El problema de la siniestralidad

Que las bajas laborales por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales están registrando una evolución ascendente en los últimos cinco años es evidente. La siniestralidad laboral se ha convertido en un grave problema, aunque no parece que tenga la misma dimensión para todos. Y para poder abordar un problema se ha de ser consciente del mismo; se ha de conocer el hecho o acontecimiento que supone un impedimento en la buena marcha de la empresa.
En la consciencia del problema intervienen múltiples factores, pero dos de ellos básicos, la conducta preventiva responsable y la prioridad coyuntural. La falta de una conducta preventiva responsable en nuestra sociedad es producto, básicamente, de la inexistente (aunque cada vez menos) cultura preventiva. Todos los indicadores de esta conducta ofrecen resultados nefastos. Es evidente que un alto porcentaje de nuestra población activa está dispuesta a asumir los grados de riesgo que supone trabajar en ciertas condiciones.
Una vez adquirida la cons-ciencia del problema se podrán acometer las soluciones a través de los siguientes pasos:
Identificación.– Deberá abordarse globalmente las condiciones generales de las instalaciones de la empresa y no sólo las de cada uno de los puestos de trabajo.
Determinación de las necesidades.– Las técnicas de las diferentes disciplinas de la Prevención (sobradamente conocidas por todos), permiten definir y concretar las necesidades de la empresa.
Elaboración de estrategia.– No todos los problemas tienen la misma solución. El paso anterior nos permitirá la elaboración del método de gestión preventiva más adecuado para lograr los objetivos que se marquen de una manera participativa. Es necesario que la reducción de la siniestralidad se considere un objetivo común en la empresa.
Aplicación de un plan de acción.– En función de los objetivos acordados se realizará un plan de prevención a corto y medio plazo. De una forma estructurada. Con una correcta planificación. No es necesario hacerlo todo inmediatamente. Se tratará de aplicar prioridades en función de los gastos a realizar.
Coste de la prevención.- Para hacer prevención se ha de gastar, eso es indudable. Se ha de consumir energía y a esa energía, ese coste que debe hacer el empresario, como cualquier otro coste de la empresa se le debe exigir una rentabilidad.
Logros a obtener.– En prevención son medibles los resultados de la energía aplicada. Tanto si se autogestiona como si se subcontrata o externaliza, deberemos exigir la demostración de resultados. Hacer prevención es rentable a corto, a medio y a largo plazo. Y es posible.

Medición de resultados:
Cumplimiento legal.– El primer objetivo será el cumplimiento de todas las normas que afecten a las condiciones de trabajo de la empresa y la salud de los trabajadores, sin los cuales no pudiera (¿o no debiera?) funcionar.
Reducción de costes.– Aunque no de una manera inmediata, sí debo constatar que la aplicación de esa energía genera en mi empresa una energía mayor, en forma de reducción de costes o de horas-hombre de absentismo.
Gestión de calidad.– La gestión empresarial debe contemplar las oportunidades y las amenazas. Integrar la prevención en la gestión global de la empresa, junto a los modelos de Medio Ambiente y Calidad, podrá hacer que algún día podamos entender la EXCELENCIA EMPRESARIAL.

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