‘El número de empresas cántabras que exportan regularmente ha crecido un 15%’

Javier López Marcano, consejero de Industria

El regionalista Javier López Marcano tiene su despacho en el Parque Científico y Tecnológico de Cantabria (PCTCAN), muy cerca de empresas que exportan servicios de alto valor añadido, como Semicrol, Quiter, CIC o TTI, y de donde se ubica Sodercan, la compañía pública que trata de estimular el comercio internacional de la región. El consejero de Industria constata que, poco a poco, el número de los exportadores regulares va creciendo (ya hay unas 380 empresas que venden en el exterior cada año) y que, a pesar de las complejas circunstancias internacionales, están consolidándose en sus mercados y abriéndose paso en otros nuevos.


Pregunta.- La actividad exportadora de Cantabria suele centrarse en unas 300 empresas que venden fuera sus productos de forma regular. Es una cifra que apenas ha cambiado en décadas, salvo en circunstancias coyunturales. ¿No es posible aumentarla?

Javier López Marcano.- Aunque el incremento es paulatino, sí que hay un aumento del número de empresas que exportan regularmente en la región. Casi un 15% más desde 2017, hasta llegar a las cerca de 380 empresas que vendieron sus productos fuera en 2022.

En cualquier caso, somos conscientes de que el fomento de las exportaciones es clave en nuestra posición económica regional y trabajamos para seguir aumentando esa cifra a través de medidas de apoyo a la internacionalización de nuestras pymes.

P.- ¿Cuáles son las medidas más relevantes?

JLM.- Sodercan lanza anualmente programas de subvenciones y apoyo cuyo objetivo es ayudar a las pequeñas empresas a abordar nuevos mercados.

La diversificación geográfica permite aprovechar las oportunidades que ofrecen los mercados emergentes, con tasas de crecimiento más elevadas, y en los que las pequeñas empresas de nuestra región pueden introducirse si tienen los apoyos necesarios.

P.- ¿En qué mercados se mueven las empresas exportadoras cántabras?

JLM.- El mercado principal de Cantabria es la Unión Europea (Francia, Alemania e Italia como países prioritarios) y supone el 71,7% de todas las exportaciones, según los últimos datos estadísticos de 2022, un 20% más que en el mismo periodo del año anterior, debido, sobre todo, a la situación geopolítica que ha supuesto un repliegue hacia mercados más cercanos y consolidados. Eso no significa que no haya diversificación.

P.- En ese sentido, ¿su Consejería ha trazado alguna estrategia a la hora de buscar nuevos mercados?

JLM.- La diversificación hacia nuevos países permite a las empresas estar mejor preparadas antes posibles conflictos a nivel geopolítico, pero también consigue atenuar la vinculación que existe entre la evolución de nuestras exportaciones y los ciclos económicos de la Unión Europea.

Para este 2023, estamos preparando un plan de promoción internacional, en colaboración con la Cámara de Comercio de Cantabria, en torno a los mercados que en este momento pueden ser más interesantes para las empresas cántabras.

Para ello hemos realizado un análisis previo de los distintos mercados estratégicos, analizado diferentes indicadores económicos (PIB, PIB/Per cápita, incremento de importaciones, representación de las importaciones españolas sobre las totales, índice de competitividad global, riesgo país y clima de negocios, entre otros) y los resultados obtenidos priorizan los mercados de Estados Unidos, Marruecos, Corea del Sur, Singapur, Canadá e Israel.

P.- En los últimos años, circunstancias como la pandemia o la guerra de Ucrania han agitado el comercial internacional. ¿Se han podido adaptar a estos vaivenes los exportadores cántabros? 

JLM.- Cantabria ha sido una de las regiones españolas que mejor está respondiendo en términos de exportación, creciendo de manera paulatina, síntoma de que nuestras pymes están soportando bien a nivel internacional esta situación e incluso aprovechando para abrir nuevos mercados, diversificar y crecer. Durante la pandemia han crecido significativamente los sectores TIC y el agroalimentario.

‘Nuestros exportadores están afrontando mejor que otros la situación internacional, incluso están abriendo nuevos mercados’

P.- ¿Puede citar casos de empresas que, en esta coyuntura, se han abierto paso en nuevos mercados?

JLM.- Hay muchos. Un buen ejemplo son empresas como Semicrol, CIC (Consulting Informático de Cantabria) y TTI (del sector de telecomunicaciones por satélite), que aumentan anualmente sus porcentajes de negocio internacional sobre su facturación.

CIC ha ido creciendo en su estrategia de internacionalización de la mano de sus clientes (grandes operadores del sector energético), pero también con una decidida política de crecimiento internacional, buscando socios y partners en los mercados estratégicos. Además de EE UU y México, está abriendo mercados en países lejanos, como Tailandia.

Semicrol, por su parte, participa en proyectos singulares, uno de ellos precisamente contra la Covid-19, de inteligencia artificial y en la gestión del sistema nacional de Ciencia de Perú y cerró 2022 con una importante expansión internacional, consiguiendo la implantación de su producto estrella, el software para la gestión de la investigación Fundanet, en ocho países de habla hispana y portuguesa.

