Viajeros y no turistas

Noelia Espinosa, una economista de 34 años, es propietaria de la franquicia santanderina de viajes Nuba, una de las once que tiene esta marca, cuya filosofía es convertir a los turistas en viajeros. Frente al sistema de los mayoristas, Nuba utiliza corresponsales propios en cada destino para preparar los viajes en función de lo que el cliente desea. Por lo general, esos destinos están en Asia, África, Oriente Medio, Latinoamérica y la Polinesia.
“Este tipo de viajes todavía no es muy utilizado en nuestro país, así que nuestra labor va dirigida a que el viajero empiece a descubrir la diferencia entre viajar de esta manera y hacerlo en un paquete organizado», explica Espinosa. Esa diferencia reside, fundamentalmente, en el margen de decisión: el cliente establece desde el día de salida las actividades que quiere realizar. Una vez en el lugar elegido, los traslados se realizan en coche privado y no en autobús como es habitual en los viajes colectivos, con un chófer y un guía dispuestos a atender sus necesidades.
Nuba nació hace dieciséis años con el propósito de organizar unos viajes distintos a los que ofrecen las compañías tradicionales y, poco a poco, acabó por plantearse hacerlos a medida. En un principio tenían como único destino África –de ahí que durante un tiempo fuera identificada como una agencia de viajes de aventura– pero, con el transcurrir del tiempo ha pasado a abarcar todos los continentes. Eso sí, los nuevos destinos entran con cuentagotas: «Cada uno que pasa a formar parte de nuestro catálogo requiere un proceso larguísimo y mucho trabajo”, advierte Espinosa. “Nuestro departamento de productos tiene que desplazarse a ese destino, testar el país entero, los corresponsales, los hoteles, los servicios, todo… Sólo cuando consideramos que reúne todos los requisitos de calidad que exigimos lo ofrecemos a nuestros clientes. Por eso, no solemos añadir más de un destino al año».
Los clientes son, en su mayoría, personas que ya han superado los cuarenta años y de un nivel económico alto o medio alto. Un viaje a Kenia en familia, con una duración de siete noches puede oscilar entre los 4.000 y los 12.000 euros por persona, dependiendo de los servicios que los viajeros requieren: «El precio no lo marcamos nosotros. Está en función de las circunstancias que establecen los clientes. Hay tantas variables que lo determinan –nivel de alojamiento, excursiones, periodos distintos del año, etc.– que las diferencias pueden ser amplísimas», explica Espinosa.
Nuba también ha encontrado mercado en los viajes de novios, a los que ofrece playas en Indonesia, rutas por el río Mekong, en Vietnam, safaris en Kenia y Zanzíbar, la Patagonia, el Monte Popa en Birmania o las ciudades coloniales de la Ruta Maya: «Nosotros no queremos fomentar el turista, que para eso ya están las agencias mayoristas, queremos fomentar el viajero. Sabemos que esto tiene un coste, pero si los mayoristas pudiesen organizar nuestros viajes, respetando nuestro nivel de calidad, no resultarían más baratos» sostiene.
El nivel de satisfacción de sus clientes roza el 98%, según la franquiciada cántabra, que se da por muy satisfecha con la clientela que ha conseguido desde que inauguró la agencia en septiembre. Sobre todo si se tiene en cuenta que el proceso de elaboración de un viaje a la medida ronda los cuatro meses y todavía no ha llegado la temporada alta. “Cuando entra un cliente en nuestra agencia lo primero que hacemos es hablar con él, saber cuál es su perfil y las expectativas que ha puesto en el viaje que tiene en mente. A partir de ahí hacemos un esquema del viaje: nos ponemos en contacto con el corresponsal del posible destino, que nos da una propuesta y sobre esa propuesta hablamos con el viajero para concretar el viaje, mirando las rutas, los alojamientos, las actividades, etc.».
En 2010, un año tremendamente complicado para el sector, Nuba ha crecido un 17%, aunque la facturación ha disminuido, debido, en parte, a que los presupuestos que manejan las empresas para los viajes de incentivo a sus empleados han descendido. La crisis económica está golpeando duramente al sector, con un considerable número de agencias que han tenido que cerrar, pero Nuba trabaja ya para la temporada alta sabiendo que cada vez más personas están dispuestas a transformarse de turistas en viajeros y disfrutar de un viaje a la medida.

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