La oleada vasca
Las cajas de ahorros vascas tardaron en apostar por Cantabria. Es cierto que abrieron en Castro Urdiales hace más de una década, pero su presencia en el resto de la región era muy poco significativa… hasta ahora. El grupo BBK-Kutxa-Caja Vital que resultaría de la presunta fusión de cajas vascas que ha comenzado a rumorearse, suma trece sucursales y tiene previstas al menos tres aperturas más. Por su parte la Caja Laboral, propiedad del Grupo Mondragón, tendrá siete oficinas a finales de año.
Si, en un principio, el objetivo comercial de todas ellas eran los vascos que residen en la región, ahora son bastante mas ambiciosas, porque necesitan crecer fuera de su mercado natural, donde ya es muy difícil captar nueva clientela.
Es evidente que, si sólo persiguieran atender a su público tradicional, su presencia en Cantabria se limitaría a localidades con fuerte penetración vasca, como Castro Urdiales, Santoña, Noja o Laredo. Pero el interés de Caja Vital o la Kutxa se concentra en Santander, mientras que la enseña verdirroja de la BBK vizcaína y la Caja Laboral se han extendido por todo el arco de la Bahía y por Torrelavega.
Razones de mercado no les faltan. El estrechamiento de los márgenes financieros, a consecuencia de los bajos tipos de interés, y la imposibilidad de seguir creciendo en el País Vasco, por el retorno de los grandes bancos a la actividad minorista y el desembarco de nuevos operadores, son motivos suficientes para buscarse nuevos horizontes.
BBK ya ha abierto una docena de oficinas en Cantabria y tiene en estudio dos más, Caja Vital se instaló hace un año en Santander y la Kutxa pensaba hacerlo en 2007, con un par de oficinas en la capital a las que seguirán otras en el resto de la provincia.
Es de suponer que estos planteamientos van a modificarse si se produce la fusión, dado que varias oficinas de las previstas resultarían, en ese caso, redundantes e innecesarias.
BBK, la más fuerte
La vizcaína BBK cuenta con doce oficinas: Santander (2), Torrelavega, Bezana, Camargo, Santoña, Noja, Laredo y Castro Urdiales (4). Tiene otro par de sucursales en previsión (Santander y El Astillero), 19 cajeros automáticos y 39 empleados.
De hecho, más de noventa de las 333 oficinas que integran su red están fuera de su límite natural y la previsión es que para el 2007 sean ya el 40%. Cantabria es, detrás de Madrid, la región donde tiene mayor presencia, lo que indica la importancia que concede la BBK a este pequeño mercado. Hay dos razones para esta preferencia. Una es seguir a los clientes allí donde se reasientan, “tanto residentes habituales como temporales” y, otra, el interés por expandir su marca en núcleos cántabros que, por su crecimiento demográfico, puedan reportarles nueva clientela.
La Kutxa llegará en 2007
Cantabria también es prioritaria para la Kutxa guipuzcoana, la única de las tres cajas vascas que todavía no ha llegado a la región, pero que ya sabe cuándo va a hacerlo. Será dentro de dos años cuando se instale en Santander con dos sucursales, una en el centro y otra en la periferia.
Su política consiste en abrir primero en las capitales de provincia y, después, en ciudades con una población superior a los 50.000 habitantes.
Quizá porque consideró que Cantabria era territorio de expansión natural de la caja vizcaína, la guipuzcoana inició su salida al exterior por Galicia, un terreno virgen para el resto de cajas vascas. Y el primero, da dos veces. Este es, para la Kutxa, el año de Galicia, el que viene será el de Asturias y el siguiente le tocará el turno a Cantabria. Para entonces tendrá 125 sucursales externas, de la que 103 ya están instaladas y otras 22 en marcha.
