El colapso urbanístico de Bezana

Entre los municipios del área de la bahía, Santa Cruz de Bezana es el que más interés despierta entre los promotores cántabros y no sólo por las promesas de desarrollo urbanístico que encierra, una vez agotado el suelo de otros ayuntamientos cercanos a Santander, sino porque buena parte de ellos esperan desde hace tiempo el desbloqueo de una situación que les ha paralizado proyectos que suman cerca de ocho mil viviendas.
Nada menos que veintidós planes parciales, impulsados por diecisiete promotoras, se encuentran pendientes de ejecución tras la anulación por el TSJC de las normas subsidiarias aprobadas en la anterior legislatura por la Corporación del PP. Una espera que si bien ha beneficiado indirectamente a las promotoras, revalorizando el suelo que habían adquirido, ha abocado a situaciones difíciles a las que habían apostado exclusivamente por esta localidad.
El actual alcalde, el socialista Carlos de la Torre, que gobierna con el apoyo de ADVI (Agrupación de Vecinos Independiente), ha elaborado un texto refundido en el que se corrigen los defectos señalados en la sentencia y que ahora está a la espera para ser remitido a la Comisión Regional de Urbanismo. Pero eso no ha servido para desatascar las licencias de construcción, porque sus socios de gobierno no parecen dispuestos a dar luz verde a un planeamiento que combatieron durante la campaña electoral y el PP, paradójicamente, no quiere respaldar la norma urbanística que en su día elaboró y aprobó.

40 millones de euros en juego

La parálisis urbanística de Bezana afecta económicamente a las promotoras pero, sobre todo, al propio Ayuntamiento. La ejecución de los planes parciales previstos iba a suponer para las arcas municipales unos ingresos por licencias y cesiones de suelo que pueden valorarse en unos 40 millones de euros. Una cantidad exorbitante para un Ayuntamiento cuyo presupuesto anual apenas supera los seis millones. Las posibilidades que abre ese dinero para el futuro desarrollo de Bezana es uno de los argumentos esgrimidos por su alcalde a la hora de solicitar el apoyo de la Corporación para salir del impasse urbanístico al que se ha visto abocado el municipio tras una serie de reveses judiciales.

Ganar tiempo

El primer aviso de que el ordenamiento de Bezana debía ser revisado llegó poco después de celebradas las últimas elecciones municipales. Al poco tiempo de tomar posesión como alcalde, tras veinticuatro años de gobierno ininterrumpido del PP, De la Torre se encontró con una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria que anulaba, por defectos de tramitación, las normas subsidiarias aprobadas por su antecesor y por la Comisión Regional de Urbanismo.
Acatar el fallo sin presentar recurso suponía paralizar durante todo el tiempo que durase su revisión, un urbanismo del que depende el presupuesto del Ayuntamiento. Por otro lado, los defectos detectados en la sentencia sólo afectaban a un 6% del Plan, ya que hacen referencia a la necesidad de adecuarlo a las exigencias del POL y a la Ley de Suelo en Soto de la Marina y Maoño.
Cualquiera de las alternativas era compleja, pero Carlos de la Torre optó por recurrir la sentencia para poder seguir otorgando licencias de construcción y mantener abierta esta vía de ingresos para el municipio. Aunque esta decisión ha sido criticada, De la Torre la justifica por el interés general y advierte que estas licencias se han concedido en zonas no afectadas por la sentencia: “Es más, otras no se han dado porque me parece que no debe ser ese el desarrollo de Bezana. Sencillamente, hemos concedido aquellas licencias que se ajustaban a nuestro programa y no entraban en esa zona de conflicto”.
Con ello ha podido ingresar cinco millones de euros, lo que permitirá un presupuesto de once millones de euros para el 2006. “Ya tengo los recursos suficientes para llevar a cabo mi programa de gobierno” –explica Carlos de la Torre–. “Lo que ahora hace falta es que se apruebe”.
Una vez obtenidos esos recursos –con los que se han acometido la construcción de una nueva casa consistorial, parques y obras de saneamiento–, y redactado el texto refundido que subsana los defectos de las normas subsidiarias, el alcalde de Bezana retiró el recurso. De esta forma, la sentencia se convirtió en firme, paralizando la posibilidad de conceder nuevas licencias de obra.
La dificultad radica ahora en convencer a sus socios de gobierno de que permitan el envío del nuevo texto a la Comisión Regional de Urbanismo, algo para lo que bastaría con su abstención. El hecho de que no se hayan recogido las alegaciones presentadas por los vecinos a las nuevas normas subsidiarias es una de las razones que ADVI invoca para negar su apoyo. La alcaldía lo justifica en razones de urgencia y apunta hacia el Plan General que ya se está redactando como el marco al que deben dirigirse esas alegaciones.

Contradicciones

Como las paradojas no faltan en todo este proceso, De la Torre se ha visto abocado a defender un planeamiento urbanístico de su antecesor, que hubo de criticar desde la oposición, aunque sin demasiado énfasis –aduce– debido a la poca información que les daba el anterior equipo de gobierno. Por su parte, el PP que elaboró las normas, ahora las rechaza. Esto ha llevado a De la Torre a asumir algunas contradicciones con el modelo de urbanismo que quisiera para Bezana, tal : “Es verdad que hay algún plan parcial que se excede en alturas, según nuestro criterio urbanístico”, reconoce. “Nosotros queremos un urbanismo en cuatro plantas y bajo cubierta, que sería compatible con el modelo actual”.

Un nuevo Plan General

Mientras intenta convencer a sus socios de gobierno, ya se han dado los pasos para elaborar el nuevo PGOU que vendrá a sustituir al vigente, de 1988. El avance podría estar listo a finales de este mes y aspira a ser el instrumento para dar el salto definitivo desde una concepción de ayuntamiento semirrural (la Bezana de hace 17 años) hasta la realidad urbana que es hoy. El Plan modificará las calificaciones de suelo en pueblos como Prezanes o Sancibrián, ya que sus mentores creen que mantener una reserva de suelo para usos agrícolas o ganaderos ha dejado de tener sentido, ante el abandono de esa actividad.
La otra novedad significativa será la dotación de suelo industrial, algo de lo que Santa Cruz de Bezana prácticamente carece. La excepcional ubicación de este municipio, al borde de la autovía Santander-Torrelavega y con ferrocarril de cercanías, lo ha convertido en objeto de deseo para numerosas empresas cuyas demandas de suelo para instalarse en él suman ya cerca de 300.000 m2. El alcalde de Bezana avanza la intención de crear unos 600.000 m2 de suelo industrial en paralelo a la autovía, y quiere que el propio Ayuntamiento tome parte activa en la puesta en pie de ese polígono: “Ese suelo –subraya– habría que obtenerlo mediante las cesiones que obtiene el Ayuntamiento”, una razón más para activar la puesta en marcha de la explosión urbanística que va a producirse en Santa Cruz de Bezana y que conllevaría duplicar en pocos años su actual población, de 10.800 habitantes.

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