Una nueva generación de ‘cocheros’

Los mil coches que se reúnen en torno al estadio del El Sardinero en un día de partido saturan todos los alredores pero serían insignificantes dentro del ‘Thermopylae’ donde caben 8.000. El buque de la nueva serie que ha encargado la compañía Wallenius Wilhelmsen puede transportar todos los que se vendieron en Cantabria el año pasado, lo que supone que sus bodegas albergan un tesoro, quizá más valioso que el que transportaban los barcos de las Indias.
El de Santander ha sido el único puerto español que ha tocado en su viaje inaugural el ‘Thermopylae’, el primero de la serie de buques post-Panamax Hero (alta eficiencia ro-ro) con los que la naviera sueco-noruega está modernizando su flota. Después de salir de un astillero coreano y ponerse al servicio de su armadora, el ‘Thermopylae’ va a bordear el cabo de Buena Esperanza camino de Australia para ir luego hasta Japón y regresar al norte de Europa a través del Canal de Suez. Un largo periplo para el que no tendrá ruta alternativa hasta que no esté concluida la ampliación del Canal de Panamá, porque este buque pertenece a la clase post-Panamax, cuyas dimensiones superan los límites del histórico canal centroamericano.
Ya desde los años 70 del pasado siglo, la industria naval comenzó comenzó a construir barcos que superaban las dimensiones de la vía interoceánica, pero fue a partir de mediados de los noventa cuando se estimó que las ventajas económicas que reportaba el aumento de la capacidad de carga podían llegar a superar los gastos que comportaba el muy sensible alargamiento de la travesía por no poder utilizar el Canal de Panamá.
Fue la naviera APL (American President Lines), especializada en el tráfico de contenedores, la que puso los cimientos para la creación de la nueva nave post-Panamax y fue la necesidad de recuperar ese tráfico lo que impulsó al estado panameño a iniciar las obras de ampliación del Canal, que ejecuta, entre interrupciones y desacuerdos con el Gobierno, la constructora española Sacyr. Siete años después del comienzo de los trabajos, parece que la ampliación del Canal de Panamá estará por fin concluida en diciembre.

Un diseño más eficiente

El ‘Thermopylae’ no puede transitar por el actual Canal porque su manga, 36,5 metros, supera la anchura que tiene en sus puntos más estrechos, pero sí por calado, porque el transporte de coches requiere barcos muy voluminosos pero la carga no es pesada. De hecho, los 13 metros de calado del espigón central de Raos son suficientes para estos buques, que sólo tendrán que esperar unos meses para poder transitar por el nuevo Canal, ya que tras la obra ampliará la manga máxima a 44 metros.
La eslora del nuevo buque es de 200 metros y en su interior cuenta con cinco cubiertas elevables, lo que permite adaptarlas a la altura de las cargas y aprovechar mejor el espacio. Esa estructura interior configurable hace que el ‘Thermopylae’ disponga de una superficie de 66.000 metros cuadrados, en la que caben unos 8.000 vehículos, encajados con la maestría que demuestran los estibadores para aprovechar al máximo el interior si provocar deterioros en estas maniobras de embarque y desembarque que, a pesar del mínimo espacio que hay entre coche y coche, se realizan con una sorprendente rapidez y sin un rasguño para los vehículos.
Colaboran en esa agilidad los doce metros de anchura de la rampa del barco, que facilitan las maniobras de los vehículos desde las campas hasta el interior.
Este nuevo modelo de buque cochero también aporta mejoras ambientales. Esta dotado de un catalizador de gases (scrubber) que reduce hasta los límites admitidos por la normativa europea –más restrictiva aún desde enero– emisiones como las de dióxido de azufre, que se produce por la combustión de fuel oil pesado, del que cada día consume 65 toneladas si navega a su velocidad máxima (19,5 nudos). Un consumo que baja hasta las 30 toneladas cuando se mueve a lo que se conoce como ‘velocidad económica’, unos 14,5 nudos.
El ‘Thermopylae’ también cuenta con un sistema de tratamiento del agua de lastre. El que se toma en un puerto se purifica antes de ser descargada en otro, evitando el riesgo de contaminaciones y el traslado de componentes biológicos.
Las ventajas permiten augurar que ha nacido una nueva generación de gigantes cocheros. Por lo pronto, Wallenius Wilhelmsen ha encargado otros cuatro similares.

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