La directora de la Zona Norte, Arancha Herrero, quiere dejar claro que allá donde llegan parten de cero en busca de la clientela del lugar, salvo contadas excepciones como la de Francia, donde sí tratan de captar a los vascos que viven en Bayona, Hendaya o Pau: “Abriremos en Cantabria para los cántabros”, dice, y se centrarán en las dos áreas en las que se consideran especialistas: vivienda e inversión.
Caja Vital, satisfecha
L oficina de Caja Vital en Santander pronto cumplirá su primer año de vida y sus responsables se muestran muy satisfechos de los resultados. Según su director de marketing, Francisco Javier Alejo, en la buena marcha de la sucursal ha tenido una especial incidencia su ubicación en la céntrica calle santanderina de Méndez Núñez, muy próxima a la Estación Marítima.
Para la caja alavesa, si Santander es clave dentro de su política de expansión es porque ofrece un entorno favorable y una cierta semejanza entre Santander y Vitoria. “Sociológicamente, existen relaciones comerciales y de comunicación entre ambas ciudades y eso, indudablemente, nos viene bien”, dice Alejo, quien ve un hueco de mercado interesante en las compras de segunda vivienda que los vitorianos están realizando en la región.
Pese a todo, Caja Vital dice encontrarse todavía en “periodo de maduración” en Cantabria, así que esperará un tiempo para consolidar su posición antes de asentar una nueva oficina. De hecho, nunca abre una sucursal en un núcleo urbano donde ya tiene otra, así que su crecimiento regional se limitaría a otros puntos de la provincia.
Si la BBK pisa fuerte en Cantabria y la Kutxa en Galicia, Caja Vital parece concentrar sus esfuerzos en Madrid y sus alrededores. La intención es abrir tres o cuatro sucursales por año, “con la estrategia de mancha de aceite y mucha prudencia”, destaca su director de marketing. La mancha comenzó por el Norte y avanza mapa abajo sin plantearse, como sus colegas vascas, llegar a Andalucía o Levante.
Buen recibimiento
Casi siempre, la clave no está en llegar, sino en ser bienvenido. Y las tres cajas coinciden en que su oferta de productos y servicios está siendo bien recibida en Cantabria. Los más seguros de ello son los directivos de la BBK, que consideran que su marca ya está consolidada dentro del mercado cántabro y que sus oficinas “son muy inversoras, especialmente en la financiación de viviendas, tanto en fase de promoción como en la compra que hacen los particulares”, dicen.
Caja Vital coincide con la BBK en esta buena acogida y la Kutxa confía en que les irá bien, ya que las necesidades de los cántabros no difieren demasiado de las que tienen sus otros clientes: “Nosotros no tenemos imagen de marca en la región, por lo que nos centraremos en convencer a los cántabros de que somos una entidad seria y solvente”, dice Arancha Herrero.
Una muestra de ese deseo de integrarse es el hecho de que la primera en llegar, la BBK, ha comenzado a desarrollar actividades sociales y culturales en la región, y mantiene una política de buena convivencia con la caja de ahorros local.
Personal local
Ya son casi cuarenta los empleados que trabajan en las oficinas cántabras de la BBK y, antes de los rumores de fusión, las perspectivas eran seguir ampliando la plantilla. De momento, Caja Vital sólo ha creado tres puestos de trabajo para su única oficina. Pero ambas, y la Kutxa cuando llegue, tienen muy claro que han de apostar por el personal local, para adaptarse al medio lo más rápidamente posible.
En realidad, la política de las entidades vascas de pegarse al terreno no es muy distinta a la que en su día practicaron Caja Madrid o La Caixa que, gracias a la adquisición de la Caja Rural de Cantabria, tomaron posiciones en la región antes de que la ley autorizase a las entidades de ahorro a salir de su ámbito natural. Ahora, ambas han alcanzado una gran fortaleza en la comunidad, con más de veinte oficinas cada una, de forma que ni siquiera la fusión de las tres entidades vascas depararía una fuerza comercial comparable a la que ya tienen Caja Madrid o La Caixa en la zona.