Las paradojas del inversor cántabro

De acuerdo con las conclusiones del Libro Blanco sobre el Ahorro y la Inversión Familiar en España, el 70% de los inversores cántabros asegura que la reinversión de los beneficios es la mejor manera de aumentar la rentabilidad, pero en realidad, sólo lo pone en práctica el 28% de ellos. De igual manera, cree que el tiempo aumenta la rentabilidad y disminuye el riesgo, pero a la hora de invertir busca opciones que casi nunca superan el medio plazo. Otro desajuste significativo se produce entre el convencimiento de que es conveniente diversificar los riesgos y el hecho de que son muy pocos quienes invierten en más de tres productos y sólo el 42% se preocupa de tomar posiciones en distintos momentos del año.
La confianza en el futuro es relativa. El 49% de los cántabros cree que con la cobertura que le dé la Seguridad Social después de jubilarse podrá cubrir sus necesidades económicas, un porcentaje muy semejante a la media nacional (50%), pero sólo un 13% ha pensado en planes privados de pensiones o de jubilación, frente al 16% nacional. Un 34% espera que el patrimonio personal acumulado en su vida activa le resuelva el problema y un 4% confía en la ayuda de sus hijos.

Más aficionados a la Bolsa y menos a los fondos

Los cántabros son más aficionados a la Bolsa que los ciudadanos de otras regiones (37% frente al 32%), pero su comportamiento al elegir los valores es muy semejante al del resto de los españoles. Su posición es conservadora y antepone seguridad a rentabilidad (en una escala de valores donde el 0 es el mínimo riesgo y el 10 el máximo, se coloca en el 4,1 dos décimas por debajo de la media nacional). Sin embargo, al comprar lo hace con bastante improvisación. Sólo uno de cada cuatro tiene decidido el tiempo que va a mantener la inversión.
La preferencia por la Bolsa, que quizá proviene de la larga tradición de inversores en títulos del Banco Santander, no se corresponde con la actitud ante los fondos de renta variable, que curiosamente tienen muchos menos adeptos en Cantabria que en el resto del país (10% frente al 17%). En cambio, los inversores cántabros duplican la media nacional en la compra de productos del Tesoro Público.
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El cántabro cree que conoce los mercados y los productos donde invierte mejor que otros ciudadanos del país (un 40% dice manejarse con soltura frente al 32% nacional), que posee unos criterios adecuados para tomar decisiones (53%, frente al 35% de media) y que cuenta con una información completa sobre lo que compra (37% frente al 35% español).
Frente a esta seguridad aparente, la realidad demuestra que las decisiones se toman de una forma muy poco profesionalizada, incluso menor que en otras regiones, puesto que el estudio revela que el 50% de los inversores cántabros optan por aquellos productos que les recomiendan familiares o amigos, algo que el resto del país, si hemos de creer la encuesta, sólo hace el 26%.

‘Rebeldía’ frente a las entidades financieras

Esta actitud es consecuencia del recelo que producen los consejos de las entidades financieras, hacia las que existe una desconfianza inhabitual en Cantabria. Los inversores de la región sostienen que sólo el 15% del tiempo que bancos y cajas emplean en asesorarles financieramente está realmente dirigido a conocer cuáles son sus necesidades concretas y 85% restante es utilizado para tratar de venderle unos productos que la entidad tiene interés en promocionar. Semejante predisposición negativa conduce a que el 58% se muestre convencido de que los productos que le ofrecen en realidad son una solución estandarizada, válida para cualquiera que entre por la puerta de la oficina bancaria.
Este recelo da lugar a que sólo el 23% de los inversores regionales acepten los consejos de inversión de las entidades bancarias, frente al 52% nacional, un porcentaje espectacularmente bajo que, por su discrepancia con la media, debiera ser analizado en profundidad por el sector financiero.
La desconfianza es mayor frente a los bancos que ante las cajas (55%y 43%) aunque los inversores atribuyen a los primeros mayor capacidad profesional y las segundas un trato más personal. En cualquier caso, los porcentajes de rebeldía frente al consejo de todas las entidades son muy altos y eso propicia que en Cantabria aparezca la mayor tasa de quienes deciden sus inversiones por sí mismos (27% frente al 22% nacional) basándose exclusivamente en las informaciones que les aportan los medios de comunicación o en la publicidad.

Poca presencia de los planes de jubilación

La mayoría de los inversores posee, por término medio, tres productos diferenciados, de los cuales dos están presentes en la inmensa mayoría de las carteras, las cuentas corrientes y los inmuebles. En cambio, sólo un 3% tiene planes de jubilación, un porcentaje desproporcionadamente bajo si se tiene en cuenta que la media nacional es del 19%. También está Cantabria por debajo de lo habitual en planes de pensiones (27% frente al 30%) y, en cambio, se muestra más proclive a la renta fija (el 34% sigue invirtiendo en este producto frente al 27% nacional). Todo ello indica que en la región no es fácil introducir los nuevos productos financieros, quizá porque las entidades no han sabido superar el exceso de desconfianza que muestra la clientela, o hacer una política más didáctica.
La encuesta de Análisis e Investigación, Citibank y la Escuela Superior de Gestión Comercial (ESIC) se ha elaborado entre los meses de febrero y abril, a través de 1.500 encuestas personales a inversores de todo el país, además de 20 mesas redondas con expertos.

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