Toda una industria al servicio del cuerpo

En una cultura dominada por la imagen y su capacidad de seducción o sugerencia, el aspecto del cuerpo se ha convertido en una de las más importantes señas de identidad y el cuidado de la imagen personal se ha afirmado como una necesidad inexcusable. Nunca como hasta ahora el aspecto corporal había importado tanto y en torno a esta exigencia estética se ha articulado una industria de la salud y de la belleza que cobra día a día mayor importancia.
Desde los tradicionales centros cosméticos hasta las clínicas de cirugía estética, pasando por el auge de los gimnasios más sofisticados, un amplio abanico de posibilidades se abre tanto para quienes simplemente persiguen mejorar su apariencia o su condición física, como para quienes buscan librarse de viejos complejos eliminando de raíz el problema.
Según las estimación llevada a cabo por la Asociación Española de Cirugía Estética, los españoles gastaron el pasado año unos 900 millones de euros (150.000 millones de pesetas) en 300.000 actuaciones médicas dedicadas a mejorar su imagen. Y el mercado de la cirugía estética continúa en alza, con un crecimiento anual cercano al 15%.

Nuevas tendencias en medicina estética

En los últimos años se han producido importantes avances en la consecución de tratamientos cuya aplicación contribuye a mejorar la calidad de vida de muchas personas. El auge del culto al cuerpo ha favorecido la proliferación de centros de tratamiento estético en los que se alternan técnicas naturópatas (reflexología, drenaje linfático, herbalismo, homeopatía, iridología, terapia floral, kinesiología y aromaterapia) con nuevos tratamientos científicos basados en el uso del láser de baja intensidad, el oxígeno o la hidroterapia.
En el ámbito de la cirugía estética, las intervenciones más solicitadas son la liposucción y el implante de prótesis mamarias, donde el gel de silicona ha recuperado el protagonismo perdido años atrás tras demostrarse que no existía ninguna conexión entre su uso en los implantes y las enfermedades que se le achacaban, como la polimialgia o la artritis reumatoide.
En el último Congreso Europeo de Medicina Estética se han puesto de relieve las técnicas y tendencias con mayor proyección de futuro. Así, por ejemplo, la liposucción será de pequeñas cantidades, en busca de la perfilación y más superficial (lipoescultura); se mantendrá la tendencia a utilizar implantes autólogos de grasa propia para rellenos temporales, así como a la aplicación de láseres y técnicas quirúrgicas poco agresivas para el rejuvenecimiento facial; se han presentado nuevas aplicaciones de la toxina botulínica (botox) –muy eficaz en la eliminación de las arrugas de la frente y de las patas de gallo– para la corrección de diversos problemas estéticos, así como la nueva tendencia hacia peelings químicos de liberación retardada y con mínimos riesgos.
Los microinjertos de pelo siguen siendo el tratamiento más eficaz para la alopecia masculina y se ha reforzado la valoración del papel que juega la medicina estética en ayudar a envejecer en mejores condiciones a través de una buena alimentación, del uso de complementos nutricionales, del ejercicio regular y del aporte de las hormonas que disminuyen con la edad, como los estrógenos, los andrógenos (testosterona y DHEA), la melatonina y la hormona del crecimiento.
Minimizar los riesgos
Aunque goza de una amplia aceptación social, y de un riguroso respaldo científico, la medicina estética es una práctica médica aún no reconocida como especialidad. En este sentido se encuentra en la misma situación que otras especialidades médicas no reconocidas, como la cirugía estética –aunque la cirugía plástica sí es una especialidad MIR–, la acupuntura, la homeopatía y la medicina naturista.
La Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) ha alertado sobre los riesgos de intrusismo, facilitados por la falta de regulación del sector, y sobre la posibilidad de que en determinados gabinetes de estética se estén realizando tratamientos médico-estéticos sin la colaboración de ningún licenciado en medicina.
Desde esta asociación se señala también la necesidad de que en los centros de medicina estética se cumplan las exigencias de las autoridades sanitarias en materia de instalaciones médicas. Aunque la mayor parte de los tratamientos que se aplican en estos centros no requieren anestesia, o se hacen simplemente con anestesia local, se aconseja a sus afiliados que cuenten en sus clínicas con un equipo médico de reanimación para responder ante cualquier emergencia.
La SEME califica de ilógica la imagen de enfrentamiento que a veces se intenta transmitir entre cirujanos plásticos y médicos que se dedican a la estética y subraya su voluntad de colaborar con los cirujanos plásticos para mejorar la seguridad y la eficacia de las intervenciones en el ámbito, cada vez más importante, de los tratamientos estéticos.

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