Cae el seguro de automóvil y resiste el de salud

En una etapa tan larga de deterioro económico como la que sufre nuestro país ningún sector ha dejado de acusar las consecuencias. Incluso los que se venían mostrando más sólidos, como el del seguro, reflejan en el balance del pasado año la atonía, y la evolución de sus diferentes ramos son un trasunto fiel del comportamiento de los consumidores.
El sector asegurador español ingresó en 2013 un total de 55.508 millones de euros por primas, lo que supone un decrecimiento del 3,2% con respecto al año anterior. Este descenso es achacable, sobre todo, a la caída de los ingresos por primas del seguro que el sector conoce como no vida, es decir, de los que están más estrechamente ligados a la actividad económica, y que en 2013 se elevaron a 30.241 millones de euros, un 2,7% menos que el año anterior.
El más importante de este grupo, por volumen, es el del automóvil y también el que registró un descenso más notable. Cerró el pasado año con una caída del 5,5%. Otro de los que mejor reflejan el dinamismo de la actividad económica, el multirriesgos, acabó con un ligero retroceso (–1,3%), mientras que el único que consiguió un resultado positivo fue el de salud, que mantiene un crecimiento del 1,6%.
Una evolución que la patronal de las aseguradoras, Unespa interpreta como simple atonía, algo que en estos tiempos resulta meritorio.
Donde sí se ha producido un resultado positivo es en el otro gran ramo asegurador, el del ahorro gestionado a través del seguro de vida, que movió 161.207 millones de euros, lo que supone un incremento del 3,2% respecto a 2012. Se mantiene así una senda de crecimiento suave que, paradójicamente, Unespa considera más insatisfactoria, al entender que no responde a las expectativas que tenían las aseguradoras ni a las necesidades de la sociedad española. En su opinión, refleja el abandono de las embrionarias prácticas de ahorro-previsión de las familias, al no contar con recursos ni con políticas fiscales que favorezcan ese ahorro.
Al sector asegurador le preocupa profundamente la negativa evolución de la renta disponible de las familias. Para que los hogares españoles mantuviesen la misma capacidad económica que tenían antes de la crisis, ya sea para consumir o para suscribir seguros, deberían contar con al menos una quinta parte más de recursos de los que tienen ahora mismo. Un dato que, a la presidenta de Unespa, Pilar González de Frutos, le lleva a considerar que ”todo aquel que pueda decir que no vende hoy un 20% menos que cuando comenzó la crisis ha triunfado”. Y esto es “exactamente, lo que ha hecho de forma sobradísima, el sector asegurador”, añade.
También inquieta a las aseguradoras que, si bien la creación de sociedades mercantiles o la producción industrial se han estabilizado, lo han hecho a niveles de hace quince años, y señalan el bajísimo tono mostrado por la inversión como un factor crítico para el seguro, porque indica una baja probabilidad de que se genere nuevo negocio en algunas de las modalidades aseguradoras.

El seguro de automóvil en retroceso

La evolución del seguro del automóvil, el más importante de los generales, es un indicador de la mala situación de nuestra economía y de la penetración de la contratación online y de los rastreadores de precios en internet.
La crisis ha frenado en seco el parque asegurado y desde 2008 el mercado se ha estancado. Esta paralización ha supuesto una mayor competencia y una rotación de la cartera de las aseguradoras, además de una caída en los precios. En 2013 la cifra de primas fue de 10.022 millones de euros, lo que supone un sensible descenso de cinco puntos y medio respecto al año anterior.
La gran ventaja para las compañías es que ese parón del parque asegurado se ha visto compensado por una reducción drástica del uso del coche, como refleja la caída en el consumo de hidrocarburos. Así, a pesar de la caída de los precios, el hecho de que la exposición al riesgo se haya reducido de forma muy importante hace que la ratio de primas cobradas por kilómetro recorrido no se haya resentido. Pero las aseguradoras comienzan a plantearse que el ciclo puede estar cambiando, y que los ajustes de costes que se han generado gracias a la reducción de la exposición al riesgo pueden estar ya agotados.
Hasta ahora las compañías han podido rebajar la prima técnica en el automóvil porque hay menos accidentes, pero “las compañías de seguros ya se están planteando que pasará cuando salgamos de la crisis, la gente empiece a usar más el automóvil y haya más accidentes, que habrá que afrontar con las primas técnicas de épocas de crisis”, advierte el presidente de la Asociación de Corredores de Seguros de Cantabria, José Manuel García Maestro.

