Donde estés y a la hora que estés…

Con este gingle y una bella patinadora portando en su bandeja una de sus elegantes botellas, se anunciaba, no hace mucho más de una década, el aperitivo más famoso del mundo. Como sabemos, la esbelta fémina ha sido sustituida por un modelo masculino en lo que es uno de los ejemplos más evidentes del cambio de roles que ha sufrido nuestra sociedad. Dejemos las estrategias publicitarias al margen y centrémonos en el mensaje. En cualquier lugar y a la hora que quieras, algo equiparable a la posibilidad que introduce el entorno WAP en relación a Internet. Hasta el momento, los internautas debíamos esperar a conectar nuestro PC o portátil para acceder a la red. Con la aparición, y su esperada implementación, del nuevo estándar de comunicaciones WAP (Wireless Application Protocol) se hará realidad un viejo sueño: poder contactar con Internet con independencia de donde estemos… siempre que dispongamos de un PAD (un asistente personal digital, el móvil por ejemplo) que utilice la plataforma WAP.

¿Por qué desde el móvil?

La dependencia generada por el teléfono móvil no tiene ningún paralelismo con el resto de aportaciones de la tecnología a la vida cotidiana, ni por el tiempo empleado (hace poco más de un lustro todavía utilizábamos el vocablo inalámbrico para referirnos a él, y nos parecía algo propio de películas de espionaje), ni por su aceptación (en el caso español ya han superado en número a los fijos y están cerca de los veinte millones de unidades). El éxito de este ¿electrodoméstico?, ¿comunicador?, ¿monedero?, ¿repositorio de información?, ¿confidente?, ¿controlador? ha ido más allá, hasta convertirse en un fenómeno cultural. Y parece que a la e-mobil (en inglés) no vamos a llegar tarde; nuestro país cuenta con una tasa de penetración superior al cuarenta por ciento, quedando sólo a cierta distancia de los países nórdicos, dónde las condiciones climáticas y el desarrollo de las telecomunicaciones hacen tan popular el móvil como el bolígrafo o la calculadora. A modo de ejemplo baste decir que la tasa de penetración en las Baleares (76%), supera a la de Finlandia (66%) líder mundial en esta clasificación, y deja muy atrás a Islandia, Noruega (62%) y Suecia (57%). Existe otro indicador que refuerza la impresión de que España se incorporará a la economía del móvil como miembro destacado y de que el porcentaje de usuarios y consumidores no sólo no va a disminuir sino que aumentará de manera considerable. El 70% de jóvenes con edades comprendidas entre los 17 y los 24 años dispone de un teléfono móvil. Los futuros clientes van a crecer a la par que este singular dispositivo.

WAP, UMTS e Internet

Actualmente, con la red GSM ya es técnicamente posible la utilización de ciertos servicios prestados desde la red (mensajes, cotizaciones bursátiles, informes meteorológicos, etc). Sin embargo la estrechez de la actual banda, que implica lentitud y por lo tanto elevado coste, ha frenado su expansión. De hecho, WAP sólo es un entorno de aplicación que comprende un conjunto de protocolos de comunicación para dispositivos móviles diseñado para acceder a Internet. Permite navegar por la red a través del teléfono móvil, sin utilizar un módem. Hasta ahora era necesario modificar la infraestructura sobre la que descansa la telefonía móvil para que las imágenes –incluyendo videoconferencias–, la información gráfica de alta resolución, así como el texto pudieran recibirse en segundos y sin deficiencias de calidad. La llegada de UMTS (Universal Mobile Telecommunications System) permitirá integrar todas las bandas de comunicación, alcanzando velocidades de transmisión de 2 Mbps y hace, incluso, posible transmitir vídeo de alta calidad. Para que nos hagamos una idea, supone multiplicar por 225 la actual velocidad de los móviles de segunda generación (GSM); lo que hoy tardamos una hora en transmitir, sólo necesitará ¡dieciséis segundos¡ con UMTS. Las astronómicas cantidades pagadas en las subastas realizadas en el Reino Unido y Alemania nos muestran la confianza –calificada por algunos de excesiva– del sector en las posibilidades adicionales (comercio electrónico) que aportará la nueva tecnología.

Revolución permanente

Nos hallamos ante en escenario dinámico que está cambiando las reglas del juego. La transmisión de datos e información sustituye a la transformación de materias primas en la cadena de valor; el espacio deja de preocupar y el tiempo se mide en microsegundos. Dentro de unos (pocos) años cuando usted esté paseando por su ciudad recibirá un mensaje en su teléfono móvil de tercera generación (UMTS). Su zapatería preferida, aquélla de la que es cliente, y que está situada a unos pocos metros, le invita a acercarse a su interior anunciándole que ha recibido ese modelo de mocasines que tanto le gusta y además ¡en su número y color preferido¡ Sin duda alguna, Nueva Economía en estado puro: telefonía móvil, sofisticadas bases de datos (probablemente, datawarehouse) y la posibilidad de localizar físicamente el terminal (algo que va a ser posible a partir de ahora).
El procedimiento, aunque sofisticado, será muy sencillo de implementar; al efectuar una compra quedará registrado como cliente y sus datos, –que se pueden ampliar con formularios adicionales o campañas de telemárketing– pasan a engrosar los registros de la empresa. A partir de esta información, que puede complementarse con otros inputs externos –tendencias, históricos, nivel de ingresos, edad– y mediante la aplicación de software específico, obtendrán su perfil de cliente (productos, precio, etc.). Sólo cabe esperar a que se desplace a las inmediaciones (la capacidad para captar el terminal se circunscribe a unas decenas de metros), para que se dispare el mensaje y usted quede avisado y, por qué no decirlo, incitado a la compra. Incluso es posible cuadrar el círculo introduciendo un tercer elemento que patrocine el mensaje. Tal vez a la nueva cafetería le interesaría pagar el coste del mensaje –ínfimo, por otra parte– e invitar a un café a aquellos clientes que acepten la doble invitación. El encaje entre el comercio electrónico y el tradicional es posible, acallando las voces apocalípticas que auguran la desaparición del segundo o el fracaso del primero. El próximo verano, cuando esté disfrutando de un refresco en cualquier terraza recibirá una llamada (se habrá producido la localización física de su terminal). El mensaje, que podrá incluir imágenes, le recordará que están rebajadas las camisas de seda, justamente sus favoritas. Podrá acceder o no a la invitación, pero seguro que recordará este artículo.

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