Christian Andrada y ‘Soy, luego comunico’
Siempre y cuando se sepa cómo usar, la comunicación puede ser una ventaja muy grande para todos los ámbitos.
Si las personas fueran conscientes de su conducta no verbal, de sus palabras y, lo más importante, de las reacciones que causan en otros, todo el mundo de relaciones, de vínculos, se vería influido positivamente. Sería productivo desde todo punto de vista y económico, por qué no decirlo, puesto que no habría que dedicar demasiado tiempo a reformular mensajes, a explicar formas de actuar y a lograr objetivos de persuasión.
La autoconciencia a la cual aludí tiene que ver precisamente con eso. Se trata de un asunto que no toma relevancia en la vida hasta que las personas son «suficientemente adultas» y cuando ya muchos fenómenos de esa falta de definición comienzan a «golpear», sobre todo, en el ámbito profesional. Algunos – los que pueden -, invierten tiempo y dinero en resolverlas con la ayuda de algún terapeuta y/o un proceso de coaching.
En ese escenario, los primeros efectos se advierten sobre todo en la comunicación que se ejerce a nivel profesional: credibilidad, consistencia, predictibilidad. Atributos claves para desarrollar – por ejemplo – el liderazgo transformacional, tan demandados hoy por equipos de alto desempeño y organizaciones dinámicas, pero, por sobre todo, el desarrollar una comunicación que surte efecto, que motiva, que persuade y que instala ideas relevantes.
En sus casi veinticinco años trabajando como formador de speakers y líderes, Christian Andrada ha concluido algunas ideas que espera que resulten útiles para mejorar la comunicación y el liderazgo.
Todo aquel que sabe comunicar, sabe que en la vida, como en el trabajo, se ejercen roles. Las personas son las de siempre, pero con ajustes discrecionales al entorno. Nadie cree en personajes.
Todo aquel que sabe comunicar sabe que no todas las personas reaccionan igual ante similares estímulos, por eso, adecúan su comunicación cada vez que les parece necesario y cuando el interlocutor lo amerite.
Todo aquel que sabe comunicar sabe que el contexto muchas veces condiciona lo que otros interpretan.
Todo aquel que sabe comunicar sabe que el lenguaje crea realidad y, por lo tanto, hay que elegir con cuidado las palabras.
Todo aquel que sabe comunicar sabe que la forma es aún más relevante que el fondo, por lo tanto, es consciente de su comunicación no verbal y los efectos que provoca.