Alejandro Fernández, Acuafauna: ‘Perros y gatos han pasado a ser parte de la familia’

En pocos años, hemos pasado de tener animales para el trabajo a mascotas que nos hacen compañía e incluso se convierten en un miembro más de la familia. Esta nueva realidad se percibe especialmente en las tiendas de animales, uno de los mercados que más ha crecido durante la pandemia, y se notará aún más de aprobarse la Ley de Bienestar Animal, que aumenta las restricciones para evitar el sacrificio y plantea polémicas medidas como la necesidad de hacer un cursillo para poder tener perro. En cualquier caso, los vendedores de animales deben estar formados y especializarse cada vez más si quieren fidelizar a una clientela que consulta y compara gracias a internet.


P.- Su sector es uno de los que más ha crecido durante la pandemia ¿Cómo les ha afectado a ustedes?

Alejandro Fernández, Acuafauna.- El aislamiento y la soledad causada por el confinamiento nos ha convertido en uno de los mercados más beneficiados, pero también han aparecido grupos inversores que han visto en las tiendas de animales una forma de hacer negocio, no siempre con la profesionalidad necesaria. En nuestro caso, lo hemos vivido de formas diferentes. Al principio de la pandemia tuvimos que abrir porque nos consideraban un negocio esencial, aunque solo podíamos vender alimentación animal. Cuando en junio nos dejaron libres, sí que notamos mayor demanda, porque la gente se volvió loca por tener una mascota.

P.- ¿Cuáles son los animales que más se venden en la actualidad?

R.- Principalmente, los peces, y entre personas mayores, canarios y periquitos, porque cantan y hacen compañía. Los jóvenes y niños pequeños suelen preferir pájaros como los agapornis, y cobayas y conejos, porque son los que más interactúan con ellos. En general, se buscan animales que ocupen poco o vivan en jaula, pero sean sociables para estar con ellos. Los hámsteres, por ejemplo, son nerviosos, pero hay gente que ve la tele mientras los tiene sentados en las rodillas. Hay clientes de todo tipo, incluso tengo alguno que viene a la tienda con un mono tití en el hombro, con un loro en la oreja o con varias suricatas.

P.- ¿Por qué decidió emprender en este sector?

R.- Mi pareja, Andrea Cabrero, y yo éramos aficionados a los animales y nos gustaba tenerlos en casa. Además, ella tenía experiencia previa porque llevaba muchos años trabajando en una tienda de animales hasta que decidió establecerse por su cuenta junto a su socia, Jessica Trueba. Ahora, con ellas, tenemos dos tiendas propias: una en el centro comercial de El Alisal, Crazy Zoo, que antes era una franquicia, y otra que hemos abierto a principios de año en el Polígono de La Esprilla, que se llama Acuafauna. Estábamos en Peñacastillo, pero preferimos venirnos aquí por la facilidad de aparcamiento y por una cuestión de espacio, ya que hemos pasado de tener 75 metros cuadrados a casi 400.

P.- ¿Qué se necesita para trabajar en una tienda de animales?

R.- Es un negocio que no tiene nada que ver con la hostelería o con la moda, y no puedes dedicarte a esto si no te gusta. Debes amar a los animales y formarte mucho porque no se aprende en una semana, cada día sale algo nuevo. Además, es necesario especializarse porque los clientes te piden asesoramiento y es fundamental para poder fidelizarlos. En El Alisal, por ejemplo, somos especialistas en reptiles y, en mi caso, en acuariofilia. Tratamos de leer mucho y de formarnos, aunque, desafortunadamente, no hay muchos cursos en nuestro sector. Gracias a internet, las personas que entran a las tiendas suelen estar muy enteradas y han visto videos en YouTube, por lo que debes prepararte para poder resolver todas sus dudas.

P.- ¿La venta por internet también ha revolucionado su sector?