Hace poco más de una década que Semicrol comenzó la internacionalización y en este tiempo ha conseguido cerca de 50 implantaciones en entidades de investigación de países como México, Colombia, Argentina, Chile…

El consejero de Industria durante la entrevista.

P.- ¿Las incertidumbres internacionales generan oportunidades para un sector básico como el agroalimentario?

JLM.- Durante 2022, las cifras de exportación de este sector crecieron significativamente en Cantabria. Podríamos destacar a Quesería La Fuente, cuya facturación ha crecido exponencialmente desde 2019 en mercados del Norte y Centro Europa, Oriente Medio o Norte y Centroamérica, y a muchas empresas conserveras de la región, con Consorcio Español Conservero a la cabeza.

P.- ¿Podemos hacer un cálculo de los costes que ha tenido la guerra de Ucrania para los exportadores cántabros?

JLM.- Ha supuesto la pérdida directa de unos 20 millones de euros, pero de todas las crisis se derivan oportunidades. Un ejemplo es el caso de Puertas Roper, que ha podido aprovechar la confianza que transmiten sus productos para aumentar su cuota exterior y ha realizado fuertes inversiones que les han permitido asegurar la disponibilidad del producto y dar una gran respuesta a los clientes, garantizando el suministro en los momentos más complicados. Han logrado situarse en mercados latinoamericanos estratégicos, en especial el mexicano, y en África, logrando un aumento de ventas de más del 10% sobre las previsiones iniciales.

Una de las consecuencias más inmediatas de la guerra es el aumento en el gasto en defensa y seguridad nacional en todos los países occidentales. Eso va a suponer que se aborden nuevos proyectos navales y militares de los que se podrán beneficiar directamente las industrias y los clúster cántabros de Defensa y Marítimo.

Un ejemplo es el Grupo Fernández Jove, que exporta sus propios productos (válvulas marinas, sistemas hidráulicos, sistema de sellado…) a los mercados de construcción naval, offshore y oil&gas de 55 países.

‘La internacionalización es un proceso largo y debe ser bien meditado. Sin una planificación, puede suponer pérdidas importantes’

P.- ¿Cuáles son los principales problemas a los que se enfrenta el exportador cántabro?

JLM.- En el caso de las pymes, la falta de información acerca de trámites burocráticos y administrativos inherentes a muchas operaciones de exportación, unida a una falta de personal especializado en  la operativa de comercio exterior.

Por otro lado, las barreras culturales de los distintos mercados pueden suponer un problema, por la falta de adaptación del producto o el servicio, incluso para las campañas de marketing. Las costumbres culturales y sociales del país pueden ser otro obstáculo importante si el producto o servicio no se adapta a ellas.

P.- ¿Existe algún otro problema derivado de la situación internacional actual?

JLM.- Sí. Actualmente es muy importante contar con una logística adecuada que permita respetar los tiempos de entrega comprometidos al cliente.

En los últimos tres años, como consecuencia de la pandemia y la disrupción del tráfico marítimo causado por el colapso de China, la cadena de valor alrededor del transporte internacional de mercancías ha sufrido problemas importantes, con el consiguiente impacto en la actividad de los exportadores de todo el mundo.

Asegurarse un transporte eficiente y con un coste asumible es una de las tareas primordiales que toda empresa debe abordar para evitar problemas adicionales.

P.- ¿Qué es lo primero que debe plantearse una empresa que esté pensando en exportar?

JLM.- Toda empresa que se inicia en la internacionalización debe tener en cuenta que es un proceso largo, que debe planificarse a largo plazo y que no revierte beneficios a corto plazo. Las acciones precipitadas y sin una planificación estratégica pueden suponer pérdidas importantes ante el alto riesgo de la actividad exportadora, lo que requiere paciencia, preparación y planificación.

Además, se necesita una estructura interna flexible y eficaz que permita reaccionar con rapidez ante un entorno internacional cambiante que provoca grandes riesgos financieros. Las empresas exportadoras deben ser capaces de ofrecer flexibilidad en plazos de entrega, rapidez en la respuesta postventa, capacidad de producción suficiente…

Además de un diagnóstico exhaustivo de los elementos internos de la empresa, se deben realizar estudios de mercado fiables de aquellas zonas geográficas que más se adecúan a las capacidades de le empresa para evaluar el estado de la competencia, las posibles trabas administrativas o técnicas para los que quieran acceder al mismo, así como los costes económicos asociados a los trámites administrativos y de adaptación técnica del producto o servicio que ese mercado establezca.

P.- ¿Qué recomendación le haría a cualquier empresa que quiere exportar o que podría hacerlo pero aún no ha dado ese paso?

JLM.- Además del análisis exhaustivo previo de la propia empresa y la evaluación del producto que va a ser objeto de exportación, es conveniente tener en cuenta la capacidad de producción ante un aumento de pedidos si se obtienen nuevos clientes internacionales y verificar la capacidad logística para el envío de productos o la prestación de servicios en mercados internacionales.

Es aconsejable que la empresa que no haya exportado se acerque a todos los organismos que tiene a su disposición para ayudarle a dar ese salto: Sodercan, Icex, Cámaras de Comercio…

También es recomendable acudir a ferias internacionales de referencia, misiones comerciales (tanto virtuales como presenciales) para conocer mercado y detectar la competencia real.

María Quintana

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