La aventura americana de dos empresas cántabras de excavaciones

Las empresas de excavación se ven obligadas a buscar en otras comunidades el trabajo que no encuentran en Cantabria, pero eso no es fácil. Para las que lo consiguen es la forma de lograr la supervivencia. Lo que nadie esperaba es que dos excavadores se atrevieran a ir hasta Centroamérica en busca de contratos, como han hecho Excavaciones Gaby y HTR (Hermanos de la Torre Roiz). Juntos han creado una empresa en el continente americano y su primer trabajo allí va a ser la ejecución de una obra pública de gran envergadura, una carretera de 40 kilómetros por la que se accederá a una gran central hidroeléctrica. Un ejemplo más de que el saber hacer se ha convertido en uno de los bienes exportables más preciados con que cuenta nuestro país.
El movimiento de tierras lo han subcontratado con empresas locales pero desde Cantabria han desplazado a un ingeniero para la dirección de obra y no descartan que, cuando la ejecución esté más avanzada, sea necesario trasladar allí más personal.
El contrato es de 5,6 millones de dólares, una cantidad que explica el interés que han puesto ambas empresas excavadoras en dar el salto a un continente que encierra enormes posibilidades para profesionales que no encuentran oportunidades de trabajo en su propio país.

Otros potenciales negocios

Tener un pie sobre el territorio, con una empresa registrada y el conocimiento del medio que irán adquiriendo, puede acabar creando otras oportunidades de negocio. De momento, ya cuentan con el ofrecimiento del embajador español en aquel país de ponerles en contacto con el organismo que va a gestionar una inversión de cien millones de dólares, aportados por la Unión Europea y el Banco de Desarrollo Americano, para la realización de pequeñas obras de saneamiento.
Es en estas infraestructuras básicas donde las empresas españolas tienen más oportunidades. Pueden aprovechar, además, el acuerdo de libre mercado entre Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y San Salvador, que facilita la operatividad en los cinco países de las empresa radicadas en cualquiera de ellos.
La obra pública no es el único sector en el que puede haber oportunidades de negocio. La importación de maquinaria o de recambios es otro nicho de mercado que estos dos excavadores cántabros van a explorar. “Son países por desarrollar” –señala Angel de la Torre– “y la sorpresa es que no son lo que se cuenta. No hemos tenido ningún problema en encontrar empresas con las que subcontratar, capaces de hacer el trabajo bien hecho, y los trámites administrativos se han resuelto con rapidez”.

El contraste con la realidad española

Otra circunstancia que les ha llamado la atención es la accesibilidad de los altos cargos de los que depende la ejecución de los proyectos, algo impensable en España.
Pero el mayor contraste es el que ofrece un país que ya ha desarrollado sus infraestructuras, como el nuestro, y se ve incapaz de ofrecer alternativas a las empresas de obras públicas, con el potencial que encierra aquella zona del mundo.
A pesar de esta circunstancia, las dos empresas españolas han conservado la plantilla que tenían en 2007, algo sorprendente en su sector. Quizá porque mucho antes de que estallase la crisis ya se habían abierto paso en las comunidades limítrofes, buscando fuera de Cantabria la carga de trabajo que aquí no siempre encontraban. Fruto de ese esfuerzo ha sido el contrato, a través de la UTE Nansa, para hacer el movimiento de tierras en el tramo Unquera-Llanes, que completará la Autovía del Cantábrico a su paso por Asturias.
La clave para su supervivencia no solo ha radicado en su capacidad para competir fuera de Cantabria sino también en la diversificación de su clientela, hasta el punto de que, en el caso de Excavaciones Gaby, de los 60 millones de euros facturados en los diez últimos años, apenas el dos por ciento procede de obras licitadas por la Administración regional.
La trayectoria de HTR es muy similar, y su ámbito de trabajo se centra, desde hace tiempo, en el País Vasco.
Ambas empresas, creadas hace 25 años, suman unos 55 trabajadores y vienen colaborando desde 2007 en la ejecución de obras muy diversas, como las realizadas para una comunidad de regantes de La Rioja, los movimientos de tierras de la Y vasca de la Alta Velocidad o la construcción de una subestación eléctrica en Asturias.
Esta operativa exterior ha provocado que recientemente, el Ayuntamiento de Vitoria les haya hecho una oferta de suelo al precio simbólico de un euro para animarles a que radiquen allí sus empresas.
Tanto las operaciones en Centroamérica como las contratas en otras provincias son ejemplos de lo pequeño que es Cantabria como terreno de juego para nuestras empresas, que han de buscar nuevos horizontes para sobrevivir.

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