El transporte vuelve a echar humo

Con el viento a favor de la bonanza económica y el progresivo cambio de actitud de los ofertantes de cargas tras el paro del transporte en octubre de 2005, las empresas que se dedican en Cantabria al traslado de mercancías por carretera atraviesan una etapa de crecimiento desconocida desde hacía años.
El aumento de carga de trabajo le ha permitido al sector cerrar el pasado ejercicio con un incremento en su facturación del 7,6%, alcanzando los 341 millones de euros. Esto ha tenido su reflejo en un aumento de matriculaciones de camiones muy superior a la media nacional.
Con todo, el transporte sigue siendo un mercado inestable, sujeto además a un proceso de cambios normativos que obliga a las empresas a una continua adaptación.
Los transportistas acusan el peso de un sector cada vez más regulado, con varias normativas en proceso de implantación, como el Reglamento sobre Tiempos de Conducción y Descanso o el régimen de autorizaciones, y otras que se pondrán en marcha en un futuro próximo, como la directiva de Formación, el Estatuto del Trabajador Autónomo o la directiva sobre Tiempos de Trabajo. Cambios normativos con los que se intenta acabar con la competencia desleal, pero que son vistos con preocupación por los empresarios, convencidos de que las nuevas regulaciones de los tiempos de trabajo o de conducción y descanso perjudicará la productividad de forma notable.
Los continuos cambios legales inciden, incluso, en la definición de la propia estructura de empresa, algo que afecta al papel que juegan los autónomos. Las grandes compañías logísticas han recurrido menos a ellos a medida que aumentaba la demanda de servicios especializados, que prefería cubrir con personal propio. Sin embargo, la trasposición de la Directiva de Tiempos de Trabajo, que inicialmente no afecta a los autónomos, puede revertir esa tendencia.

Faltan conductores

Uno de los problemas que más preocupa al sector continúa siendo la falta de conductores, incluso para transportes de corto recorrido. Esta carencia se agudiza por la mayor cualificación que se exige al chófer en materia de prevención de riesgos laborales o en el manejo de las tecnologías que se van incorporando al camión, como, por ejemplo, la descarga de datos del tacógrafo digital.
Esta carencia de profesionales debidamente formados puede poner en riesgo las expectativas de crecimiento del sector, que teme no poder asumir el aumento en los portes que prevé en los próximos años. A pesar de que desde Bruselas está intentanco sustituir la circulación de camiones por otro tipo de transportes menos contaminantes, el movimiento de mercancías por carretera se estima que crecerá en la Unión Europea en un 50% de aquí al 2020.
La buena marcha del sector se hará patente también en los resultados de este año. La Agrupación Empresarial del Transporte por Carretera de Cantabria (AETRAC), que celebró recientemente su asamblea anual, prevé un crecimiento superior incluso al 6,5% que se espera como media nacional; un aumento al que no será ajena la nueva Terminal de Graneles Sólidos inaugurada en el Puerto de Santander, aunque su entrada en funcionamiento no se producirá hasta finales de verano. La puesta en marcha de una línea intermodal de cabotaje en el Puerto también puede servir para prolongar en el tiempo la tendencia expansiva del sector.
Otro problema que padecen las empresas locales de transportes es la falta de suelo para las crecientes necesidades de almacenaje y distribución. Una carencia admitida en el Plan Estratégico de Transporte de Cantabria para 2007-2015, que trata de resolverla con el desarrollo de varias zonas logísticas y centros de transporte, como los polígonos destinados a estas actividades en Marina-Medio Cudeyo, Piélagos-Villaescusa, y Llano de la Pasiega. Unas actuaciones que pondrán a disposición de estas compañías de movimiento de cargas nada menos que cuatro millones de metros cuadrados.