sus inicios profesionales?
R.- Lo primero que hice fue mandar un currículum a Virgin, la tienda de discos de Valle Real, y allí estuve trabajando desde 1996 hasta el 2003. Fueron buenos tiempos, porque era un momento previo al boom de internet y de canales como Spotify, y en la tienda de discos podías ser testigo privilegiado de lo que estaba pasando. Después, me incorporé a una promotora de Bilbao llamada Last Tour y empezamos a organizar festivales en Santander, como el Summer Festival o el Cuba Festival, entrando en programaciones de ayuntamientos e intentando aportar un punto de vista diferente.

P.- ¿Cómo se puede hacer algo distinto en un mundo tan explorado como el de los conciertos?
R.- El poco dinero que entonces se dedicaba a la música era a través de los ayuntamientos, pero los conciertos no solían estar gestionados por profesionales sino por técnicos con conocimientos musicales limitados, que recurrían a artistas superventas de la tele o programaban según las revistas que les enviaban los promotores. Nosotros intentamos cambiar esa filosofía, para ofrecer a la gente distintas tendencias y mirar fuera de nuestras fronteras.

P.- Después empieza la aventura de Escenario Santander, ya como empresario…
R.- Sí, en el año 2009 salimos de Last Tour para desarrollar nuestras inquietudes a través de Delfuego Booking, la empresa que monté un año después junto a dos socios, Ángel Torres y Fernando Toyos. Cuando todavía estábamos allí logramos traer a Santander a Bruce Springsteen, Simple Minds, Morricone, Fito… Y empezamos a sentar una base sólida. El problema es que carecíamos de una sede estable y teníamos que programar de forma un poco kamikaze, cada vez en un local distinto. En 2012, cuando salió a concurso el Escenario, fuimos los únicos en presentarnos y los encargados de arrancarlo.

P.- Han pasado ya cinco años. ¿Qué han logrado en este tiempo?
R.- Lo más importante es una programación regular: Todos los viernes y sábados hay conciertos; por las mañanas organizamos visitas escolares; por las tardes damos clases de música y los fines de semana siempre hay alguna actividad de tipo familiar, como un concierto infantil o un mercadillo, que conecta la sala con su entorno. Al principio, dudábamos de la ubicación pero ha resultado ser muy positiva por el parque y la facilidad de aparcamiento.
Toda esa rutina no sería posible si no existiera una colaboración estrecha entre lo público y lo privado. Con la Concejalía de Cultura nos reunimos frecuentemente para hablar de la programación y el Ayuntamiento tiene un papel muy activo en la Sala, entre otras cosas, porque también es la sede de la banda municipal de música.

P- ¿Crece el público?
R.- De enero a junio se ha incrementado en un 60% en comparación con el año pasado, y eso es una barbaridad. Detrás de este éxito está la calidad de la programación con relación al riesgo económico de la misma, ya que estamos consiguiendo equilibrar ambos aspectos; también las ayudas del Ayuntamiento, que aumentan poco a poco, y la respuesta del público y de los propios artistas, que van entendiendo mejor cómo funciona el circuito. Ahora mismo estamos muy contentos porque hemos conseguido ganarnos la vida con ello y nos sentimos valorados, aunque probablemente si hiciéramos lo mismo en otro lugar de Europa tendríamos otro estatus y las cosas avanzarían a un ritmo más rápido.

P.- ¿Hay muchas salas como Escenario Santander, que funcionen a partir de esa colaboración público-privada?
R.- No. Hay pocos sitios en España donde puedas dar un concierto, encontrar formación, organizar actividades o disponer de un estudio de grabación para bandas a precios muy accesibles. Solo son parecidos ‘Las Armas’, de Zaragoza, o ‘El Hangar’, de Burgos, lo que hace que vengan a visitarnos de ayuntamientos como Lanzarote o Guadalajara para conocer el modelo. La sala está empezando a ser considerada un referente nacional y ahora, que todavía quedan cuatro años por delante de concesión, nos espera la parte más bonita. Cuando llegamos, nuestra situación y la del mercado estaban muy ahogadas por la crisis económica y musical, pero ya hemos cogido aire, las instituciones nos respetan y el público nos apoya.

P.- ¿Y qué retos se han fijado para estos cuatro años que les esperan?
R.- La sala está ya muy cerca de dar un salto internacional. De hecho, este mes de junio acogemos el concierto de HIM, con una producción muy ambiciosa y un caché y unas entradas más caras. A partir de ahí, queremos ir entrando en el panorama musical internacional. Nuestro objetivo es que Santander sea reconocida como ciudad de conciertos y que vayamos dejando un sello cultural en todo lo que hacemos para que también se pueda beneficiar el turismo.

P.- Ustedes son los primeros que han puesto en marcha una escuela de verano para formar roqueros. ¿Cómo es esa experiencia?
P.- El rock es nuestra base, aunque también nos gustan los cantautores de calidad, la música indie, electrónica, etc. La filosofía de nuestra escuela es que los niños se acerquen a la música de forma inocente, aprovechando las vacaciones para aprender a tocar, que sepan lo que es entrar en un estudio de radio o que se maquillen como sus artistas preferidos. El primer año, en 2013, tuvimos 300 niños, luego subimos a 500 y ahora estamos en 800, el límite que nos hemos fijado. Ahora lo estamos sacando a otras ciudades, como Zaragoza o Santiago de Compostela, pero manteniendo el mismo libro de estilo del campus que hacemos aquí.

P.- ¿Cuál ha sido el mejor momento musical que ha vivido dentro de Escenario Santander?
R.- Artísticamente, los mejores momentos en la sala los he vivido cuando había menos gente dentro; por ejemplo, en el concierto del artista Ryan Bingham, ganador de un Oscar por el tema central de ‘Corazón Rebelde’, de Jeff Bridges. La gente ni sabe que ha estado aquí, pero fue uno de los momentos más emocionantes, lo mismo que con Charles Bradley y con otros artistas del soul, como Sharon Jones. Los grandes mitos de la música se hacen así, tocando en salas pequeñas como hacía Bruce Springsteen antes de dar conciertos en el Bernabeu a 150 euros la entrada.

P.- ¿De qué grupo o artista es fan?
R.- Soy superfan de David Bowie, Bob Dylan, Elvis y Sinatra; y, a partir ahí, lo que quieras. Y he hecho locuras como ir a ver a U2 en el 97 al estadio de Wembley, viajar al rancho de Willie Nelson en Austin, con Obama… Uno de los momentos más especiales de mi vida fue en 1989, cuando aún era un niño y Miguel Ángel Portugal (Portu), me llevó a un concierto de ‘The Cure’ en ‘El autobús de los 40’. Me quedé maravillado y se lo agradeceré toda la vida.

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