Las grandes fortunas de Cantabria

No solo Forbes hace un ranking de ricos. El diario El Mundo ha decidido hacer el suyo propio, pero referido a España, y entre las doscientas mayores fortunas del país solo encuentra cuatro en Cantabria: Jaime Botín, los herederos de Emilio Botín, los Alvarez Ribalaygua y los Pérez Maura. No obstante, hay otros empresarios muy cercanos, como el riojano Félix Revuelta, primer accionista de Sniace, la familia Pascual-Gómez Cuétara, José Miguel Villar Mir y Françesc Rubiralta, propietario de GSW.
No es fácil hacer una estimación de las fortunas y menos cuando el patrimonio está invertido en sociedades no cotizadas, pero El Mundo se ha atrevido, separando eso sí, las que están vinculadas a sociedades cotizadas en Bolsa, como la de Amancio Ortega, y las restantes, ya estén formadas por bienes raíces o por compañías familiares.
En el primer grupo, el encabezado por el fundador de Zara, con 59.000 millones largos, figura la familia Botín, que hace tiempo que dejó de representar el primer patrimonio del país, por la evolución de las acciones del Santander y por el surgimiento de otros magnates vinculados al ladrillo, ya desaparecidos, y a la moda (Ortega, Andic), los supermercados (Roig) o los ejecutivos que Aznar puso al frente de las empresas que privatizó (González, Alierta…).
Los hijos de Emilio Botín caen al noveno puesto en el ranking de las fortunas españolas invertidas en Bolsa, con un patrimonio en acciones del Banco de 1.555 millones de euros. Su tío, Jaime Botín, ex presidente de Bankinter, ocupa el undécimo puesto, con 1.385 millones.
Jaime Botín posee un 22,8% de Bankinter, donde sus hijos Marcelino, diseñador de veleros de alta competición, y Alfonso defienden los intereses familiares. Lucrecia, otra de sus hijas, es dueña de la productora Morena Films
Entre las fortunas privadas no cotizadas se encuentra la familia Álvarez Ribalaygua. Los hijos del recientemente fallecido Armando Álvarez son propietarios de una docena larga de fábricas de plásticos en España y Estados Unidos, además de una importante división de maderas y del grupo hotelero Sardinero (los hoteles Bahía, Sardinero y Hoyuela), cuyo patrimonio es estimado por El Mundo entre 500 y 600 millones de euros.
El asturiano Armando Álvarez, fallecido en 2015, se asentó en Torrelavega y creó todo todo un imperio en el sector del plástico, uno de los mayores de Europa en el campo del polietileno. Sus seis hijos heredaron un grupo que mueve 700 millones, gestiona 14 fábricas –entre ellas Aspla–, exporta a 80 países de todos los continentes y emplea a 1.700 personas.
Algo más atrás está la exdiputada cántabra por el PP Elena García-Botín y sus hijos (los hermanos Pérez Maura García-Botín), vinculados al negocio naviero, de los que se estima una fortuna de entre 300 y 350 millones de euros.
El pasado año, su Naviera Pérez y Cía vendió a la danesa Maersk, la mayor compañía de contenedores del mundo, el 60,5% del Grup Maritim TCB, el principal operador portuario de capital español, con sede en Barcelona y concesiones en once puertos españoles, Turquía, Colombia, México y Brasil. La adquisición se valoró en unos 865 millones de euros, deuda incluida.
Pérez y Cía se fundó en 1853, creció vinculada a la Compañía Trasatlántica y en la segunda mitad del siglo XX conoció un fuerte impulso de la mano de Jaime Pérez-Maura Herrera, marido de Elena García Botín, que falleció en 1994. La viuda, y sobrina del fallecido Emilio Botín, quedó al frente de la compañía, donde recientemente la ha relevado su hijo Ángel, bisnieto del político conservador Antonio Maura, que fue cinco veces presidente el Gobierno con el rey Alfonso XIII.
La relación de El Mundo demuestra que, cada vez, más, las fortunas se concentran en unas pocas regiones: Madrid, Cataluña y el País Vasco. En cambio, hay comunidades enteras, como Extremadura, donde no se registra ni una sola. En el caso de Cantabria su peso en la estadística es, más o menos, el que le corresponde por población, si bien es cierto que casi todos los magnates cántabros qua aparecen viven más tiempo en Madrid que en Cantabria y los lazos tienden a ser cada vez menores.
Hay otros empresarios que figuran en la lista que, no siendo cántabros, tienen mucha relación con la comunidad autónoma, como los hermanos burgaleses Pascual-Gómez Cuétara, de madre cántabra y santanderinos de nacimiento, que heredaron de su padre un gran imperio lácteo valorado a día de hoy entre 300 y 350 millones de euros, o el empresario riojano Félix Revuelta (137 millones de euros), fundador de Naturhouse y primer accionista de Sniace, que ahora anda comprometido en la puesta en marcha de la factoría.
Otro empresario vinculado a Cantabria es Juan Miguel Villar Mir, propietario de Ferroatlántica (fusionada en una multinacional llamada Ferroglobe) y de la constructora OHL, que figura como la sexta mayor fortuna no cotizada del país, con una estimación de entre 2.600 y 3.300 millones de euros.
También aparece en la lista Françesc Rubiralta, presidente de Celsa (la compañía propietaria de GSW) y Barna Steel, con la fortuna no cotizada número 82 del país. Un joven que tiene ante sí una tarea hercúlea en unos tiempos poco propicios para el negocio acerístico: a pesar de ser uno de los mayores grupos de Europa y de facturar 3.900 millones de euros tiene un endeudamiento de 2.700 que se ha visto obligado a refinanciar.

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