Turistas a remojo

El balance oficial de la campaña, que se hará público a mediados de septiembre sólo podrá reconocer lo que para el sector es evidente. A pesar de que Cantabria vive del turismo nacional, que se ha comportado mucho mejor que el extranjero, los campings han tenido unos resultados muy malos, y los hoteles, bares y restaurantes de playa van a desear olvidar este verano. La situación ha sido menos desfavorable para los establecimientos urbanos y en los de interior es posible que hayan conseguido igualar los resultados del año precedente, ya que parece que, a falta de sol y playas, los turistas han optado por las excursiones.
Los hosteleros tenían cierta confianza en poder superar este año el techo marcado en 1999. En el 2000, cuando el presidente regional llegó a augurar que se podría alcanzar un aumento del 40% como resultado de la confluencia del Año Jubilar Lebaniego y de la apertura de la réplica de las Cuevas de Altamira, la llegada de visitantes se estancó, si bien es cierto que la réplica no llegó a finalizarse hasta el 2001. Pero tampoco ese año se pudieron superar las cifras de ocupación del 99. Es cierto que los visitantes crecieron un 3,5%, pero las plazas hoteleras en ese año habían aumentado un 4,9%, por lo que se produce un reparto a la baja entre los establecimientos, que posiblemente durará mientras se mantenga la fiebre de aperturas. Eso no ha impedido que los hoteleros de la región hayan subido los precios un 4,8% durante el último año, el doble de la media nacional.

Ni la Cutty Sark hizo colgar el “completo’

Ni siquiera la Cutty Sark llegó a colgar el cartel de completo que otros años era habitual en la primera semana de agosto sin ayuda de especiales acontecimientos. A pesar de la importante afluencia de visitantes que tuvo la regata, de los cinco días que permaneció en la capital sólo el sábado 3 de agosto fue imposible encontrar habitaciones libres en la ciudad, lo que indica que la mayor parte de quienes acudieron a los muelles procedían de la región o eran visitantes de jornada.
Tampoco ha tenido el tirón esperado la réplica de Altamira si se tiene en cuenta que los hosteleros de la villa aseguran que éste ha sido su peor verano de los últimos quince años.
La Consejería de Cultura y Turismo prefiere ver las cosas por su lado más amable y ha puesto de relieve que el número de visitantes creció en julio un 4%, lo que no fue suficiente, sin embargo, para hacer frente al fuerte incremento de la oferta hotelera y a la mayor brevedad de las estancias a causa del mal tiempo. Así se puede entender que se produjese una caída de la ocupación de un punto (del 54,9% del año anterior al 53,8%). Como consuelo se puede señalar que el descenso nacional fue del 5,4%, pero aún con eso, la ocupación hotelera media del país en julio fue del 65,3% y en Cantabria sobró una plaza de cada dos.

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