‘Necesitamos nuevos espacios para atraer inversiones’

FERNANDO CÁMARA, DELEGADO ESPECIAL DEL ESTADO EN LA ZONA FRANCA

Desde que el antiguo Depósito Franco de Santander pasó a ser Zona Franca en 2016, un cambio que Fernando Cámara lideró durante más de un año y medio de negociación, este espacio puede ubicarse en terrenos distintos a los portuarios. Una circunstancia que resulta muy atractiva para el asentamiento de fábricas y pymes vinculadas al comercio exterior, que podrían beneficiarse de sus ventajas fiscales y arancelarias. Encontrar espacios disponibles para hacer crecer este territorio casi agotado pero con tantas posibilidades para el futuro económico de la región -como ha ocurrido en Vigo, otra de las siete Zonas Francas de España- es su hoja de ruta para los próximos años.


P.- No todo el mundo sabe bien lo que es una Zona Franca. ¿Cómo es este espacio y en qué consiste su trabajo?

R.- Actualmente estoy en excedencia como Secretario General del antiguo Depósito Franco y soy el Delegado Especial del Estado en la Zona Franca, que es una entidad pública estatal. Mi perfil es técnico y no político.

Una Zona Franca es un territorio donde se aplica un régimen aduanero especial, como la exención de derechos arancelarios para las mercancías extranjeras y otra serie de ventajas fiscales. Solo hay siete en España y ésta es una de ellas aunque, de momento, es pequeña…

P.- ¿De cuánto espacio estamos hablando?

R.- Son 49.000 metros cuadrados y la ocupación es del 100%. De ellos, 38.000 metros cuadrados son propios de la Zona Franca y el resto son concesión del Puerto. Los espacios son muy eficaces si están cerca del Puerto para la mercancía que entra por mar en condiciones arancelarias preferentes, mientras que si encuentran en polígonos más alejados se exige mayor documentación. Aquí se puede ser más eficiente.

P.- ¿Cuáles son sus planes de crecimiento?

R.- A medio plazo, hay varias posibilidades para ampliar nuestro emplazamiento y ser capaces de crecer hasta 150.000 metros cuadrados, un 300%, con una ocupación completa. Estamos en bastante buena sintonía con la presidencia de la Autoridad Portuaria para buscar nuevas ubicaciones, aunque es un proceso complicado. Hay poco terreno cerca del Puerto y tenemos que poner en valor nuevos espacios para poder acoger inversiones importantes.

P.- ¿Qué terrenos están buscando para extenderse?

R.- De momento, este mes derribaremos el silo que está dentro de nuestras instalaciones y ganaremos 3.500 metros cuadrados, aunque sigue siendo poco espacio y todavía no sabemos a qué se va a destinar. También estamos pensando en la Ciudad del Transportista o en una parte del Polígono de Wissocq, a la entrada de Santander. Hasta que iniciemos la actividad, el Puerto nos ha aprobado la concesión de una nave para que podamos buscar todas las de ese polígono que estén en desuso y que podrían volver a funcionar, con un precio de mercado tarifado.

P.- ¿Las empresas cántabras, sobre todo exportadores e importadores, conocen suficientemente las ventajas fiscales que conlleva asentarse en una Zona Franca?

R.- Muchos sí las conocen, pero hasta hace poco no disponían de esta posibilidad. Ha sido a raíz del cambio de Depósito a Zona Franca en el año 2016, que supone el paso de entidad privada a pública estatal. Con ello, conseguimos que se puedan realizar actividades económicas, no solo aduaneras, e invertir en cualquier área teniendo el respaldo de la financiación del Estado.

P.- ¿Y cree que llegarán grandes compañías atraídas por la competitividad de operar en este espacio?

R.- Debería atraer no solo a grandes compañías, también podría impulsar a pequeñas empresas hacia el comercio exterior. Es, sin duda, un gran recurso financiero para Cantabria, porque el impuesto de sociedades de estas empresas vuelve a la Zona Franca. Si logramos crecer y tener una Zona Franca fuerte revertirá en una mayor riqueza para nuestra comunidad, ya que parte de los impuestos se van a quedar aquí.

