La formación alternativa

El modelo clásico de educación que hasta ahora existía en España ha pasado a mejor vida como consecuencia de una nueva oferta abierta de enseñanza que poco tiene que ver con el rigor academicista anterior y que está influyendo, incluso, sobre la universidad pública.
La masificación del sistema educativo español propició la aparición de las primeras universidades privadas que comenzaron a lucrarse con un buen pellizco de los estudiantes que no conseguían plaza en las públicas. Si bien al principio esa fue su esencia, el tiempo ha ido demostrando que su éxito no estaba sólo determinado por la sobredemanda de las universidades tradicionales. La introducción en el férreo modelo educativo español de una cara más vinculada al mercado laboral ha conseguido, en pocos años, abrir frentes insospechados.
Las Escuelas de Negocios y Universidades privadas surgieron al calor de la masificación de la enseñanza pública pero han sobrevivido y se han multiplicado debido a la necesidad de una creciente readaptación de las disciplinas académicas de cara al cambiante mercado laboral.

Dura competencia

Frente a la excesiva carga teórica y los dilatados planes de estudios que resultaban necesarios para obtener un título, los centros privados han optado por ofrecer formatos más livianos en el tiempo basados en una educación más plural, en la que se da mucha importancia al conocimiento de los idiomas y de las nuevas tecnologías, y, sobre todo, más breves. Esta situación da pie a todo un abanico de posibilidades inventariados en master, cursos de especialización, posgrados, escuelas de oficios y preparación para todo tipo de nuevas profesiones, muchas veces inexistentes en el catálogo oficial de los centros públicos.
La realidad del mercado laboral también ha cambiado. Si hasta hace unos años una diplomatura o licenciatura tenía un enorme valor por sí sola, actualmente tiene que venir acompañada por otra serie de méritos, conocimientos y, sobre todo, por el ejercicio práctico de la profesión. Esta situación ha provocado una dura competencia entre las propios centros de formación para ofrecer un catálogo atractivo a los licenciados que mejoren sus expectativas profesionales, muchos de ellos con el gancho de la garantía de obtener un empleo al graduarse.
El empuje de estas ofertas educativas alternativas es tal que ni siquiera las universidades públicas han podido evitar rendirse al tercer ciclo académico o a sistemas de formación mucho más flexibles, como los créditos. Hoy en día todos los centros públicos completan su oferta con master, cursos de especialización y enseñanzas de postgrado: han descubierto un filón para fidelizar alumnos –un bien que en aras de los movimientos natalicios comienza a ser escaso– una vez que ya se han licenciado. El auge de la demanda de estudios de postgrado es evidente, y la Universidad de Cantabria, por ejemplo, este año alcanzará las tres mil matriculaciones en este campo.

Escasez de alumnos

Pero lo cierto es que tanto los centros de formación público como privado se enfrentan a una circunstancia que condicionará su existencia durante los próximos años. La llegada a la formación superior de generaciones menos numerosas que sus predecesoras reduce notablemente la clientela potencial en relación a épocas pasadas. Esta situación recrudecerá aún más si cabe la competencia en el sector por conseguir alumnos.
La singularidad de los centros privados de formación radica en que no solo se dirigen como hasta ahora venía siendo habitual al colectivo de estudiantes. Una parte muy significativa del negocio se orienta a la captación de quienes ya están inmersos en el mercado laboral y quieren obtener un título del que carecen o los profesionales que quieren reciclarse o mejorar sus expectativas laborales mediante un empuje formativo añadido.
Una circunstancia que ha hecho prosperar formatos más personalizados adecuados a sus necesidades de tiempo y disponibilidad. Muchas escuelas de negocios, universidades privadas y academias de estudio adaptan sus programas a la comodidad del ejecutivo por ejemplo, con programas a medida.
La repesca de profesionales en activo abre las puertas de un mercado importante para el sector. De hecho, las universidades públicas, reacias en principio a estas prácticas, han flexibilizado sustancialmente las condiciones de acceso a sus enseñanzas de tercer grado para empezar a competir con la iniciativa privada en la batalla de captar alumnos. En la Universidad de Cantabria, por ejemplo, se permite matricularse en asignaturas sueltas de cualquier carrera a los ya licenciados, con independencia de los estudios que hayan cursado, una modalidad que funciona desde el año pasado bajo la denominación de matrícula complementaria y que ilustra a la perfección la competencia desatada en el sector de la enseñanza por captar alumnos.

La oferta alternativa

Los master se introdujeron en España hace algunos años y en los últimos tiempos se han convertido en un instrumento necesario para distinguirse profesionalmente, en una imprescindible prolongación de la vida académica. En España se imparten centenares de ellos, la mayoría dedicados al mundo de los negocios, finanzas y administración de empresas. Dentro de ellos, los denominados MBA (Master in Business Administration) son los más solicitados y el mercado ofrece actualmente cerca de un centenar. Estos masters forman profesionales de alta dirección altamente cualificados.
Un master impulsa la carrera profesional de un licenciado y le faculta para acceder a un empleo mejor remunerado. El gancho de muchas de las escuelas que ofrecen esta formación consiste en asegurar empleo nada más acabarlo, de ahí que muchas veces compense pagar los elevados precios que exige su matrícula, con precios que oscilan entre el millón y los 2.850.000 pesetas que cuesta el MBA del IESE, el master por excelencia en España y el de mayor prestigio. El acceso a este título, que se imparte en Barcelona pero depende de la Universidad de Navarra, conlleva un proceso de selección extremadamente riguroso y sólo cursar la solicitud de inscripción exige un desembolso de diez mil pesetas. Después de dos años de durísimo trabajo, sus graduados obtienen, estadísticamente, los salarios más elevados del mercado español. Si el sueldo medio de un MBA alcanza los 5,75 millones brutos anuales, los graduados del IESE perciben 9,5 millones al año en España y 13,6 en el extranjero.
El IESE es una de las siete mejores escuelas de negocio del mundo –en la misma escala que las de Harvard, Stanford y London Business School– pero en España hay casi cien MBA diferentes entre los que destacan también los impartidos por el Instituto de Empresa y ESADE.
Al margen de los MBA, centrados exclusivamente en el campo de la dirección y administración de empresas, han ido apareciendo centenares de masters especializados en las más diversas disciplinas (calidad, prevención de riesgos laborales, medio ambiente, recursos humanos, derecho, etc.), cursos superiores y programas de especialización. Todos ellos se han abierto hueco y han contribuir a diversificar notablemente el panorama formativo español.
La variedad ha llegado al punto que en más de una treintena de centros de todo el país ya se admite que sean las empresas las que determinen algunos de los cursos de formación, en función de sus necesidades.
La fiebre de la preparación laboral no se restringe exclusivamente a los licenciados universitarios y a los directivos en activo. A su alrededor se ha creado toda un sector de enseñanza complementaria que se ha convertido en fundamental para enriquecer el curriculum: cursos sobre nuevas tecnologías, informática a todos los niveles y los hoy en día imprescindibles conocimientos de idiomas. Enseñanzas que cubren toda una variedad de gama de centros de formación que ponen al servicio de los alumnos todos los adelantos tecnológicos y sistemas pedagógicos personalizados para acelerar el proceso de aprendizaje.

Suscríbete a Cantabria Económica
Ver más

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Botón volver arriba
Escucha ahora