Menos ricos que la media y más aficionados a los inmuebles

Radiografía patrimonial de los cántabros

La recuperación económica y el afloramiento de bienes en el extranjero como consecuencia de la amnistía fiscal de Montoro han elevado sustancialmente el número de declarantes por Patrimonio en España desde que se repuso el impuesto en 2011. Sin embargo, en Cantabria la cifra permanece casi estancada. Hay 3.080, con un patrimonio medio de 2,7 millones de euros, frente a los 3,23 del país. La riqueza local declarada suma 6.973 millones de euros, de forma que todos los adinerados de la comunidad juntos apenas suman la décima parte del patrimonio que tiene el fundador de Inditex.


Hasta que llegó la información electrónica, cada día, un buen puñado de santanderinos acudían a la sede del Banco Santander en el Paseo de Pereda para comprobar el cierre diario de la Bolsa en los cartelones que colgaba la entidad en la puerta. Era la imagen más representativa de una burguesía acomodada que acumulaba un jugoso patrimonio inmobiliario y bursátil. Una escena que se podía ver en pocas ciudades españolas más, bien porque eran menos dadas a lo que se conocía como jugar en bolsa o porque tenían menos que invertir. Pero ese escenario ha cambiado tanto que se ha dado la vuelta. Los cántabros de 2018 tienen menos patrimonio que la media del país y el valor de sus activos financieros ha caído sustancialmente.

En 2007, justo antes de la crisis, los 13.442 cántabros que estaban obligados a declarar por el Impuesto sobre el Patrimonio decían tener 10.113 millones de euros, de los que el 74% estaban invertidos en valores, nada menos que 7.500 millones de euros y un 19,7% en viviendas (casi 2.000 millones). En 2016, al acabar la crisis, y con unos umbrales distintos para la declaración, los cántabros que la presentaron fueron solo 3.080 y manifestaban tener un patrimonio de 6.973 millones de euros.

No pueden compararse ambas estadísticas porque los cambios que se han producido en el impuesto desde entonces han limitado mucho el número de los obligados a declarar. Mientras que en el año 2007 eran sujetos pasivos todos aquellos cuya base imponible superara los 108.182 euros o, cuando los bienes o derechos superaran los  601.012 (unos 100 millones de pesetas), a partir de 2011 los límites se han ampliado a 700.000 y 2.000.000 euros, respectivamente. Además, algunas comunidades siguieron bonificando el 100% de la cuota del impuesto a partir de 2011.

Por este motivo, no es fácil saber si las fortunas de la región han perdido fuste o se han marchado. Lo que sí se puede constatar, por comparación con la media nacional, es que los declarantes cántabros cada vez tienen menos motivos para hacerlo, porque su patrimonio medio (2,264 millones por contribuyente) es un tercio inferior al del español medio (3,197 millones).

El declarante medio tiene 2,7 millones, por 3,2 en el conjunto del Estado

En conjunto, ese patrimonio nacional alcanzaría los 632.273 millones de euros, mientras que el de los 3.080 familias cántabras que tienen más patrimonio suman 6.973 millones, la décima parte del que se le calcula a Amancio Ortega. Una clara demostración de que la burguesía local, que en su momento incrustaba a un buen puñado de apellidos en el ranking nacional de riqueza ahora está en un plano bastante inferior.

Lo que sí resulta llamativo es que, siendo la base gravable un 30% inferior a la media nacional, el resultado de la cuota a ingresar de los cántabros (5.344 euros por contribuyente) sea muy parecido a la media nacional (6.064), en lo que pueden tener mucho que ver las bonificaciones especiales de algunas comunidades, como Madrid, que se ha especializado en atraer las fortunas de otras regiones, creando un enorme efecto aspiradora propiciado desde los tiempos de Esperanza Aguirre que, con el gancho de una fiscalidad inferior en Patrimonio o Sucesiones, ha acabado por concentrar en la capital el domicilio fiscal de la mayoría de las fortunas españolas.

La clase acomodada cántabra no solo ha pasado a tener menos patrimonio que la media sino que se estrecha en número. Los declarantes por Impuesto sobre el Patrimonio de 2016 (3.080) fueron menos que los del año anterior (3.138), un descenso que resulta significativo, puesto que en el conjunto del país hubo 9.000 más. También se redujo en un 0,8% la cuantía media declarada, que fue de algo menos de 2,7 millones de euros, mientras que en el conjunto del Estado quedó estancada en 3,2 millones de euros.

