Del tenderete a las tiendas de lujo

Haciendo honor a su nombre, a los dos matrimonios cántabros que hace quince años crearon Chuloo’s nada se les pone por delante. Así que, dado el interés que despiertan sus coloridas prendas más allá de nuestras fronteras, han empezado a diseñar una nueva colección, más acorde con el poder adquisitivo y con la calidad que les exige su nueva clientela.
La firma catalana Summa –responsable del lanzamiento internacional de Zara– les había recomendado desdoblar su producción si querían alcanzar, simultáneamente, un público nacional e internacional. No se trataba de hacer ropa diferente para cada mercado, sino de “pasar de una moda asequible de gama media a un lujo asequible de gama alta”, explica su consejero delegado, Fermín Rodríguez. Y así lo han hecho, comportándose como si, en lugar de una empresa, fueran dos.
La nueva colección de ropa, bautizada con el nombre de SVG, estará lista este verano y a continuación llegará otra de zapatos y complementos procedente de Harmony, una nueva sociedad creada dentro de la propia empresa, pero con inversores ajenos para abrir otras líneas de negocio. Y es que, desde hace un año, les rondaba la idea de dedicarse no sólo a la confección sino a todo lo necesario para vestir a una mujer de arriba a abajo.
Con el tiempo, el objetivo es que ambos negocios, ropa y complementos, confluyan en uno sólo y puedan fundar una cadena o franquicia para acceder a las grandes superficies e, incluso, establecer puntos de venta propios siguiendo el ejemplo de marcas de éxito como Custo Barcelona, Desigual o Mix Sixty, que buscan un perfil parecido al suyo: chicas que visten de manera informal y diferente, un mercado pequeño pero rentable si no se quedan en España.

Hacia el millón de prendas

En el año 2000, Chuloo’s vendía unas cien mil prendas al año, todas ellas en España. Una cantidad que, siete años más tarde, no ha crecido en volumen pero sí en calidad, precio y proyección, ya que seis de cada diez artículos los comercializa fuera del país.
Con el nuevo proyecto, esperan que en cinco años su producción se triplique y que alcance dentro de una década el millón de prendas. No obstante, aunque pongan la vista en Estados Unidos y Asia –en especial, en Nueva York y Japón– deben seguir cuidando su presencia en el mercado nacional y europeo, donde venden a través de distribuidores.
En Europa, la andadura de Chuloo´s comenzó hace ya seis años de la mano de Sodercan y de la Cámara de Comercio de Santander, que les ayudaron a descubrir su potencial exportador. Tras diez años haciendo lo que más les gustaba, “era el momento de aprovechar la experiencia anterior y ponerse las pilas”, explica el responsable de la nueva línea.
El primer paso fue mejorar su producto en colaboración con varios departamentos de la Universidad y ampliar el reducido circuito en el que distribuían la ropa –sobre todo, las tiendas Nature– con la entrada en canales multimarca.
La asistencia a ferias internacionales del sector les ha beneficiado. En 2001 acudieron a la primera y, desde entonces, no faltan a ninguna de las más representativas. De hecho, acaban de regresar del Salón de la Moda de Moscu, porque les interesan más las muestras que se celebran en mercados emergentes, como el ruso o el chino, que las macroferias, hoy en claro declive.
Donde mejor entienden su moda es en los países de cultura mediterránea, especialmente en los árabes “porque ven con nuestros mismos ojos”, dice Rodríguez. Y, por paradójico que resulte, también en los países escandinavos, Holanda y Dinamarca.
Lo más determinante para haberse dado a conocer es la coincidencia de su salida al mercado europeo con el triunfo en las pasarelas del hippie chic, una corriente internacional que tiene mucho que ver con la cultura del tenderete, a la que Chuloo’s se siente ligada desde sus orígenes. Esa tendencia y otra muy actual –denominada Xwear– capaz de mezclar unas gafas de Dolce & Gabanna con un anillo de un euro, han impulsado la conexión de su ropa con los gustos de los compradores actuales.

Fábrica en la India

Más que diseñadores de moda, en Chuloo´s se consideran diseñadores de tejidos porque sólo confeccionan una prenda cuando han elegido su composición, textura y color.
Ese carácter artesano que se esconde detrás de su filosofía empresarial es el mismo que les ha llevado hasta la India para confeccionar la ropa. Desde la nave que poseen en Cacicedo de Camargo, recientemente ampliada, se encargan del diseño y de las series cortas. El resto lo dejan “en manos expertas, capaces de hacer grandes tiradas sin perder el componente manual”, explican.
En Chuloo´s trabajan ahora más de veinte de personas a las que pronto se sumarán media docena de diseñadores y especialistas en patronaje para poder llevar a cabo sus nuevos planes. El departamento de innovación ha sido instalado provisionalmente en un chalet de Escobedo de Camargo, hasta poder trasladarse al Parque Científico y Tecnológico y aún no han decidido si la nueva línea la fabricarán en China o en Sudamérica.
Para no arriesgar más de lo necesario, han llegado a un acuerdo con un centro tecnológico textil que existe en Talavera de la Reina, donde realizarán un pre-test de la nueva colección según se vaya gestando. Primero harán tiradas cortas, que colocarán en lugares estratégicos para comprobar la demanda y, después, elegirán dos ferias europeas como prueba de fuego.
Cada vez tienen menos de hippies y más de empresarios. De modo que, mientras sacan a flote este proyecto, ya piensan en el siguiente: encontrar un edificio histórico en la región y rehabilitarlo para convertirlo en centro de trabajo y de exposición permanente de sus colecciones.

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