El seguro tampoco se salva ya de la crisis

El seguro ha sido uno de los pocos sectores que se habían mostrado capaces de asumir el impacto de la destrucción del tejido empresarial y el deterioro de las rentas familiares. Incluso continuaba creciendo. Pero también ha acabado por resentirse de la extrema gravedad de nuestra economía y, tras varios años en positivo, el volumen de primas se contrajo el pasado año por primera vez. En total fueron 57.381 millones de euros lo facturado por las aseguradoras, un 5,3% menos que en 2011. De esa cantidad poco más de un 1% corresponde al mercado cántabro.
La guerra de precios, acentuada por la irrupción de los rastreadores de internet, que permiten comparaciones muy rápidas, y los seguros low cost, unido a la necesidad de los clientes de abaratar sus pólizas para aliviar su economía, están tirando a la baja de la facturación de las aseguradoras y de los profesionales de la intermediación.
Si atendemos a la contratación por ramos, el seguro continúa mostrando una llamativa solidez en los productos de vida, que crecieron en un 1,5%, alcanzado los 156.000 millones de euros. Por el contrario, los ramos de no vida se contrajeron en un 1,9% e ingresan 31.119 millones.
Las pólizas que mejor han aguantado han sido las de salud, decesos, asistencia en viajes y las ya mencionadas de vida, tanto en las modalidades de riesgo como de ahorro. En cambio, la crisis se deja notar en las de comercio, responsabilidad civil, automóviles y accidentes Individuales.

El seguro del automóvil a la baja

El seguro de automóvil facturó casi un 6% menos, en parte por haberse convertido en el protagonista de las ofertas de precios más agresivas que se realizan en los canales on line. Además, la menor utilización de los vehículos como consecuencia de la crisis (el consumo de hidrocarburos para automoción ha caído más de un 15% en los últimos cinco años) ha reducido el número de accidentes leves, lo que comúnmente se conoce como golpes de chapa.
En España el pasado año se produjeron cerca de 1,8 millones de accidentes leves –29.043 de ellos en Cantabria–, un 6,9% menos que en 2011. Esto ha permitido a las compañías ajustar a la baja la prima técnica, es decir, la que fijan para asegurar estadísticamente la cobertura económica de un siniestro. Y la competencia ha provocado que también se haya reducido la prima comercial.
Las estadísticas reflejan un descenso de la siniestralidad y desvelan muchas circunstancias más o menos relevantes, como que mayo es el mes del año en que más accidentes se registran; que los viernes son los días donde es más probable sufrir un accidente y que cada 18 segundos hay un siniestro en algún punto de España.
Este ajuste de las primas hace que las compañías de seguros comiencen a plantearse con preocupación lo que ocurrirá cuando, una vez superada la crisis, se normalice el uso del automóvil, repunte la cifra de accidentes y sea necesario reajustar significativamente las tarifas.

Salud y Multirriesgo

El crecimiento de la recaudación en el ramo de salud (un 3% más que en 2011) también resulta significativo. Sobre todo teniendo en cuenta que una parte importante de este mercado está ligada al aseguramiento de colectivos de trabajadores y el ámbito de la negociación colectiva no pasa por su mejor momento. Quizá las incertidumbres arrojadas sobre el futuro del sistema público de salud y el deterioro que ya puede haber sufrido como consecuencia de los recortes en sanidad puedan explicar el alza de esta modalidad de seguro en plena crisis.
También sigue creciendo el multirriesgo de hogar, un seguro cada vez más apreciado por los consumidores y que ha evolucionado hacia coberturas cada vez más novedosas. En el pasado ejercicio el volumen de primas aumentó en un 2,6%, y el de comunidades en un 2,5%, a pesar de que los márgenes de las compañías para rebajar los precios en este ramo son muy escasos, porque ha subido significativamente la siniestralidad. La razón puede encontrarse entre las consecuencias indirectas de la crisis, ya que el asegurado ha caído en la cuenta de que su póliza cubre muchos supuestos en los que antes no reparaba, y se han disparado las reclamaciones por accidentes en el hogar.
Peor suerte han corrido los seguros multirriesgo ligados a la actividad económica, ya sea en comercios (–3,6) o en industrias (–3,8), que inevitablemente se resienten de la desaparición de empresas.
En el resto de ramos, las caídas más espectaculares han correspondido a los seguros vinculados a la construcción, tanto el decenal (–61,9%) como el todoriesgo (–32,4). Le siguen en este ranking de retrocesos los de caución (–16,5%) y todos aquellos que vinculados a las necesidades de la industria o enfocados al mundo empresarial. Por ejemplo, el aseguramiento contra incendios en instalaciones industriales, que en un año ha caído un 14%; el seguro de transportes baja un 5,3% y el de daños a bienes (averías de maquinaria o robo) si no desciende más de un 2,2%, es por el fuerte repunte del seguro contra daños a equipos electrónicos.
Los efectos de la crisis también tiene su reflejo en el auge de seguros muy específicos. Así, el temor de los propietarios de viviendas a que los inquilinos dejen de pagar el alquiler ha impulsado la contratación de seguros por impago. Las compañías han diseñado nuevos productos que garantizan el cobro de esas rentas durante el tiempo que se precise para tramitar el desahucio por morosidad. Incluso ofrecen cobertura para los desperfectos que hayan podido causar los inquilinos.

Estrategias de mercado

Aunque el seguro siga mostrando, en líneas generales, una llamativa solidez, en comparación con otros sectores, la menor facturación ha obligado a las aseguradoras y a los profesionales de la mediación a buscar respuestas a un escenario adverso, dominado por la guerra de precios. “Frente a los que prefieren la estabilidad, porque conocen a la compañía, hay clientes que nos piden que les busquemos precios más baratos”, señala el presidente de la Asociación de Corredores de Seguros de Cantabria, José Manuel García-Maestro. “Y siempre encontrarás a alguien que te lo puede dar más barato”, reconoce. En cualquier caso, en ese proceso de búsqueda, la intermediación de estos profesionales es una garantía de que el asegurado encontrará la cobertura que le conviene.
También las compañías han debido adaptarse a la nueva realidad del mercado. “Cada compañía –explica Gema García, directora de FIATC en Cantabria–, aplica su propia estrategia, unas más agresivas que otras”.
Su firma está desarrollando nuevos productos para atender las necesidades que van surgiendo. Entre ellas, Gema García cita un seguro de asistencia en viaje especial para que las empresas den cobertura a las incidencias que puedan sobrevenirle a uno de sus empleados durante un desplazamiento laboral al extranjero. “Prevemos que será una modalidad de seguro que tendrá un desarrollo importante pues cada vez hay más empresas que salen a trabajar fuera”, indica.
La cercanía y la mejora del servicio al cliente, para lograr que no valore únicamente el precio son otras pautas que están siguiendo tanto las aseguradoras como los mediadores.
Pero más allá de su actividad tradicional, los corredores de seguros se disponen a explorar otras posibilidades de negocio, como la intermediación en productos financieros. FECOR, la Federación que les agrupa ha seleccionado ya a tres entidades financieras extranjeras interesadas en introducirse en España utilizándoles como canales de distribución de sus productos.
Los corredores de comercio que estén interesados ampliarán de esta forma su campo de actividad a las hipotecas, créditos y fondos de inversión. Una especie de contraataque tras la entrada de la Banca en el sector seguros.

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