Cómo se distribuyen los patrimonios

Los cántabros pudientes siguen teniendo afición a la bolsa, y el 67,1% de su patrimonio está invertido en valores (4.678 millones de euros). Pero la proporción ya no es mayor que la media nacional, que es del 73,5%, por el peso de los grandes accionistas asentados en Madrid y Barcelona. En lo que sí destacamos es en el gusto por los inmuebles (27,5% del patrimonio frente al 20,2% de media nacional). En seguros y rentas los contribuyentes locales tienen el 1,49% (1,92% en España) y únicamente el 0,11% de esa riqueza acumulada está formada por bienes suntuarios, apenas la mitad de la media nacional (0,20%) lo que quizá indique que en Cantabria no está bien visto presumir.

Pocas manifestaciones de lujo. El peso de los bienes suntuarios en el patrimonio de los cántabros es apenas la mitad del que tiene en otras regiones.

Es significativo el escaso peso de las inversiones empresariales propiamente dichas, que solo ocupan el 1,6% del patrimonio de los declarantes cántabros y el 1,8% de los del conjunto del país.

Quizá sorprenda que tengan bastante más patrimonio las mujeres declarantes de la región que los hombres. Ellas reconocen poseer 3.595 millones de euros y ellos 3.378, pero esa una constante en todo el país, y probablemente tenga que ver con su mayor supervivencia biológica, si tenemos en cuenta que el patrimonio suele concentrarse con mayor intensidad en los rangos de edad más altos. Otra diferencia de género es que las mujeres tienen algo menos de interés por invertir en valores que los hombres y más aprecio por los inmuebles. Y, frente a lo que pueda suponerse, dedican bastante menos a bienes suntuarios, ya sean joyas, yates, aeronaves, obras de arte o antigüedades.

Perfil del declarante medio

Además de tener un patrimonio valorado en 2,7 millones, sin incluir la vivienda principal, los contribuyentes cántabros afectados or el Impuesto sobre el Patrimonio declaran unos ingresos anuales medios ajustados (base imponible) en el IRPF de 80.505 euros, de los que pagan por Renta 22.202, lo que supone un tipo efectivo del 25,93%. Eso indica que ingresan bastante menos que la media nacional, que es de 125.132 euros de base imponible, con una cuota a pagar por IRPF de casi 38.000 euros.

Como cabía esperar, la mayor parte (el 68,5%) de los contribuyentes españoles por Patrimonio se encuentran en el primer tramo, los que declaran tener propiedades y bienes por importe de entre 300.000 euros y 1,5 millones. En comparación con 2015, estos declarantes han crecido un 6,5%.

El número de ricos ha crecido muy rápido desde 2011

El segundo grupo más numeroso es el de quienes declaran tener entre 1,5 y 6 millones de euros. Son 51.077 en todo el país, 250 más que el año anterior.

A continuación figuran los declarantes que tienen entre 6 y 30 millones de euros. Crecieron un 2% en el último año y ahora son 6.053. Otros 579 ciudadanos o familias declararon tener más de 30 millones de euros, 30 más que el año anterior (+5,4%).

Pero quizá lo más significativo es que entre 2006 y 2016 los patrimonios superiores a los 30 millones de euros casi se han triplicado en España, al pasar de 200 a 579. En realidad, el avance se ha producido desde el inicio de la recuperación económica. El número de ricos, si se puede llamar así a los propietarios de más de 30 millones de euros era de 352 en 2011 y pasó a ser de 443 en 2012, 471 en 2013, 508 en 2014 y 549 en 2015.

Poca capacidad recaudatoria

El Impuesto de Patrimonio se suprimió a partir del 1 de enero de 2008 y, como consecuencia de la crisis económica, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero lo recuperó en 2011, en principio temporalmente hasta el año 2013, pero el Ejecutivo de Mariano Rajoy lo ha seguido manteniendo y lo volvió a prorrogar para el año 2018.

A pesar de gravar a los contribuyentes con más patrimonio, su capacidad recaudatoria es muy limitada. Si en 2007 aportaba 2.121 millones a las arcas del Estado, tras la recuperación a medias de 2011 se limitó a ingresar 739 millones, 18 de ellos obtenidos de los contribuyentes cántabros. Esta aportación de la comunidad ha ido bajando año tras año hasta quedarse en poco más de 15 millones.

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