R.- Sí, absolutamente; y ha generado muchos problemas, porque la venta de animales entre particulares a través de internet no está controlada y se suele hacer sin reglas. Es un mundo en el que abundan las estafas, incluso hay vendedores que suplantan la identidad de las tiendas, lo que nos lleva a extremar el cuidado. Además, ha reventado los precios. Aunque estemos en un mundo globalizado y de libre comercio, creo que debería existir un precio mínimo tipificado, para que no nos ocurra como a los agricultores, que acabamos vendiendo por debajo de lo que nos ha costado.    

P.- Y si internet se lo pone difícil, más aún las grandes cadenas. ¿Cómo capean la aparición de grandes superficies dedicadas al cuidado de las mascotas?

R.- La llegada de grandes tiendas nos influye, no lo voy a negar, pero también la desaparición de muchos pequeños comercios locales que se han visto obligados a cerrar en los últimos tiempos. En cualquier caso, nuestras principales armas para resistir son estar especializados, tener gente muy preparada y atender a los clientes de forma personalizada. Este tipo de grandes superficies tienen cosas positivas, como el precio, por una cuestión de volumen, pero pueden llegar a plantear problemas a los clientes, como vemos por aquí a menudo. Además, algunos vendedores de animales acaban perdiendo el aliciente por la profesión porque, en ocasiones, solo van a resultados.

P.- ¿Es un mundo innovador?

R.- No demasiado, pero últimamente se han dado muchos avances en alimentación o complementos. Lo que más ha cambiado es el concepto, lo que entendemos por tener un animal en casa, especialmente los perros y gatos. Hace treinta o cuarenta años, nos ayudaban en el trabajo, luego pasaron a ser de compañía y ahora se han convertido en un miembro más de la familia. Algunos, incluso, los consideran hijos. Como consecuencia, hemos pasado de darles las sobras a que coman carnes frescas deshidratadas con atún o langostinos que bien podrían servirnos para hacer una ensalada. De hecho, hay marcas españolas que fabrican piensos animales calificados para su consumo humano. En ese aspecto se ha evolucionado mucho y también en la venta de juguetes, complementos y ropa, como los chubasqueros para perros de tamaño pequeño.

P.- Lo que parece que va a cambiar las cosas es la nueva Ley de Bienestar Animal que prepara el Ministerio de Derechos Sociales…

R.- El anteproyecto está bien, por una parte, porque se quiere proteger a los animales, pero, por otra, es muy restrictivo, cuando en España ya existen leyes al respecto y no se cumplen. Para mí, los extremos nunca fueron buenos y ese texto legal tiene bastantes incongruencias. Por ejemplo, en tiendas solo se podrían vender animales autóctonos, como conejos, y pájaros como los canarios, pero periquitos no, porque no son de aquí. Sin embargo, no se tiene en cuenta si están en peligro de extinción. Algo parecido ocurre con las colecciones privadas, que con la nueva ley quedarían prohibidas pese a que gracias a ellas se ha logrado asegurar la supervivencia de muchas especies.

P.- ¿Cree que esta nueva legislación les acabará afectando mucho?

R.- Espero que no, porque además es difícil de aplicar. Se basa, en buena medida, en la necesidad de registrar a cualquier animal de compañía, pero eso no va a ser fácil porque no existe forma, ni personal suficiente, para poder controlarlo. En una vivienda particular, por ejemplo, está prohibido tener más de cinco animales, pero cómo evitarlo sin tener que ir a tu casa a comprobarlo o sin convertir a los veterinarios en una especie de policías. Que se legisle para proteger a los animales está bien, pero debe hacerse con rigor científico y preguntando a las personas mejor preparadas. Los peces, por ejemplo, solo podrán adquirirse en las tiendas por encargo, para evitar la compra impulsiva. Pero ¿qué hay más impulsivo que internet? Ahí sí que abundan las estafas e ilegalidades y, sin embargo, nadie hace nada.

Patricia San Vicente

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