El Puerto de Santander agota las líneas de atraque
En marzo de 1985 el Puerto de Santander inauguraba los tres primeros muelles construidos en Raos, dando comienzo así a un proceso de expansión hacia el interior de la bahía, una zona de marismas donde había amplias posibilidades de atraque, siempre que se aumentasen los calados.
Veinte años después, la finalización del muelle número 8 ha culminado el proyecto, pero también ha agotado todas las posibilidades de ampliación que brindaba Raos, que entonces parecían infinitas, dejando abierta la polémica sobre el futuro crecimiento del puerto. Con ser importantes los 340 metros de línea de atraque que aporta la nueva obra, lo cierto es que vienen a dar servicio a una demanda ya existente y los gestores de la Autoridad Portuaria han advertido que, al ritmo de crecimiento actual, en cuatro o cinco años necesitarán ampliar de nuevo sus instalaciones.
Más de dos kilómetros de muelles
La creación de una península artificial en Raos, mediante el relleno de la marisma central con el producto de los dragados de la bahía, ha sido clave para el desarrollo comercial del Puerto. Las grandes campas acondicionadas en su superficie han permitido la captación de uno de los tráficos portuarios más valiosos, el de automóviles, liberando al Puerto de Santander de su exclusiva condición de granelero. Para atender a ese tráfico, se inauguró en 1997 el muelle Número 8, en la cara norte del espigón, diseñado para el atraque de buques ro-ro (la mercancía que se carga o se desestiba por medios rodados); una obra que ha tenido su prolongación en la reciente ampliación de ese muelle hasta alcanzar los 800 metros de línea de atraque.
En total, el Espigón Central y el Espigón Norte han proporcionado desde 1985 un total de 2,3 kilómetros de atraques. Con su puesta en servicio, prácticamente toda la actividad del puerto de Santander ha derivado hacia Raos, a excepción de algunos tráficos que aún se realizan en los viejos muelles de Maliaño –como la importación de papel por Cantabriasil–. Si en 1996, la zona portuaria de Raos despachaba el 54% del tráfico total del Puerto, en la actualidad las mercancías que allí se mueven suponen más del 90%.
La inversión realizada en la ampliación del Muelle 8 ha sido sufragada por la Autoridad Portuaria con sus propios recursos y ha sido de 12,4 millones de euros. Las obras, que se iniciaron en diciembre de 2003, han permitido prolongar la línea de atraque hasta enlazar con el cargadero de graneles sólidos de Cadevesa.
La ampliación del Muelle 8 va a hacer posible que en Santander puedan operar a la vez cuatro o cinco buques portacoches, lo que responde a la estrategia puesta en marcha por la Autoridad Portuaria para la captación de nuevos tráficos de automóviles. Gracias a este crecimiento, los responsables del Puerto prevén concluir la legislatura en el entorno de los ocho millones de toneladas, cerca ya de los once millones que se calculan como aprovechamiento máximo de las actuales instalaciones. Además, el tráfico de automóviles hacia el que tiende a especializarse el Puerto requiere grandes superficies para su almacenamiento.
Las campas también se agotan
Con las campas de que dispone en Raos, el Puerto de Santander puede acoger y distribuir medio millón de vehículos al año, teniendo en cuenta la rotación media que tienen las instalaciones portuarias. Como ocurría con los muelles, una cifra semejante parecía totalmente ajena a las necesidades del puerto en mucho tiempo, pero la realidad ha sido muy distinta. En 2004 ya superó la cota de los 300.000 vehículos movidos, de ahí que la Autoridad Portuaria ponga su mirada en la posibilidad de expandirse rellenando la lámina de agua que separa la campa actual del polígono de Raos. Un planteamiento polémico pero que abre un debate, el del tamaño del Puerto que queremos, que deberá abordarse en profundidad tarde o temprano. La única alternativa –que no se contempla– es hacer una planta superior sobre las campas existentes, como han hecho otros puertos.