Un nuevo baremo de accidentes

Una de las novedades que se van a producir en este ramo es la actualización del baremo que fija la indemnización por daños personales en accidentes de tráfico, que no se ha revisado en veinte años. El actualmente en vigor procede de 1995, y ha quedado desfasado. Hoy hay muchos más coches circulando por España y se producen menos accidentes, pero las cuantías de las compensaciones que desembolsan las aseguradoras son muy bajas con respecto a otros países europeos. En Francia, por ejemplo, las indemnizaciones duplican las que se abonan en España, y en Alemania y Reino Unido casi las cuadruplican.
Cuando se aprobó el actual baremo, en 1995, el parque móvil era de casi 19 millones de vehículos y ese año los accidentes de tráfico causaron 127.183 víctimas, de ellas 5.751 mortales. En 2012, con un parque móvil de más de 32 millones de vehículos, la cifra total de víctimas se ha reducido a 117.793, y el número de fallecidos (1.903) ha conocido un descenso mucho mayor.
Junto a las víctimas, la sanidad pública es la gran perjudicada por la baja cuantía de las indemnizaciones, ya que debe asumir con esa compensación el cuidado de los heridos, algunos de ellos de larga duración.
El pasado mes de marzo concluyeron los trabajos de una comisión de expertos, convocada por la Dirección General de Seguros para actualizar el baremo de indemnizaciones. Una comisión en la que, por primera vez, se ha contado con las víctimas de tráfico, ausentes en la elaboración del baremo anterior, en la que sí participaron, en cambio, las empresas de seguros.

De los seguros de salud al multirriesgo

Aunque ligeramente, el de salud es uno de los pocos seguros que crecen en medio de la crisis. En 2013 se alcanzaron los 6.896 millones de euros, lo que supuso un avance de 1,6 puntos sobre el año anterior. Cuatro compañías (Segurcaixa Adeslas, Sanitas, Asisa y DKV) se reparten en España dos tercios de este mercado, y otras, como Mapfre, preparan su ofensiva para captar medio millón de asegurados en los próximos seis años.
Por lo que se refiere al seguro multirriesgo, decrece notablemente el industrial (–5,8%) y el de comercio (–4,6%) y se mantiene prácticamente estable el de hogar, que sube un 0,4%. Más moderadamente crece el de comunidades, un 1,1%.
En conjunto, los seguros multirriesgo sumaron en 2013 una facturación de 6.540 millones de euros, algo por debajo (–1,3%) del año anterior.
Los seguros de hogar en España tienen todavía un gran recorrido. Según datos del INE y de ICEA, en nuestro país hay ocho millones y medio de viviendas, el 30% del total, que no tienen un seguro de hogar, y las que no tienen cobertura se han incrementado en más de trece puntos desde 2007. La crisis también se ha hecho notar en este ramo, pero desde el sector se apunta a que la mayor parte de esas viviendas sin asegurar corresponden a pueblos, a pisos muy viejos de los que ninguna aseguradora quiere hacerse cargo y a segundas residencias poco utilizadas que los propietarios no quieren asegurar.
Estos seguros de hogar cubren, según sea la póliza firmada, incidencias como incendios, inundaciones, daños en la instalación eléctrica o robos. Cada minuto se producen doce siniestros de hogar en España, que suman cinco millones al año. Eso le supone a las aseguradoras un coste de 1.900 millones de euros.
Estas pólizas generan el 35% de las reclamaciones producidas en el mundo del seguro, un porcentaje muy superior al de cualquier otro ramo.

Un sector en evolución

Al sector asegurador le quedan menos de dos años para adecuarse a la normativa que previsiblemente entrará en vigor el 1 de enero de 2016. Se trata de una directiva comunitaria (Solvencia II) que cambiará las normas europeas del seguro, mejorando el control y medición de los riesgos (de mercado, operacionales, de crédito y de liquidez) a los que están expuestas las aseguradoras.
Las que no puedan soportar las nuevas exigencias de capital tendrán que buscar un comprador, lo que dará pie a adquisiciones y fusiones para buscar el tamaño que garantice su futuro. Esto implicará un redimensionamiento del sector, que se encuentra en un constante proceso de reducción. Si hace unos años había 700 aseguradoras, hoy hay unas 100 y puede que aún desaparezcan la mitad.
En cualquier caso, las aseguradoras son las que mejor han sabido soportar la crisis, a pesar del estancamiento del mercado nacional y de la feroz competencia que está produciendo la guerra por el crecimiento a través de la adquisición de carteras entre compañías.
El sector cuenta con una docena de aseguradoras que lograron en 2013 beneficios superiores a los cien millones de euros, entre las que se encuentran algunas completamente independientes como Mapfre, Catalana Occidente o Mutua Madrileña; filiales de bancos nacionales, como Santander, BBVA y CaixaBank; sucursales de grandes grupos europeos (Allianz, Aegón o Sanitas), e incluso un caso como el de Santalucía que ha dado el salto desde la especialización en seguros de decesos hacia el multirramo.
Dos han sido las vías por las que se ha logrado esos buenos resultados: la diversificación geográfica y de negocio y un proceso acelerado de internacionalización, especialmente hacia Hispanoamérica.

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