P.- ¿Qué empresas se ubican actualmente en la Zona Franca?

R.- Hay tres grandes empresas. La más importante es Azucarera, y también está Friologic y Macropesca. Son las máximas posibles en el 20% del espacio. El 80% restante lo gestionamos nosotros de forma directa, poniendo almacenes al servicio de operadores portuarios. La mitad de los almacenajes son de líquidos, la mayoría relacionados con la salida de residuos de Sniace ,y el otro 50% son cereales y metales.

P.- ¿Y cómo van los números?

R.- Podemos hablar de situación boyante y de buena gestión ya que, desde el año 2011 crecemos a un ritmo de dos dígitos. Tenemos unos recursos de 3 millones de euros en caja para invertir. No es que sea mucho, pero sí suficiente.

P.- En España hay un número muy limitado de Zonas Francas. ¿Hay alguna que les sirva como modelo a seguir?

R.- Hay solo siete y el referente para nosotros podría ser el Puerto de Vigo, que cuenta con 10 millones de metros cuadrados en distintos polígonos. La actividad portuaria en Vigo representa nada menos que el 21% del PIB gallego.

P.- Para Cantabria, ¿qué importancia tiene el Puerto de Santander?

R.- Es el motor de la economía regional. La Zona Franca mueve medio millón de toneladas y el Puerto pasa de los seis millones. Cantabria siempre ha tenido una de las mayores flotas de camiones de España y muchas de ellas empezaron a desarrollarse con la actividad portuaria.

P.- ¿Cuánto tiempo lleva trabajando aquí?

R.- En el Puerto, 12 años. Empecé en el Depósito Franco como subdirector y, dos años después, en 2017, me nombraron Secretario General. Antes, estudié Económicas pero no llegué a acabar la carrera porque, desde muy joven, me encaminé hacia el mundo comercial. He sido jefe de ventas de distintas marcas, algunas de ellas relacionadas con el mundo del audio y del video. Luego me dediqué a la empresa familiar y tuve una imprenta.

P.- De estos doce años ligado a la actividad portuaria, ¿cuál es el momento que más recuerda?

R.- El momento clave fue el de convencer al Pleno del Depósito Franco de que debíamos convertirnos en Zona Franca, siendo los únicos en España. Se trata de la primera concesión de una Zona Franca gestionada por el Consorcio del Depósito Franco, es decir, teniendo detrás a una entidad pública estatal. La legislación europea estaba haciendo desaparecer estas zonas y era la forma de asegurar que no perderíamos la actividad.

P.- ¿Le resultó difícil conseguirlo?

R.- Fue fruto de un año y medio de gestión y 800 folios. Es una decisión histórica, porque pasábamos de ser una empresa privada a una entidad pública estatal de forma voluntaria, sin que existiese un proceso de nacionalización. Y, dos años después, seguimos avanzando a muy buen ritmo.

P.- ¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

R.- La actividad portuaria es muy bonita. Lo que más me atrae es el día a día, por ejemplo, bajar a ver a los barcos cuando descargan las mercancías. Lo que menos, el papeleo. Hay demasiada burocracia en la gestión de lo público aunque, con el tiempo, me ha empezado a gustar. Lo prefiero a la parte política que conlleva el cargo.   

P.- ¿Le dedica muchas horas?

R.- No puedo decir que sea una actividad estresante pero, como decía mi padre, el éxito solo está delante del trabajo en el diccionario. Lo más importante es que vengo siempre a trabajar con mucha ilusión. Me encanta la parte de gestión de las personas. Hemos conseguido formar un buen equipo. Somos doce personas y estamos todos muy implicados y compartimos la misma visión. La conversión a Zona Franca ha sido tan importante que hemos tenido que cambiar el sistema de contabilidad, los equipos, funcionar como OEA (Operador Económico Autorizado), etc. Eso nos ha llevado a tener que realizar muchos cursos y hemos aprendido todos.

P.- ¿Qué hace cuando no está en el trabajo?

R.- Lo que más me gusta es estar con la familia, tengo dos hijos. Soy muy racinguista, me gusta practicar el esquí y montar en moto. Soy motero.

Patricia San Vicente

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